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En la Editorial de esta semana, el PanAm Post aseguró que Estados Unidos debería imponer sanciones a la petrolera estatal venezolana, PDVSA, y al régimen dictatorial que rige el país latinoamericano.
Desde este precio argumentamos que “Venezuela está al borde una acérrima guerra civil, y es solo a través de sanciones más severas posibles contra este régimen cruel y delincuente, que el dictador Maduro y sus aliados en Cuba pueden verse obligados a aceptar una solución diplomática.
Pensamos, asimismo que los argumentos que buscan evitar que se impongan sanciones a Venezuela son banales y solo tienen como intención que los criminales que han sumido a su país en una crisis no sean castigados.
Sostenemos, igulmente, que las sanciones tampoco significarán un argumento con el que la dictadura de Maduro podrá victimizarse, ya que “si Venezuela fuera un país próspero y su economía colapsara de pronto por causa de un embargo estadounidense, Maduro en efecto podría culpar a Washington de una crisis. En este caso, sin embargo, los venezolanos han aguantado hambre y haber sufrido bajo la escasez extrema de medicamentos, papel higiénico, jabón, pañales y entre otros productos imaginables desde finales de 2014”.
“Confiamos en que, al sancionar al régimen de Maduro con un embargo petrolero, Trump podrá no solo retomar la iniciativa a la región, sino también enviarles un mensaje a aquellos regímenes latinoamericanos como Nicaragua y Bolivia de que, una vez más, Estados Unidos está comprometido en la lucha en contra de los enemigos de la democracia”, apuntamos en nuestra Editorial.
Por último, las sanciones de Estados Unidos, al estar dirigidas a la estatal PDVSA, afectarán directamente el bolsillo de los funcionarios del régimen, quienes son los que al fin y al cabo todavía se favorecen de una empresa agónica y, ahora criminal —no la gente de Venezuela.
Eso podría generar una presión adecuada y, además, poner en una situación difícil al régimen comunista de Raúl Castro en Cuba, a quien solo le importa obtener los beneficios suficientes para mantener su hegemonía autoritaria intacta.
No obstante, ciertamente el debate sobre si Estados Unidos debe o no imponer sanciones económicas a Venezuela genera discusiones altamente polarizadas, con argumentos que se pueden considerar.
La otra posición con respecto a las sanciones
Desde una perspectiva diferente, la escritora y abogada venezolana, Thays Peñalver, señaló los efectos negativos de las sanciones de Estados Unidos contra Venezuela en una columna publicada en PanAm Post.
“Me uno al coro de voces de Moisés Naím, Luis Vicente León, Henrique Capriles y algunos otros para alertar a chavistas, maduristas, opositores, militares y civiles. Las sanciones no son un juego, carrizo. Ya basta de consignas vacías y machetes blandidos, de risitas, de medias tintas y doble moral de ‘eso no es conmigo’ como si todo fuera un jueguito. No enterremos a la República”, apunta Peñalver.
“Las sanciones siempre, inexorablemente, destruyen”, dice la escritora, quien asegura que el embargo de Estados Unidos “aplastó a Cuba, convirtiéndola en una especia de ‘parque temático’ del despropósito, en un Estado mendicante, uno que vive de las remesas del imperio, de las dádivas venezolanas, de la exportación de sangre y sudor de su mano de obra y del turismo low-cost“.
La escritora Peñalver asegura que las sanciones a Venezuela podrían derivar en una “verdadera tragedia humanitaria”. Y, por ello, urge a las partes “a detener, por el bien de Venezuela, las sanciones que vienen”.
Entonces, ¿qué opción debería asumir la administración de Trump cuando el futuro de Venezuela se ve claramente amenazado por un régimen criminal? Los lectores de nuestra página pueden votar en la cuenta de PanAm Post en Facebook.