Cada vez es más claro qué posición ocupa Venezuela en la agenda de Estados Unidos. De la política exterior, quizá, junto a Corea del Norte, Rusia e Irán, está el país regido por Nicolás Maduro.
Según una nota publicada por la agencia EFE la semana pasada, un alto funcionario del Departamento de Estado, que pidió el anonimato, aseguró que “creemos que la crisis política, económica y humanitaria en Venezuela es el tema más urgente del continente en este momento”.
Dentro de unos días se celebrará en Lima la VIII Cumbre de las Américas. Sin duda será un escenario en el que el tema de Venezuela será debatido con insistencia. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, viajará a Perú y, de acuerdo con el funcionario del Departamento de Estado, buscará que se amplíe la respuesta de la región ante la crisis de Venezuela.
“La Cumbre dará un espacio para que nuestros líderes aborden los temas más urgentes del continente”, dijo el funcionario en una conferencia de presa, de acuerdo con EFE.
“La crisis humanitaria creada por el régimen Maduro” se ha transformado “en una crisis regional” ya que “hay cientos de miles de venezolanos que han huido a países vecinos”, señaló. “Cada vez es más difícil defender o ignorar lo que está ocurriendo en Venezuela”.
Aunque la transición en Perú —de PPK al nuevo mandatario—, generaba una sensación de incertidumbre, ya el presidente Martín Vizcarra aclaró que su Gobierno mantendrá la misma postura ante el régimen dictatorial de Venezuela: seguirá la firmeza y Maduro no está invitado a la VIII Cumbre de las Américas.
El dictador asegura que irá, pese a que el Gobierno de Perú le ha sugerido que no lo intente. Para el funcionario de Estados Unidos, no debería haber ningún problema con este hipotético escenario ya que tiene “una completa confianza en que ellos (Perú) podrán gestionar la situación en lo relativo a Venezuela”.
La prioridad del gigante
En febrero de 2017, la administración de Donald Trump se estrenó sancionando al vicepresidente de Venezuela, Tareck El Aissami. Desde entonces, la posición de Estados Unidos se ha endurecido frente a la tiranía de Nicolás Maduro.
Recientemente, el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, y el exsecretario de Estado, Rex Tillerson, realizaron giras, por separados, en la región, con el fin de discutir con los mandatarios de Latinoamérica la crisis de Venezuela.
Ambos viajes fueron decisivos y demostraron el profundo interés de Donald Trump en que el régimen de Nicolás Maduro sea derogado.
“Venezolanos mueren de hambre, el saqueo es común y los enfermos no reciben la atención médica que necesitan. El pueblo venezolano sufre por un régimen corrupto que roba a su propio pueblo. El régimen de Maduro es el verdadero culpable y debe rendir cuentas”, dijo Tillerson justo antes de iniciar su gira.
“Continuaremos poniendo presión al régimen para que regrese a los procesos democráticos que hicieron de Venezuela un gran país en el pasado”, agregó el secretario de Estado de Estados Unidos.
Los esfuerzos de la Secretaría de Estado, ahora bajo la tutela de Mike Pompeo —quien también ha dicho que Venezuela representa una amenaza para Estados Unidos—, se suman a los de los senadores Marco Rubio y Bob Menéndez, quienes han dejado claro su compromiso con la causa por la democracia en el país sometido por el chavismo.