Venezuela es el único país donde un aumento de salario entristece a los trabajadores, pues en un escenario con la mayor inflación del mundo, el sueldo simplemente se mantuvo en USD $4 y solo alcanza para cubrir el 1% de la canasta básica.
Este lunes 30 de abril, Nicolás Maduro anunció un aumento del 95,4% del ingreso mensual de los trabajadores; se trata del tercer ajuste del año que en realidad solo empobrece aún más a los venezolanos.
Lo “curioso” en Venezuela es que el sueldo básico queda en 1.000.000 ( USD$ 1,6) ; a esto se le suma un bono con tickets de alimentación de 1.555.500 (USD $2,5); por lo que aunque el salario es de 4 dólares en bolívares, en efectivo esto solo representa la miserable suma de casi 2 dólares.
Con una imparable hiperinflación este supuesto “súperaumento” solo alcanza para comprar unos dos kilos de pollo en un mes; situación que con el paso del tiempo seguirá empeorando y probablemente dentro de unos días, solo alcance para la compra de un café.
De acuerdo con el economista y diputado José Guerra, en términos prácticos (“de bienes”),“el nuevo salario integral de Bs 2.550.000 equivale a un kg de carne, un kg de arroz y un paquete de harina de maíz”.
En términos de bienes, el nuevo salario integral de Bs 2.550.000 equivale a un kg de carne, un kg de arroz y un paquete de Harina Pan. El problema no son los bolívares sino su poder de campra. Se trata de millones en papeles sin valor
— Jose Guerra (@JoseAGuerra) April 30, 2018
Ante el anuncio de Nicolás Maduro, miles de venezolanos salieron a las calles para hacer “compras nerviosas”; acudieron a los mercados y supermercados para tratar de acceder a la mayor cantidad de alimentos posibles tras el aumento de precios que inminentemente se dará en los próximos días.
Los locales comerciales colapsaron y los puntos de venta dejaron de funcionar por el excesivo uso de tarjetas de débito y de crédito; todo, en medio de la incertidumbre de no saber qué va a pasar en un país con una economía de guerra enmarcada en la inflación más alta del mundo, los salarios más bajos de la región y una escasez de alimentos y medicamentos que se profundizará aún más con el anuncio presidencial.
En abril la canasta básica superó los 75.000.000 (USD$ 125), lo que significa que hoy los venezolanos necesitan más de 30 salarios mínimos para poder sobrevivir. Sin embargo, especialistas pronostican que en los próximos días los ciudadanos igual necesitarán 75 salarios por la imparable hiperinflación.
La economista Alicia Sepúlveda, coordinadora del observatorio económico legislativo de Cedice Libertad, explicó a PanAm Post que el salario mínimo está respondiendo a unas consecuencias de políticas públicas que tienen a la población inmersa en un proceso hiperinflacionario.
“La gente no se alegra porque ante un proceso inflacionario tan acelerado, ese ajuste de precios en nada aporta a mejorar el ingreso y como la inflación es acelerada se deteriora rápidamente”, señaló.
Sepúlveda explicó que este aumento unilateral de salario solo generará mayor desabastecimiento y más desempleo, pues a las empresas que quedan les costará mucho más poder cumplirlo; sobre todo cuando Nicolás Maduro amenazó con sancionar a aquéllas que aumenten sus precios.
“El sacrificio que tienen que realizar las empresas para pagar ese nuevo monto es mucho más alto y eso va a tener como consecuencia mayor cierre de empresas y menor posibilidad de acceder a bienes y servicios”, agregó.
Y es que aumentar solamente el salario mínimo no resuelve los problemas económicos del país suramericano, enmarcados en una inflación que cerró en 2017 en casi 3.000 %, y una escasez de alimentos y medicamentos única en la historia de esa nación.
La realidad es que en Venezuela una familia, para poder comer completo, debe ganar cada día el equivalente a un salario mínimo mensual; y eso, en Venezuela es imposible.
La solución
Sepúlveda explicó que mientras se mantenga una política monetaria de controles, la situación en el país empeorará empobreciendo aún más a la población.
“Nosotros tenemos que poder rescatar el poder de compra de la moneda, crear confianza, y a la vez tener la posibilidad de invertir y que la inversión empresarial pueda generar riquezas, eso no se logra con un sistema de controles de precio o de restricción al control de cambio o de todas esas políticas nefastas que viene aplicando el régimen. Mientras el gobierno siga empeñado en intervenir y restringir al sector privado vamos a seguir en esta situación”, señaló.
“Este tipo de políticas lo que hace es deteriorar más la calidad de vida y la hacer más precario el poder acceder a los bienes y servicios”, sentenció.