El director de la aerolínea LAMIA reveló este martes 29 de noviembre que el piloto pudo haber abastecido de gasolina al avión en caso de ser necesario.
En una entrevista con el general Gustavo Vargas, directivo de la aerolínea, reveló cuál era el itinerario que debía cumplir la aeronave que terminó estrellándose cinco minutos antes de aterrizar en el aeropuerto de Medellín.
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Aunque se deben esperar las investigaciones pertinentes sobre la tragedia aérea la principal hipótesis de expertos aeronáuticos es que el avión donde viajaba el equipo brasileño Chapecoense, se quedó sin gasolina; razón por la cual al caer e impactar no explotó.
El directivo confirmó que por alguna razón el piloto de la aeronave siniestrada no cumplió con la ruta establecida en un principio.
“De Santa Cruz tenía que ir a Cobija, que es en Bolivia. De Cobija tenía que ir a Medellín. Pero ellos se fueron directo hasta Medellín, y de ahí tenía que ver la posibilidad de seguir o aterrizar en Bogotá. Era de noche. Y por esa negación de Brasil se complicó un poco. Pero por lo visto, si el piloto ha continuado es porque sí podía”, dijo Vargas.
Expertos en seguridad aeroportuaria cuestionaron el uso de la aeronave de LAMIA para cubrir la distancia de 2.265 kilómetros aproximadamente que separan a Santa Cruz de la Sierra y el aeropuerto José María Córdova de Medellín.
Según Vargas no se suponía que el combustible iba a ser un problema. Contó que el tramo Santa Cruz- Medellín ya había sido cubierto en dos oportunidades por le misma aeronave. Además, existía la posibilidad de reabastecerse en el aeropuerto de la capital colombiana.
“Si él consideraba [el piloto] que no tenía combustible, tenía que entrar a Bogotá a reabastecer. El aeropuerto de Bogotá, según el plan de vuelo, era el alterno para cualquier cosa. Antes de pasar Bogotá tenía que tomar la decisión; si estaba con buen combustible tenía que seguir, pero si alguna cosa pasaba con el combustible, debió entrar”, señaló el director de LAMIA.
Para Vargas “la versión del combustible es muy difícil” de creer ya que el piloto, Miguel Alejandro Quiroga Murakami, era un profesional de la aeronáutica experimentado.
Fuente: El Deber