Oi, la mayor operadora de telefonía fija en Brasil anunció su quiebra para poder renegociar su millonaria deuda.
La telefónica decidió acogerse a la ley de quiebras para con la ayuda de la Justicia brasileña replantear su deuda de 65.400 millones de reales (US$ 18.685,7 millones). Esta cifra es la mayor entre las empresas brasileñas que han acudido a dicha normativa legal.
“Considerando los desafíos por la situación económica financiera de la empresa por el cronograma de vencimiento de sus deudas y las amenazas a sus cofres por inminentes embargos (…), Oi concluyó que la presentación del pedido de recuperación judicial sería la medida más adecuada (…)”, explicó la empresa en un comunicado.
Además de ser la mayor operadora de telefonía fija de Brasil, con cerca de 17 millones de clientes, Oi es una de las mayores suministradoras de Internet en banda ancha, además es la cuarta mayor operadora de telefonía móvil y un importante actor en el mercado de televisión por suscripción.
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Oi también es considerada la tercera mayor empresa del sector de telecomunicaciones en Sudamérica; tiene entre sus principales accionistas a la antigua Portugal Telecom, su socia estratégica desde 2010 y que posee el 27,5 % del capital.
La compañía explicó en su comunicado que, si la Justicia acepta su petición de acogerse a la ley de quiebras, podrá refinanciarse y al mismo tiempo garantizar la oferta de los servicios a sus clientes.
La empresa acumuló el año pasado pérdidas por 5.300 millones de reales (US$ 1.766,7 millones) y en el primer trimestre de este año su perjuicio ascendía a 1.640 millones de reales (US$ 468,6 millones).
La operadora solo comunicó su decisión después del cierre de la bolsa de Sao Paulo, pero sus acciones sufrieron una fuerte caída este lunes del 10 % las preferenciales y del 6 % las ordinarias, luego de que la empresa admitiera que tuvo que llegar a un acuerdo con el estatal Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) para suspender el pago de sus obligaciones financieras por 180 días.
La semana pasada, la agencia de clasificación de riesgo Fitch Ratings rebajó su nota hasta “C”, el último nivel antes de la quiebra, por considerarla insostenible.
Fuente: Expansion