Un nuevo informe en Colombia señala a la Administración de Aeropuertos y Servicios Auxiliares a la Navegación Aérea (Aasana) de Bolivia como la responsable del accidente de la línea aérea LAMIA el 29 de noviembre y que terminó con la vida de 71 personas.
Al menos ocho errores fueron “claves” para que se llevara a cabo el siniestro: desde la autorización de salida del vuelo, hasta el sobrepeso que llevó la aeronave.
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El informe que presentó la semana pasada el Gobierno boliviano señaló que “la responsabilidad directa del accidente la tienen la empresa (LAMIA Corporation) y el piloto (Miguel Quiroga)”; sin embargo, la investigación que fue realizada por la autoridad aeronáutica colombiana estableció ocho errores que se produjeron antes del despegue de la aeronave para transportar al equipo de fútbol Chapecoense a Medellín, para disputar la final de la Copa Sudamericana.
Las autoridades colombianas enviaron las cajas negras a un centro de investigación de accidentes aéreos en el Reino Unido; de allí se llegó a varias conclusiones:
- Aasana permitió el despegue pese a que la aeronave no estaba certificada para operación, es decir, no podía volar a la altura de 30.000 pies.
- El plan de vuelo no registraba segundo aeropuerto alterno y no observó que el tiempo en ruta era el mismo que la autonomía de vuelo. Debía tener combustible para volar al menos una hora y 30 minutos más.
- El despachador solo firmó el Plan de vuelo, pero no registró su nombre.
- Aasana no entregó información sobre los procedimientos y grabaciones realizadas antes del despegue de la aeronave.
- El punto inicial del vuelo era Cobija-Pando, Aasana permitió que el avión volara directo desde el aeropuerto de Viru Viru. El peso estimado al momento del despegue fue de 42.148 kilos, cuando el máximo permitido era de 41.800 kilos, Aasana no lo notó.
Ya en vuelo, las investigaciones confirmaron que la tripulación analizaba el estado de combustible de la aeronave; y al cálculo, el piloto consideró aterrizar en Leticia y luego en Bogotá, pero desistió de hacerlo.
Luego, el grabador de voces de la cabina dejó de funcionar y las autoridades colombianas indagan por qué.
Finalmente, fue a las 9:57 de la noche, solamente dos minutos antes del accidente, cuando el copiloto reporta falla eléctrica total y ya se habían apagado sus cuatro motores. La alerta no la anunciaron antes.
Al final, el aparato se estrella en el cerro El Gordo, cuando registraban una altura de 9.000 pies y debía estar por encima de los 10.000.
21 minutos antes del accidente, se activó la alarma de combustible, según la indagación. Desde ese momento, se le apagaron paulatinamente los motores. Cuando faltaban 3 minutos y 45 segundos se desactivó el último. Aún así, esperó casi dos minutos para declarar emergencia.
Fuente: El Deber