Para el lunes 13 de noviembre el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas pretende, en lo que es un hecho inédito, celebrar una reunión bajo la «Fórmula Arria» [consultas informales] para discutir la trágica crisis venezolana. El mecanismo lleva en su título el apellido de quien quizá es el diplomático y hombre internacional venezolano más relevante del país: Diego Arria, quien ha hecho una alarmante denuncia desde su cuenta de Twitter. Aparentemente la oposición oficial de Venezuela está intentado, mediante el diálogo que ha vuelto a surgir, impedir la celebración de la discusión en el Consejo de Seguridad.
Lo que sugiere el expresidente del Consejo de Seguridad, Arria, es delicado, y por ello el PanAm Post lo contactó para hablar sobre lo que, según él, se trataría de otra “traición a la patria”.
Borges y Florido le piden al Grupo de Lima q les permitan reunirse primero en Sto Domingo y postergar ONU.Justo la propuesta del régimen
— Diego E. Arria (@Diego_Arria) November 10, 2017
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Este próximo lunes el Consejo de Seguridad de la ONU se reunirá, bajo la Fórmula Arria, para tratar la crisis de Venezuela. ¿Aún se celebrará esta discusión?
Si, la discusión va. Fíjate que sí, superando obstáculos importantes.
¿Y cuáles son los obstáculos? Pues el Grupo de Lima fue intentado convencer por una supuesta Mesa de la Unidad Democrática, que no existe —solo eran Rosales, Florido y Borges, que ahora se auto-designaban representantes de la Unidad venezolana, en lo que yo interpreto como una acción coordinada con el régimen para reiniciar lo que el fondo es un proceso de negociaciones—, para así impedir que la cúpula política mundial, que es la Naciones Unidas, ventile la tragedia ante el mundo. Afortunadamente no lograron su objetivo y la reunión igual va.
¿Puede explicar esto mejor?
Borges y Florido, y entiendo Rosales, anunciaron ayer al país que en nombre de la Unidad habían consultado y que tenían un acuerdo para proseguir negociaciones en República Dominicana, y que para eso ya se habían combinado con México, Chile y Paraguay, y otros tres países.
Mira, esto indica que esto no pasó de noche a la mañana. Esta gente, sin consultar con nadie, ni siquiera con la Asamblea Nacional, ya habían estado promoviendo esto al punto de que el propio régimen lo anunció primero que ellos. Es imposible no advertir que esta ha sido una labor conjunta de dirigentes, partidos y el propio régimen para celebrar un diálogo que ya ha fracasado anteriormente.
Entonces, estos dirigentes le pidieron al Grupo de Lima que se dirigiera a las Naciones Unidas —los que estaban promoviendo la reunión del lunes, Canadá, México— para impedir la discusión porque se suponía que ya estaban en un proceso de negociación y de normalización de la situación.
El canciller de Perú, en nombre del grupo, se dirigió de muy buena fe —y quiero insistir en esto—, pensando que estos señores representaban a la oposición y que solicitaban un respiro. Actuó de buena fe porque pensó que estos dirigentes eran la oposición venezolana reunida.
¿Y por qué no prosperó la petición de Florido y Borges?
No prosperó porque hubo muchos que nos movimos en este sentido, para explicar la poca representatividad y la poca legitimidad de estos negociadores. Le advertimos que, evidentemente, era un despropósito reunirse con personas que no representaban a la oposición, en su conjunto, para discutir temas tan complejos. Quedó claro que lo más importante era celebrar esa reunión en el Consejo de Seguridad.
Quiero insistir en que el Grupo de Lima ha tenido una contribución importantísima en el proceso de respaldo a la libertad venezolana. En este caso creo que ha sido sorprendido por este grupo de actores, que les han asegurado que tienen, digamos, el consenso de la oposición venezolana.
Y estos tipos además escogen un sitio que no es para nada neutral, que es la República Dominicana, que lleva años votando en contra de la libertad de Venezuela.
¿A usted le llega esta información por su relación con la Fórmula Arria y su implicación con la reunión que se celebrará el lunes?
Sí, claro.
Mira, es la reunión más importante, un hecho inédito; y de repente surge del aire otra propuesta, que es la que el régimen venezolano ha venido siempre manejando. Porque el que ha manejado este proceso de diálogo es el régimen y ha contado con el respaldo de los dirigentes de la oposición, que en el fondo para mí están secuestrados.
Es que, está el caso de Florido, que supuestamente no tiene pasaporte y ahora lo tiene cuando va a viajar a reunirse con ellos…
¿Cómo es posible que, después de tanto, esta sea la primera vez que se celebre una reunión para tratar el caso de Venezuela bajo la Fórmula Arria?
Durante años, le estuve proponiendo a la MUD que utilizaran ese recurso ante el Consejo de Seguridad, que es un mecanismo valiosísimo. Hasta el régimen lo hizo en una oportunidad, para abordar el asunto del Sahara Occidental —que por cierto solicitaron cambiar el nombre de la Fórmula porque yo era un “enemigo de la patria”—. Y la MUD no lo hizo por dos razones: seguramente si la Fórmula hubiese tenido otro nombre, como Smith, Washington, hace rato la habrían solicitado. Ellos creían que esto me favorecería a mí solo por llevar mi apellido. Gente que piensa así, con estas pequeñeces, no puede estar a la cabeza de un movimiento que busque rescatar la libertad de Venezuela.
Por ejemplo, cuando llevé a Chávez a La Haya, ninguno aprovechó la oportunidad para apoyar aquella solicitud. No lo hicieron. Igual ahora, creen que eso puede favorecerme. Y al final, ¿adónde terminan?
Afortunadamente igual se celebrará la reunión en el Consejo de Seguridad; pero, ¿qué implicaciones podría tener? ¿Daña esto a la dictadura?
Ninguna discusión en las Naciones Unidas llega a traducirse en realidades; pero hay algo que quedará, que es lo importante y que no podrá pasar por desapercibido: la dimensión de la tragedia venezolana, la dimensión de la política de tortura. Quedará claro cómo un miembro de la Organización de las Naciones Unidas es un narcoestado. El simple hecho de que nuestra crisis esté siendo discutida en las grandes ligas de la política internacional, es vital.