Hace una semana la Fuerza Armada Nacional Bolivariana celebró un acto de “reafirmación de lealtad” al dictador Nicolás Maduro. En el encuentro militar, Maduro pidió a la Fuerza Armada mantener su estado de subordinación.
“Exijo máxima lealtad al comandante en jefe de la Fuerza Armada (…) ¿Va la Fuerza Armada a traicionar al pueblo de Venezuela?”, preguntó el líder del régimen chavista, mientras hablaba a un grupo reducido de oficiales.
Como quien exige que lo amen, Nicolás Maduro exhibió su inquietud frente a la dinámica del mundo castrense. Y tiene razones para preocuparse. Nada va bien. No controla nada.
Al día siguiente del lúgubre evento en Fuerte Tiuna, el director de la organización Foro Penal, Alfredo Romero, informó en una rueda de prensa que en “lo que va de año van ya 40 militares detenidos por temas políticos”.
Es una persecución que se ha acentuado a raíz de las falsas elecciones que se celebraron en Venezuela el pasado 20 de mayo. Durante los días previos y los que siguieron a la pantomima electoral, arreció la detención por una supuesta rebelión.
Los militares, obedeciendo al Plan República, fueron los principales testigos del fraude de ese domingo. Percibieron en primera fila la masiva abstención de la ciudadanía. Y debieron, por la lealtad al régimen de Nicolás Maduro, guardar silencio y asentir.
Entre el 17 y el 22 de mayo, 12 oficiales de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana fueron detenidos, según Alfredo Romero. “Acaba de ser detenido en Palo Verde por el DGCIM [Dirección General de Contrainteligencia Militar) el comandante de la Unidad del Grupo 20 de las Fuerzas Especiales de la Aviación, teniente coronel Ruperto Molina Ramírez. La batida en la FANB se agudiza por supuesta rebelión”, escribió la periodista Marianella Salazar.
“Hasta el momento seis oficiales de la Armada de la unidad de operaciones especiales, un teniente coronel del Ejército, dos oficiales de la Fuerza Aérea de unidades fundamentales y operativos presos en el DIM [Dirección de Inteligencia Militar]”, agregó Salazar. (Se debe recordar que el grado militar de teniente coronel es, quizá, el más esencial dentro del mundo castrense. Son quienes comandan batallones y su participación en alguna rebelión es letal para quien gobierne.)
Y en la última fecha mencionada por Romero, el 22, una situación violenta que se generó en Petare, Caracas, por la insubordinación de un sargento terminó con funcionarios asesinados.
En paralelo, el expresidente de la Asamblea Nacional, Julio Borges, dijo el 23 de mayo la cifra real de militares detenidos en los últimos días es mucho más escandalosa que la que maneja el Foro Penal.
“En la última semana hay más de 200 oficiales presos y detenidos porque simplemente se han rebelado. Ya no es un tema de que hay descontento en la Fuerza Armada, es que hay, a voces abiertas, una rebelión, sobre todo de los jóvenes contra lo que está pasando en el país”, dijo el dirigente venezolano en una entrevista a la emisora Unión Radio.
No hay forma de que alguien niegue la tirantez de la situación. Es una rebelión silenciosa, impulsada por el hambre, las arbitrariedades y la desvergüenza del régimen. Aunque se impone la tragedia de que el sistema de inteligencia y espionaje chavista —heredado de los cubanos— es eficiente. Pero es incierto cuánto más pudiera aguantar el régimen soportando la antipática realidad.
Este 29 de mayo la organización Foro Penal volvió a declarar sobre la situación en el mundo militar. El grupo de defensa de los derechos humanos de la organización denunció detenciones escandalosas: dos generales de la Guardia Nacional Bolivariana se encuentran presos en el marco de las falsas elecciones del pasado 20 de mayo.
Pedro Naranjo y Nelson Morales están en la sede la Dirección de Contrainteligencia Militar. Forman parte de otro grupo de funcionarios, también detenidos a raíz del evento político del 20 de mayo y la rebelión que se estaba generando como reacción al fraude.
Tras las rejas hay, entonces, generales, tenientes coroneles, sargentos y decenas de oficiales. Es toda una sublevación que, por los momentos, ha sido controlada.
La rebelión dilatada de los mejores militares
Este 31 de mayo la periodista Sebastiana Barráez, especialista en temas militares, publicó un artículo en el medio Punto de Corte. En la nota, revela que en Venezuela sí se llegó a desarrollar un movimiento insurreccional cuyo fin era desconocer los resultados que se anunciaron el pasado 20 de mayo.
“La Unidad de Operaciones Especiales, son Fuerzas Especiales de militares de este grupo comando adscrito a la Armada Venezolana y a la Aviación Militar. Es un equipo de élite, considerado entre los mejores de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. La inteligencia militar venezolana los habría detectado en la preparación de una acción para enfrentar o desconocer a Nicolás Maduro Moros como presidente de la República y comandante en jefe de las Fuerzas Armadas”, se lee en el artículo de Barráez.
La periodista señala que el objetivo era derrocar al régimen de Nicolás Maduro y asumir el poder. Sin embargo, la rebelión fracasó porque fueron “delatados por un antiguo compañero de la Armada, que hoy ocupa un alto cargo en la pirámide militar”.
“Un número importante de los detenidos son de la Brigada Comando del Mar, considerada la mejor brigada de Operaciones Especiales de Venezuela”, escribe Sebastiana Barráez. Dice, además, que la mayoría de las detenciones se dieron a horas de las falsas elecciones presidenciales.
“En la FANB ha caído con gran sorpresa que muchos de esos oficiales hayan sido detenidos, porque han destacado como los de los mejores comandes que hay en la Fuerza Armada”, dice Barráez. Luego, concluye: “Lo que ha empezado a invadir a los cuerpos de inteligencia es que esta conspiración tiene dimensiones mayores que las detectadas anteriormente”.
La insurrección pudiera seguir. Incluso sin conspirar, la situación interna es inaguantable. El 24 de mayo la periodista Barráez dijo al medio NTN24 que se está generando una “tormenta” dentro de los cuarteles, provocada principalmente por el hambre y la disconformidad con el régimen de Nicolás Maduro.