Tras dejar a la estatal PDVSA en ruinas, el régimen de Nicolás Maduro logró que China le concediera un nuevo crédito por USD $5.000 millones para rescatar la producción petrolera en Venezuela.
El Gobierno de Maduro no dio detalles del crédito y de cómo será invertido el dinero; tampoco si se trata de un financiamiento nuevo o si es parte de acuerdos binacionales pasados. Sin embargo, trascendió que la nación asiática habría lanzado una especie de “salvavidas” a Maduro, quien bajo su gestión logró reducir la producción y exportación de crudo a mínimos históricos.
El ministro de Economía y Finanzas de Venezuela, Simón Zerpa, informó que en las próximas semanas se firmarán los nuevos financiamientos que al parecer serán invertidos en la Faja petrolífera del Orinoco y en áreas de bombeo que se encuentran prácticamente paralizadas.
“Hemos conseguido la autorización de inversión directa por parte del Banco de Desarrollo de China en el aumento de la producción de PDVSA por más de 250 millones de dólares y estamos ya poniendo en marcha financiamientos específicos en el marco de un crédito especial que el Gobierno de China está entregando a Venezuela por 5.000 millones de dólares para proyectos de inversión directa en la producción”, dijo Zerpa.
Mientras Zerpa se encuentra en China buscando reactivar financiamientos del país asiático, especialistas sostienen que Venezuela requiere inversiones de más de USD $20.000 millones para que la industria petrolera recupere sus niveles de producción.
Y es que China se ha convertido en el principal socio financiero de Venezuela, concediendo préstamos por más de USD $60.000 millones en los últimos 10 años. Venezuela paga esos créditos con envíos de crudo.
Un círculo vicioso
No es la primera vez que el régimen de Maduro logra este tipo de acuerdos con China y al final queda endeudado y sin capacidad de cumplir con los pagos de la deuda externa.
En noviembre de 2016 se conoció que Maduro firmó otro acuerdo con China para aumentar las exportaciones de crudo. El Gobierno de Venezuela y la Corporación Nacional de Petróleo de China (CNPC) acordaron un plan de inversión por USD $2.200 millones, que, supuestamente, permitirían elevar la producción petrolera en 277.000 barriles más por día.
Sin embargo, se desconoce qué sucedió con el dinero recibido debido a que actualmente Venezuela produce solo 1,36 millones de barriles diarios, la cifra mínima a la que ha llegado en toda su historia petrolera. Además, se le está dando prioridad al pago de las deudas con China, Rusia y Cuba.
Maduro sabe que tiene la “soga al cuello” ante China, pues en varias oportunidades el país asiático ha amenazado con dejar de ayudar a Venezuela ante el incumplimiento de los acuerdos binacionales.
De hecho, en mayo de 2018 a Venezuela se le había vencido el período de gracia que China le había otorgado para que pagara la descomunal deuda de más de USD $20.000 millones. En esa oportunidad la potencia asiática dejó claro que no ofrecería ningún alivio a Maduro si no empezaba a pagar lo adeudado.
Se desconoce además qué fue lo que hizo cambiar de parecer a China luego de que demandara a PDVSAa por deudas pendientes en 2017, sobre todo luego de que se conociera que el país asiático frenó la cartera de créditos con el régimen de Maduro.
Las relaciones entre China y Venezuela iniciaron formalmente en 2007, cuando el expresidente Hugo Chávez, luego de arduos procesos de negociación, creó el Fondo Conjunto Chino-Venezolano, un acuerdo de cooperación económica y préstamos.
China sabe que PDVSA está en ruinas
En marzo de 2018 tanto China como Rusia, países aliados de la dictadura en Venezuela, decidieron dar un paso al costado y no hacerse cargo de las refinerías venezolanas del cetro de Paraguaná, tal y como se lo había ofrecido el régimen de Maduro.
Ambas naciones se dieron cuenta que la industria petrolera en Venezuela se encuentra prácticamente abandonada y que para levantarla habría que asumir inversiones millonarias.
Rosneft (Rusia) iba a manejar la refinería de Amuay con una capacidad de 650.000 barriles diarios y Petrochina manejaría Cardón, cuya capacidad es de 310.000 barriles por día.
Ante esa situación, Venezuela planeaba cerrar tres de sus más grandes refinerías por escasez de crudo y falta de personal. Una situación que dejaba en el abismo los principales ingresos del país suramericano.
Cabe destacar que de los envíos petroleros que hace Venezuela a países como Rusia, China o Cuba, el país no percibe ni un dólar, porque se trata de acuerdos comerciales por intercambios de productos y servicios.