Todd Robinson es jefe de la embajada de Estados Unidos en Venezuela desde diciembre del año pasado. Llegó renovando la dinámica de las relaciones: ofrece declaraciones a medios, visita y se reúne con políticos de la “oposición” y de la dictadura de Nicolás Maduro. Se le ha visto en el Parlamento venezolano y con los miembros de la ilegítima Asamblea Nacional Constituyente.
Su postura, mucho más cándida ante la tiranía, lo llevó a contradecir a la administración de Donald Trump y a asegurar en una entrevista radial que son los venezolanos los que van a acordar si las fraudulentas elecciones de mayo son legítimas. Además, dijo que Estados Unidos respaldaría esa voluntad.
“Hay varias teorías sobre los resultados de las elecciones y al final los venezolanos van a decidir si las elecciones tienen credibilidad o no, y nosotros vamos a esperar la decisión de los venezolanos”, dijo Robinson al periodista Vladimir Villegas del medio Unión Radio.
Por último, el encargado de negocios también planteó la posibilidad de que el presidente Donald Trump estuviese dispuesto a reunirse con Nicolás Maduro; a pesar de que el jefe de Estado de Estados Unidos ha dejado claro que no dialogará mientras no haya democracia en Venezuela.
Las declaraciones de Todd Robinson disienten de la postura que la administración republicana ya había asumido. Cuando el ilegítimo Consejo Nacional Electoral acordó, obedeciendo a la Constituyente, el adelanto de elecciones presidenciales, Estados Unidos reaccionó diciendo que no reconocerá los falsos comicios ni cualquier resultado que se produzca.
Esta contradicción de la firme postura de Donald Trump —respaldada por la mayoría de los venezolanos— generó incomodidad en el exilio y en algunos importantes políticos republicanos, como el senador Marco Rubio, que apoya la política exterior de Estados Unidos frente a la dictadura chavista.
El presidente del Venezuelan American Leadership Council, Martín Rodil, dijo al medio El Nuevo Herald que “las declaraciones de Robinson van claramente en contra de la posición del propio secretario de Estado, del vocero de la Casa Blanca, del Consejo de Seguridad Nacional, y del mismo presidente y vicepresidente de Estados Unidos”.
“Dentro de Estados Unidos hay diferentes aristas y personas poco indicadas se han aprovechado de lagunas de las faltas de coordinación [en el Gobierno estadounidense] para lograr a veces sembrar algunas dudas sobre la posición de la administración”, agregó el jefe del Programa de América Latina del Freedom House, Carlos Ponce.
Por último, frente al ruido que generaron las declaraciones de Robinson, el senador republicano por el estado Florida y político influyente en la actual administración, Marco Rubio, desafió al encargado de negocios y sugirió que el presidente Donald Trump lo podría remover.
“No hay ningún cambio en la política del presidente Trump y Estados Unidos sobre Maduro y Venezuela. Pero lo que sí puede cambiar es el jefe de embajada de Estados Unidos en Venezuela”, escribió el senador en su cuenta de Twitter.
No hay ningun cambio en la politica de el Presidente Trump y EEUU sobre #Maduro y Venezuela. Pero lo que si puede cambiar es el jefe de embajada de #EEUU en #Venezuela https://t.co/whZEu96gHG
— Marco Rubio (@marcorubio) March 26, 2018
El politólogo, especialista en derechos humanos y profesor universitario de Venezuela, Alberto Conde, dijo a PanAm Post que es normal que las declaraciones de Todd Robinson hayan generado inquietud porque fueron palabras que discrepan de una postura que lleva meses blandiendo Estados Unidos.
“Es extraño. Aquí se puede percibir que Todd Robinson habló en tono personal o, también, que no hay coordinación dentro del Departamento de Estado. ¿Cómo puede decir que Trump estaría dispuesto a reunirse con Maduro cuando ya lo ha rechazado en dos oportunidades?”, dijo Conde.
El profesor insistió en que Robinson, un diplomático experto en Latinoamérica de la administración de Barack Obama, podría durar poco si sigue andando por su propia cuenta.
“A Robinson se le ha visto reuniéndose con miembros de la dictadura. Se sabe cómo funciona la diplomacia, pero esas pequeñas acciones aunadas a estas declaraciones, lo podrían convertir en un personaje incómodo para la gestión republicana”, aseveró Alberto Conde.
Robinson, el embajador de Obama
Como menciona el politólogo Conde, Robinson (1963) es un hombre de la administración Obama. Antes de desempeñarse como diplomático, el nativo de Nueva Jersey fue periodista. Luego egresó de la Escuela Edmun A. Walsh del Servicio Extranjero de la Universidad de Georgetown.
Tuvo su primer trabajo con el Gobierno en 1986 como miembro del Servicio Exterior de Estados Unidos. En 1987 formó parte de la misión diplomática en Colombia y, a los dos años, trabajó en El Salvador.
Volvió a Washington D.C. a principio de la década de los noventa y ocupó un puesto en la administración de las comunicaciones internacionales del Departamento de Estado.
A partir de 1993 formó parte de las misiones en Italia, El Vaticano y Bolivia. “A partir de 2004, Robinson fue el principal asesor político y económico del embajador de Estados Unidos en Albania antes de convertirse en cónsul general en Barcelona, España”, se lee en la página de la organización Black Past.
Su cargo más importante se lo concedió el presidente Barack Obama en 2014. Ese año fue enviado a Guatemala para fungir como embajador. Su gestión fue criticada por el ala conservadora del Partido Republicano.
Se le denuncia por su estrecha relación a la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), un órgano independiente, respaldado por la ONU, cuya finalidad es apoyar a las instituciones en las investigaciones contra la corrupción.
La CICIG terminó obedeciendo a la agenda del embajador en Guatemala, Todd Robinson, que, de acuerdo con señalamientos del momento, no era sino la agenda de la izquierda.
A finales del año pasado el PanAm Post contactó al analista internacional y politólogo guatemalteco, Nicholas Virzi, quien aseguró que, para gran parte de la población del país, la CICIG terminó convertida en un organismo “instrumentalizado” que perseguía solo a funcionarios de la derecha e ignoraba la corrupción de la izquierda.
Virzi dice que la administración de Barack Obama llegó a financiar causas de la izquierda con su embajador en Guatemala, Todd Robinson. “De hecho, la misma embajada se había convertido en foco de reuniones con dirigentes y personajes de la izquierda del país”, dijo Nicholas Virzi.
Robinson dejó Guatemala en septiembre de 2017 y fue, de alguna forma, degradado: la administración republicana lo eligió para ejercer el cargo de encargado de negocios en la embajada de Estados Unidos en Caracas.
Ya como encargado de negocios, Todd Robinson llegó a decir en una entrevista que Estados Unidos respaldaría un intento militar de derrocar al dictador Nicolás Maduro. Fueron declaraciones firmes. Una postura que sufrió un viraje y se materializó con su reciente tono conciliador.