EnglishAunque a comienzos de año suele presentarse un tardío abastecimiento en los locales comerciales de Venezuela, este año el país sufre de una escasez casi absoluta de alimentos. Apenas han transcurrido los primeros días del año, y entre las noticias más destacadas se encuentra la reacción de los venezolanos al ver los anaqueles vacíos.
Este fin de semana los venezolanos se hicieron sentir en el mundo posicionando como tendencia en Twitter el hasthtag #AnaquelesVaciosEnVenezuela, el cual surgió como medida de protesta improvisada para publicar fotos de estanterías sin víveres, verduras, legumbres o frutas.
La protesta en línea comenzó con la denuncia por parte de algunos usuarios contra la prohibición de tomar fotos de los anaqueles vacíos en diferentes cadenas de farmacias y supermercados, públicos y privados.
Empleado de @Excelsior_Gama "si tomas otra foto te mando a meter preso". Puse la queja. Censura es nueva regla. pic.twitter.com/YFICPcyBEG
— Oliver Laufer (@OliverLaufer) January 2, 2015
Aporrea, portal web de noticias de tendencia “chavista” también se unió al descontento. Este domingo hizo un llamado al Gobierno de Nicolás Maduro por el “escandaloso desabastecimiento del Gran Abasto Bicentenario de Plaza Venezuela (sector de Caracas)”. También publicaron fotos, a pesar de la prohibición.
“El Bicentenario está vacío hoy, no hay carne, no hay pollo, no hay nada, presidente Maduro necesitamos ver cosas, el pueblo, para apoyarlo, si no, no podemos hacer nada”, declaraba a Aporrea otra cliente.
El vicepresidente de la soberanía alimentaria, Carlos Osorio, consideró que la situación de los anaqueles vacíos para inicios de año es normal; pero luego de la protesta a través de los medios en comunicación y de las redes sociales, el Gobierno Nacional cerró “por inventario” hasta el 10 de enero su red de Abastos Bicentenario. Compradores que recurren a estos establecimientos a adquirir productos, se sorprendieron al no poder acceder a la tienda. “Con razón no hay cola para entrar”, exclamó Ana Acosta.
Pero Vicente Pérez, caficultor y director ejecutivo de la Confederación de Asociaciones de Productores Agropecuarios en Venezuela (Fedeagro), explicó a PanAm Post que en este inicio de año se juntaron una serie de variables que llevaron a que la situación sea “un poco extrema”. Afirmó que el canal de comercialización de cualquier tipo de alimentos tiende a vaciarse en enero, pero en años anteriores era posible conseguir algunos productos, en algunos rubros básicos existía planificación.
(…) los venezolanos tendrían que disponer al menos de cuatro salarios mínimos mensuales para cubrir sus necesidades básicas.
Pérez explicó que problemas de logística, motivados por las vacaciones decembrinas; pocas unidades de transporte —a raíz de la escasez de repuestos, autopartes y lubricantes; y la falta de insumos para el área de agricultura como químicos, fertilizantes y semillas, pueden explicar en parte la extrema situación.
El representante de los productores agropecuarios explicó que aunque, por ejemplo, hay maíz y arroz suficientes, la agroindustria se puede estar viendo afectada por otros factores, como la escasez de empaques, insumos industriales o cualquier otra materia prima que se necesita para lograr que el producto final llegue a los comercios.
Pero este martes el Gobierno de Venezuela reaccionó a estos eventos y retomó conversaciones con empresas del sector higiene personal y del hogar. En la reunión, participaron representantes de la empresas privadas como Procter & Gamble y Colgate Palmolive, con el fin de impulsar el “Plan de Recuperación Integral de la Economía” anunciado el 30 de diciembre por Nicolás Maduro.
Además se encontraron con directivos de la red de Supermercados Excelsior Gama para evaluar la instalación del Sistema Biométrico —captahuellas— en la institución. El ministro para la Alimentación, Yván Bello, anunció que la medida disminuiría la alta afluencia de personas que diariamente compra en el establecimiento.
Desde el mes de octubre, se inició la instalación de máquinas captahuellas en algunos supermercados del país con el presunto objetivo de controlar la extracción excesiva de productos y evitar que posteriormente sean desviados al comercio informal.
Pero evidentemente esta medida no ha funcionado; continúan las colas, la escasez y las riñas para adquirir los productos de primera necesidad. Clientes de la tienda mayorista Makro ubicada en Los Teques (Estado Miranda), protagonizaron una trifulca para poder comprar una bolsa de detergente en polvo y pañales.
PanAm Post publicó a mediados de diciembre de 2014 un trabajo especial sobre el papel que hacen las colas en la vida del venezolano.
Una señora que llevaba cuatro bolsas de leche en polvo fue arrollada por la turba. Ya en el piso le arrebataron lo que había comprado.
— Alfredo Meza (@alfredomeza) January 7, 2015
Malnutrición, síntoma de la escasez
Para el Director del Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (CENDAS- FVM), Oscar Meza, no solo se está percibiendo un incremento importante del malestar social, sino que además los venezolanos están inconformes con las medidas tomadas por el Gobierno de Nicolás Maduro para solventar la situación económica que se vive en el territorio nacional.
En declaraciones a PanAm Post, Meza explicó que la situación actual causa serias afectaciones a la alimentación diaria del venezolano. “Estamos hablando de que los productos esenciales que están faltando son aquellos que suministran las proteínas, minerales y la energía necesaria para que la gente pueda llevar una vida saludable”, indicó Meza.
El representante de los agricultores relató que deben sortear alcabalas de grupos delictivos, actos de extorsión y chantaje por parte de funcionarios policiales, e incluso amenazas de muerte
El directivo de CENDAS informó que la canasta alimentaria está comprendida por 58 alimentos básicos e indispensables, y en el 2014 al menos el 33% de ellos se ausentaron de los anaqueles, entre los que destacan: leche en polvo, pollo, carne de res, margarina, azúcar, aceite de maíz, queso blanco, harina de trigo y de maíz, café, mayonesa y queso amarillo.
En un trabajo especial realizado por El Nacional, la doctora Maritza Landaeta-Jiménez, miembro de la Fundación Bengoa, afirma que la dieta del venezolano, ahora depende de lo que “se consiga”, ha perdido calidad, nutrientes y se ha vuelto sumamente costosa.
“Si en una semana se consigue harina de maíz, comen arepas tres veces. Si se encuentra pollo, lo dividen para que rinda. Los venezolanos están comiendo pasta con olor a pollo, pero los nutrientes que le llegan no son suficientes”, afirmó la especialista.
Nixa Martínez, presidente del Colegio de Nutricionistas y Dietistas de Venezuela, también dijo al diario nacional que en el país se redujo la opción de pensar en lo saludable de los alimentos, y acotó que las carencias nutricionales han acentuado las infecciones en poblaciones vulnerables como niños y ancianos.
Para Meza, la paciencia ha jugado un papel fundamental para los venezolanos; “la gente hace sus colas y sale a pescar comida; hasta este momento predomina la adaptación”.
El acceso a los productos frescos no mejorará pronto
Pérez, representante del gremio de los agricultores, expresó su preocupación en relación con la situación del sector, ya que con base en las conversaciones que han mantenido con la industria estatal Pequiven — que los surte de fertilizantes— pueden inferir que habrá un incremento sustancial del precio de esto productos. “Un saco de urea, por ejemplo, fertilizante básico para la agricultura, podíamos adquirirlo en Bs 90 y posiblemente pasaría a valer Bs 250, más el flete; eso nos preocupa”, agregó.
Anunció que habitualmente, en años anteriores, para estas fechas ya se habían firmado algunos contratos para adquirir las semillas de todos los rubros, y expresó que todavía no hay avances respecto al tema. Explicó que todos estos puntos tienen que ver con la escasez de dólares y la restricción de acceso a divisas para la importación.
Otro factor que ha venido afectando fuertemente al sector es la inseguridad. Pérez explicó que el problema ha venido en aumento y que complica el traslado de las mercancías a su destino final; indicó que el gremio se ve obligado a “pagar vacunas” para proteger los productos que se van a comercializar. La “vacuna” es el pago ilegal en especies, bolívares, y en algunos casos hasta en dólares, de un soborno que les permite a comerciantes, agricultores y ganaderos recibir protección de grupos delictivos, siempre y cuando haya continuidad en el pago. Quienes no pagan, asumen las consecuencias y pierden la “inmunidad”.
El representante de los agricultores relató que deben sortear alcabalas de grupos delictivos, actos de extorsión y chantaje por parte de funcionarios policiales, e incluso amenazas de muerte; todo esto, adicional al pago que deben hacer a escoltas para el cuidado de los camiones con mercancía.
Aún con el producto en los estantes, los precios son inaccesibles
Meza, director de CENDAS, informó que según el último reporte publicado por la institución en noviembre de 2014, la canasta básica alimentaria se ubicó en 15.809, 06 Bs: una familia de cinco miembros debió destinar al menos cuatros salarios mínimos para poder cubrirla.
Explicó que en este 2015 podría haber un aumento de precios en los alimentos de hasta 150%, por lo que los venezolanos tendrían que disponer al menos de cuatro salarios mínimos mensuales para cubrir sus necesidades básicas.
Aunado a esto, el directivo de CENDAS agregó que en noviembre el costo de la canasta básica, la cual incluye alimentos, servicios públicos indispensables, ropa y calzado para una familia de cinco miembros, se ubicó en Bs 28.141,50 (6,6 salarios mínimos).
El representante de CENDAS explicó que todos estos números traen como consecuencia que la tasa de exclusión laboral se ubique al menos en un 50%, porcentaje que resume el número de desempleados y de trabajadores que tienen que recurrir a la economía informal para obtener algún ingreso que pueda cubrir las necesidades básicas reflejadas en estas canastas.
El directivo de CENDAS añadió: “La crisis está tocando la “boca del estómago” de los venezolanos, ya veremos hasta dónde el hambre, la necesidad y la mala nutrición mantienen el conformismo o la adaptación de los ciudadanos”.
Editado por Pedro García y Elisa Vásquez