
El Gobierno argentino deberá afrontar hasta US$6.500 millones en reclamos por el conflicto que mantiene con el 7% de los acreedores que se mantuvieron al margen de las reestructuraciones de deuda de 2005 y 2010, según informó este viernes el abogado del Estado argentino Carmine Bocuzzi.
De esta manera, el monto reclamado a Argentina en los tribunales de Nueva York casi se triplicó respecto de la sentencia original por $1,3 mil millones que favoreció a un grupo de fondos de inversión liderados por NML Capital, una unidad del Elliott Management Corp de Paul Singer.
Se trata del pedido de unos 52 acreedores —tanto individuos como personas jurídicas— que demandan recibir el mismo trato que obtuvo el fondo de Singer mediante una cláusula conocida como me too (“yo también”, en inglés).
“Desde junio, los inversores […] buscan sacar provecho de la orden de bloqueo emitida por Griesa”, explicó Bocuzzi en una carta al tribunal. En junio, el juez Thomas Griesa determinó que Argentina no podía continuar pagando a los tenedores de bonos reestructurados si no cumplía el fallo judicial que le ordenaba el pago íntegro de la deuda que mantiene con los “fondos buitre”, los acreedores que no accedieron a la reestructuración.
La carta de Bocuzzi es en respuesta a una carta enviada a comienzos de octubre por el abogado de NML, Robert Cohen, quien informó que existen 102 causas, 87 de ellas con sentencia en tribunales estadounidenses, cuyos demandantes solicitarán a Griesa de manera unificada el mismo trato obtenido por NML.
La última semana, el juez facultó al mediador judicial Daniel Pollack a articular un acuerdo entre el Estado argentino y los acreedores que demanden el pago integral de sus créditos.
Sin embargo, para Bocuzzi, “las órdenes [judiciales] han tenido solo un efecto negativo: han creado más litigio”. El letrado además sostuvo que Argentina no podrá afrontar el pago de la totalidad de los reclamos, dado que las reservas del país, que suman $28.000 millones, debe ser destinadas “para los propósitos macroeconómicos fundamentales”.
Fuentes: La Nación, SwissInfo.