“Es difícil saber qué va a pasar en Venezuela, pero lo que me dijo el presidente colombiano Juan Manuel Santos en una entrevista esta semana debería hacer sonar las armas en todo el continente”, inicia el periodista argentino, Andrés Oppenheimer, en su columna publicada este 26 de abril en el diario El Nuevo Herald.
Según relata, Santos le contó que la “Asamblea Nacional Constituyente, elegida a dedo por el presidente venezolano, Nicolás Maduro, está redactando una nueva Constitución que se haría pública después de las elecciones presidenciales del 20 de mayo en Venezuela”.
El fin de esa nueva Constitución sería convertir a Venezuela en una nueva Cuba. Es decir: derogar por completo las libertades, alterar los mecanismos democráticas y sojuzgarlos. También, consolidar el narcoestado totalitario.
“Santos me dijo que la Asamblea Constituyente de Maduro está redactando en secreto una nueva Constitución de 350 artículos y 18 ‘cláusulas transitorias’ que crearían un sistema de votación de estilo cubano”.
Maduro terminaría por abolir el sufragio universal y convertiría a las elecciones en un sistema corporativo. Esa es, de acuerdo con Juan Manuel Santos, la hoja de ruta del dictador, luego de intentar legitimarse a través del fraudulento proceso electoral del próximo 20 de mayo.
La comunidad internacional, la racional y civilizada, entera, ha dejado claro que desconocerá los falsos comicios. El Grupo de Lima —más de 13 países de la región—, Estados Unidos, Panamá, la Unión Europea y otros países del hemisferio occidental han alzado la voz, al unísono, en contra de la pantomima.
Donald Trump amenaza con más sanciones si Maduro se atreve a imponer su presidencia en mayo. Los países han advertido; y ahora, como escribe Andrés Oppenheimer, deben encender sus alarmas frente a la posibilidad de que después de la pantomima se encienda la aplanadora chavista y suprima los últimos espacios de libertad.
La región ya sufre las consecuencias del autoritarismo chavista. Un éxodo masivo y sin precedentes; la difusión de la cocaína y el crimen organizado. Pero, si Maduro continúa con su propósito de julio —cuando impuso la ilegal Asamblea Nacional Constituyente—, de redactar una nueva constitución y amoldar al Estado a su conveniencia, las consecuencias serían catastróficas.
Lo que dice Juan Manuel Santos a Andrés Oppenheimer es esto último. Es fácil de creer porque se trata de una promesa pendiente. Pero el periodista debe preguntar al presidente de dónde obtuvo la información: “Santos dijo que viene de ‘informes de inteligencia’ sin dar más detalles”.
“Debo confesar que soy instintivamente escéptico cuando los presidentes citan ‘informes de inteligencia’, porque a veces están escritos por expertos en desinformación que buscan desprestigiar a sus enemigos. Pero en el caso de Venezuela, hay razones para tomar en serio las declaraciones de Santos”.
“Maduro podría radicalizar su revolución izquierdista para evitar una rebelión popular a medida que el país desciende a un caos casi absoluto”, se lee en la columna de Andrés Oppenhemer.
El periodista cita las intenciones del régimen chavista de lograr lo que, según Santos, se consolidaría después del 20 mayo. Está la pretensión de Hugo Chávez por alterar la Constitución en 2007.
También, “es muy probable que Maduro, anticipando que su país enfrentará un colapso económico aún mayor y un creciente aislamiento internacional después de la farsa electoral del 20 de mayo, haya decidido que no podrá evitar una revuelta popular si no instaura un estado policial”.
Por último, Andrés Oppenheimer agregar: “Si Santos tiene razón y Maduro sigue adelante con sus planes, pronto podríamos ver una crisis migratoria como la de los refugiados sirios en Europa (…) A menos que se pueda presionar a Maduro para que abandone sus planes totalitarios, pronto podríamos ver a millones de venezolanos más huyendo del país y una crisis migratoria regional como se ha visto en la historia reciente del continente”.
Es por ello que se vuelve urgente que la comunidad internacional establezca una estrategia multilateral que logre impedir la consolidación de un narcoestado totalitario en Venezuela.