Dados los hechos suscitados en Brasilia esta semana pasada, se vuelve para mí impasable dar una explicación que, descabellada cuando se dice, si desmenuzada correctamente, se revela como una realidad ácida para quienes pretenden esconderla, y centelleante para los dormidos.
Lo que nos atañe en esta ocasión más que las velocidades del movimiento revolucionario, gatopardo y zarigüeyo simultáneamente, son las ventajas que “errores” cometidos por sus supuestos detractores, regalan como merienda inesperada. El Foro de São Paulo no solo se mantiene por fuerza propia —que se vuelve titánica entre billones de dólares, guerrillas narco-comunistas y una asistencia geopolítica colosal como la euroasiática— sino por la complacencia, la estupidez y la reptil pseudo-inocencia de individuos que, por las consecuencias de sus acciones, funcionan como operarios del movimiento revolucionario.
La dinámica de la revolución continental —y en otra ocasión explicaré por qué no se le debe llamar llanamente “comunismo”— es de las más sofisticadas, y parte de la esencia del fracaso de una derecha casi inexistente por su desarticulación y, por supuesto, miopía en términos de estrategia y guerra.
Y sí, dicho sea de paso, esto es una guerra, por más herético que lo encuentre la neurosis progresista.
La representante de Guaidó en Brasil, María Teresa Belandria, causó —mas curiosamente no lideró— un show para dizque tomar la Embajada, pues agentes del régimen, supuestamente, se ofrecieron a entregársela. Ahí, ya de entrada, todo huele mal. ¿Qué interés tienen agentes al servicio de la inteligencia cubana en entregarle una institución, en un país que representa un peligro mortal para ellos? ¿Cómo es que, “a cuenta de flor de María”, le entregan a Belandria una sede de inteligencia castrista en Brasil? ¿Entregarán un bastión en el país que funcionó como banco de la revolución continental? ¿Acaso tienen tanta voluntad de morir como para rebelársele al régimen castrista? ¡Es totalmente absurdo!
Es absolutamente impensable que el enemigo, quien está en estos momentos librando una desestabilización regional, quiera entregar “porque sí” uno de los comandos de inteligencia más importantes, en el país más clave para ellos. Ese patrioterismo trapero no me lo como yo; que le dejen esa dieta a los cerdos.
Quien pretenda imponer esta mentira como una realidad, es un estafador y un títere de intereses más oscuros. El terrible espectáculo de Doña Belandria es realmente peligroso, y que inclusive afecta de forma monumentalmente negativa la Seguridad Nacional y la estabilidad política del Brasil. Antes de argumentar las razones, acotemos otros datos.
Doña Belandria, en calidad de autoridad absoluta —solo en su cabeza— ofreció a los agentes del G2, 1) trabajar con ella, 2) quedarse en Brasil sin riesgo a “retaliación”, en caso de no querer trabajar con su magnanimidad diplomáticamente estéril y/o 3) preferencia para el papeleo necesario, de querer abandonar el país.
Ahora, veamos los resultados.
Primero: dos ciudadanos brasileños Maurício Costa y Joaquín Maciel, de los cuales conozco a Maurício, fueron agredidos y robados por los petistas en las inmediaciones del lugar. Ambos terminaron en la clínica; Maciel con el brazo fracturado.
Segundo: verdaderos agentes al servicio del G2 cubano han sido ratificados y, les fue otorgado una condición de privilegio para arreglo de documentos por encima de los venezolanos en Brasil.
Preguntémonos, finalmente, por qué esto representa una amenaza a la Seguridad Nacional brasileña. Pues, simple. Les explico.
Doña Belandria, al acoger y ser tan repulsivamente diáfana con agentes castristas ejecuta una afrenta contra la Seguridad Nacional brasileña. Al hacer esto, está avivando las llamas de los enemigos que quieren prender en fuego el Brasil entero, acechado por todos los partidos de izquierda brasileña (PT, PSOL, PDT, PCdoB, et al) que componen el Gran Partido Comunista de Brasil (con Lula suelto) y sus brazos terroristas, el MST, el MTST, la CUT, el PCC, el Comando Vermelho, y el resto de las mafias existentes. ¡La señora dio el argumento perfecto a los enemigos del presidente que le dio su relevancia!
Doña Belandria obvió que la Policía Federal (bajo el mando del Ministro de Justicia, Sergio Moro, quien desató la maravillosa operación Lava Jato), en el caso de ejecutar una respuesta ante una eventual escalada de los disturbios, pudo haber dado el argumento perfecto para que el Gran Partido Comunista de Brasil actuase en su contra y buscase su destitución. Eso, agregado al hecho de que estamos hablando de que, el mismo STF que liberó a Lula, está trabajando este mes en la suspensión del ministro Moro. Apuesto mi vida a que Doña Belandria, solo si lee estas líneas, se enterará de esto último.
Además de haber obviado aquello, obvió que pudo haber causado una crisis diplomática que habría afectado al Canciller Ernesto Araújo al volverlo también objetivo de los revolucionarios anti-sociales. Y, por supuesto, obvió que todo este innecesario y pútrido hecho pudo haber facilitado la avanzada por el juicio político del presidente Bolsonaro, quien habría sido tachado por los medios de comunicación como un violador de derechos humanos, un represor y un dictador —narrativa que ya existe y que la reforzaría perfecta y muy oportunamente—.
Este es el más vivo ejemplo, no solo de la infuncionalidad de los funcionarios de Guaidó para sus propios intereses, sino del trabajo beneficioso al movimiento revolucionario de estos incautos, neófitos en estrategia y absolutos ignorantes del orden lógico. Devolverlos a la escuela primaria ni siquiera sería suficiente para subsanar cualquier daño que puedan hacer.
Los aliados más valiosos del internacionalismo progresista no son los que vitorean al Che, ni los que alzan su puño izquierdo —solamente—, sino los que bajo la evangelización vacua de palabras como “democracia”, la “unidad” y la “paz”, pasan por la guillotina a cualquiera que se haya comido su cuento. Esto demuestra el profundo desprecio que estos pregoneros de la hipocresía sienten por cualquier persona decente.
El Gran Partido Comunista brasilero, sede del Foro de São Paulo, hoy disfruta porque sus aliados venezolanos pacifistas y alérgicos a la inteligencia, les dieron una nueva arma para atacar a Bolsonaro. Mientras tanto, sus aliados brasileños en el Congreso Nacional retrasan el impeachment de jueces corruptos, y su brazo judiciario, el STF, intenta tumbar al Ministro Moro, liberó a Lula, liberó al otro criminal y veterano petista Zé Dirceu y abrió la posibilidad de liberar a una legión de 200 000 convictos por violación, homicidio, latrocinio y robo.