Este lunes siete de noviembre inició en Estados Unidos el juicio contra los “narcosobrinos” de la familia presidencial venezolana; el primer día estuvo enmarcado en comparecencias por parte de la Fiscalía, los abogados defensores y testigos del caso.
En la apertura de la sesión, la fiscalía hizo la presentación de los cargos contra los dos acusados frente al jurado, destacando las conexiones políticas que tenían ambos, antes de ser arrestados. Aseguró la fiscalía que los acusados presumían tener el control completo del aeropuerto venezolano y de no requerir ayuda de los militares para hacer los envíos.
La apertura del juicio estuvo a cargo del fiscal Emil Bove, seguidamente hablaron los abogados de Efraín Antonio Campo Flores y de Franqui Francisco Flores de Freitas. La defensa insiste en que se trata de una maniobra política.
El Gobierno llamó a su primer testigo: un funcionario perteneciente al cuerpo de operaciones especiales de la Policía de Haití, llamado Stevenson Barbot.
Una vez concluida la interpelación del testigo de la Fiscalía, fue llamado al estrado el agente especial de la DEA Sandalio Gonzalez III. El fiscal Emil Bove dirigió el interrogatorio inicial.
El fiscal Emil Bove se dirigió al jurado. “Los acusados pensaron que eran tan poderosos que podrían enviar una tonelada de cocaína a los Estados Unidos”, una frase que marcó el primer día del juicio de los sobrinos Flores.
Bove prometió revelar “una gran cantidad de pruebas” que comprometerán la supuesta inocencia de Efraín Campo y de Franqui Flores “para demostrar que los hombres conspiraron durante 2015 para “importar 800 kilogramos de cocaína antes de que fueran detenidos en Haití”.
“Ustedes verán a Efraín Campo en un video sosteniendo un kilo de cocaína y escucharán a Flores presumir de que podría arreglar la operación para enviar drogas desde el hangar presidencial en un aeropuerto venezolano”, dijo Bove durante su exposición.
Al llegar el turno de la defensa, el abogado de Campo, John Zach, afirmó que se trata de una investigación profundamente defectuosa y les garantizó a los miembros del jurado que quedarán con “tremendas dudas” sobre la evidencia.
La defensa de Campo y Flores acusaron a la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA) de apuntar a sus clientes debido a su estrecha relación familiar con el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, y la primera dama Cilia Flores, a la vez que advirtió que no es ningún secreto que el gobierno venezolano no es aliado con el de los Estados Unidos”
Dijo que ninguna droga cambió de manos y que “los informantes del Gobierno destruyeron o manipularon pruebas”.
La defensa insistió en que los dos hombres eran inexpertos, y estúpidos para tomar decisiones estúpidas, y que los tres informantes confidenciales se encargaron de explotar la inexperiencia de los sobrinos de Nicolás Maduro para lograr su cometido.
“Un narcotraficante hondureño escogido por agentes estadounidenses y que buscaba escapar de una acusación en EE.UU. persiguió a estos hombres (los acusados) desechables y estúpidos que podrían ser susceptibles a ofertas de decenas de millones de dólares para unirse a una falsa conspiración de drogas”, en referencia a Campo y Flores.
Ante los argumentos de la defensa de los “narcosobrinos”, la Fiscalía desmontó dichas versiones con documentos y evidencias que fueron introducidos en los archivos de la Corte.
Según los abogados de los dos acusados, el caso por el cual son procesados, es el resultado de una conspiración elaborada por el gobierno de los EE. UU. con objetivos de política internacional, que incluyó un plan de entrampamiento, en el cual informantes y testigos confidenciales cumplieron órdenes de la DEA para incitarlos a cometer un delito por el que pudiesen ser juzgados en los EE. UU.
Para que los acusados puedan demostrar que fueron inducidos a cometer el delito, deben demostrar que existe alguna evidencia de que el Gobierno puso en marcha el crimen. Por su parte, el Gobierno tiene que probar que los acusados tenían una predisposición a cometer el delito de importar narcóticos a los Estados Unidos.
Si la Fiscalía logra convencer a cada miembro del jurado de que los sobrinos de Flores son culpables, se debe producir un veredicto, que debe ser unánime, al final de los diez días de deliberaciones.
Campos Flores y Flores de Freitas están formalmente acusados de los cargos de conspiración para importar cocaína a Estados Unidos, y de fabricar o distribuir cocaína, a sabiendas y con la intención de que se sería importada a Estados Unidos, en violación de las normas del Código de ese país.
Los sobrinos de la familia presidencial venezolana fueron arrestados el diez de noviembre de 2015 por la policía de Haití y luego extraditados a Estados Unidos.