General Motors, la reconocida industria automotriz de vehículos Chevrolet, anunció que paralizará indefinidamente sus operaciones en Venezuela tras la confiscación ilegal de una de sus plantas.
La empresa aseguró que tomará acciones contra el gobierno de Nicolás Maduro, el cual de forma inesperada tomó una planta ubicada en el centro industrial Valencia.
“Ayer, la planta de GMV fue inesperadamente tomada por las autoridades públicas, evitando las operaciones normales. Además, otros activos de la compañía, como vehículos, han sido retirados ilegalmente de sus instalaciones”, dijo la empresa en un comunicado.
La empresa dijo que “rechaza enérgicamente las medidas arbitrarias adoptadas por las autoridades y tomará enérgicamente todas las acciones legales, dentro y fuera de Venezuela, para defender sus derechos”.
El fabricante de automóviles realizará pagos de separación a los trabajadores de acuerdo con la ley venezolana. Contaba con 2.678 trabajadores, 79 concesionarios y proveedores. La empresa teme que el daño causado sea irreparable.
La incautación de la planta se produce en medio de una profunda crisis económica y política que ha provocado protestas con miles de venezolanos en las calles.
La industria automovilística venezolana se ha mantenido en caída libre, afectada por la falta de materia prima derivada del control de cambio y la producción local estancada, las industrias producen lo mínimo.
De 800 .000 empresas existentes en Venezuela antes de que llegara Hugo Chávez al poder (1999) solo quedan 230.000, lo que significa la “muerte” de al menos 570.000.
Los controles de cambio, de precios, las leyes del trabajo, las expropiaciones y amenazas; son en su mayoría las causas por las que el sector industrial y empresarial venezolano cada día se convierte en ruinas.