Sin los privilegios de los que gozaron mientras trabajaban para los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, exfuncionarios y colaboradores que hoy son objeto de investigaciones por delitos de corrupción se enfrentan al rechazo en espacios que comparten con el ciudadano común.
Las agresiones que han sufrido exfuncionarios kircheristas, la mayoría verbales, encienden el debate entre quienes están de acuerdo con este tipo de acciones y quienes rechazan cualquier tipo de violencia, prefiriendo dejar todo en manos de la justicia ordinaria.
El último episodio ocurrió la madrugada de este miércoles 29 de junio cuando los hijos del empresario kirchnerista Lázaro Báez, acusado de lavado de dinero, llegaron al aeropuerto local de la ciudad de Buenos Aires. Al salir de la terminal aérea Leandro, Melina y Luciana Báez fueron insultados por las personas que lograron reconocerlos. La gente les gritaba “Ladrones, ladrones” y “Devuelvan la plata”. Martín Báez, quien ya está procesado por lavado de dinero no llegó con ellos porque está en Buenos Aires desde abril.
Los cuatro hijos de Lázaro Báez fueron citados por el juez federal Sebastián Casanello a prestar declaración indagatoria en julio por lavado de dinero, luego de que se descubrió que tienen cinco cuentas bancarias en Suiza de empresas offshore radicadas en Panamá y Uruguay, donde acumularon 25 millones de dólares. Los hijos de Báez son considerados testaferros del empresario.
El fiscal de la causa, Guillermo Marijuan, dijo que el dinero iba a las cuentas suizas desde la financiera SGI, regresaba al país tras ser lavada con la compra venta de bonos de la deuda argentina y era usada para comprar propiedades.
En el mismo vuelo donde llegaron los hijos de Lázaro Báez estaba el diputado nacional Máximo Kirchner, el hijo de la expresidenta Cristina kirchner. El diputado no corrió la misma suerte que los hijos de Báez porque logró eludir a la gente que se encontraba en el aeropuerto.
No ocurrió lo mismo con la prensa, que le preguntó por los hijos de Báez. Kirchner señaló que siempre toma el mismo vuelo y el hecho que viajaran los hijos del “empresario k” solo fue producto de la casualidad. El hijo de la expresidenta fue imputado el 2 de abril, junto a su madre, por lo presuntos delitos de enriquecimiento ilícito y falsificación de documentos públicos en la sociedad denominada Los Sauces, negocio inmobiliario de la familia.
La semana pasada el exjefe de gabinete de Cristina Kirchner, Aníbal Fernández, fue insultado a bordo de un avión que iba rumbo a Londres. Férnández fue a representar a la Confederación Argentina de Hockey sobre Césped (CAH), de la cual es presidente.
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El viaje despertó suspicacias porque justo salió de Argentina en medio del revuelo que causó la detención del prófugo más buscado por Argentina, Ibar Pérez Corradi, acusado de ser el autor intelectual de un triple crimen relacionado con el tráfico de efedrina. Uno de los condenados por el crimen acusa a Fernández de estar detrás de los asesinatos y de dirigir el tráfico de efedrina en el país.
La semana pasada la juez federal María Servini de Cubría decidió procesar a Férnández y otros dos ex jefes de gabinete de Cristina Kirchner por incumplimiento de deberes en el control de los fondos del Programa “Futbol para Todos”. Los tres quedaron embargados por AR$10 millones (US$71.090) de pesos cada uno, sin prisión preventiva.
Al episodio de Fernández se suma el sufrido en el mes de abril por el ex secretario Legal y Técnico del gobierno de Néstor y Cristina Kirchner, Carlos Zanini, cuando fue identificado por simpatizantes del equipo de fútbol Boca Junior durante el Superclásico que se juega con el rival River Plate. Zanini tuvo que ser retirado por el personal de seguridad del estadio de Boca.
No fue el único momento incómodo para Zanini. En el mismo mes varias personas lo increparon duramente un vuelo a Miami. “Caradura”, “Zannini ladrón”, “vos seguís afanando”, le dijeron. Le reprocharon que viajara en American Airlines y no en Aerolíneas Argentinas.
A fines de mayo le tocó al exministro de Economía, Axel Kicillof. En Twitter contó que una persona le lanzó una patada que dio en la mochila de su hijo cuando cuando lo llevaba a la escuela.
Siendo ministro, Kicillof vivió un momento incómodo cuando viajaba desde la ciudad uruguaya de Colonia a Buenos Aires en un Buquebus. Los pasajeros le gritaban “chorro, ladrón, bajate”. El exministro tuvo que ser auxiliado por un oficial de la tripulación del barco que lo invitó a permanecer junto a su familia en la cabina de comando hasta llegar a Buenos Aires.
Las escenas con insultos no son ajenas para quienes ya están en la cárcel por delitos de corrupción. Ya lo han sufrido el empresario kirchnerista Lázaro Báez, acusado de lavado de dinero; el exsecretario de obras Públicas de los gobiernos kircneristas, José López, procesado por enriquecimiento ilícito y el ex secretario de Transporte, Ricardo Jaime, procesado por el mismo delito.
Los tres fueron tratados duramente por quienes tuvieron la oportunidad de presenciar sus traslados a los tribunales. A los gritos de “ladrón, ladrón” eran escoltados por policías, protegidos con chaleco antibalas.