EnglishLos índices de violencia de Caracas la han vuelto a ubicar en 2014 como la segunda ciudad más violenta del mundo, con una tasa de 115 asesinados por cada 100 mil habitantes, de acuerdo con la ONG mexicana Seguridad, Justicia y Paz. En la capital venezolana no están a salvo ni siquiera los funcionarios de los cuerpos de seguridad del Estado, pues durante los primeros 29 días de 2015 han sido asesinados 13 uniformados, en distintas circunstancias. La mayoría de ellos, para robarles sus armas de fuego.
“El delincuente ve al policía no como a una figura de autoridad, sino como a un igual; y a los iguales no se les respeta. Matar a un funcionario le da al delincuente prestigio dentro de sus bandas criminales, y además la posibilidad de obtener un arma de fuego de manera fácil”, advirtió el comisario Elisio Guzmán, quien actualmente se desempeña como director de la policía del Estado Miranda (Polimiranda), pero que tiene más de 40 años de carrera policial en Venezuela.
El pasado 9 de enero, la cámara de seguridad de un establecimiento comercial captó las imágenes del momento en el cual un funcionario de Polimiranda entró uniformado a una panadería, y fue sorprendido por un delincuente que estaba a su lado. El hombre le disparó y lo despojó de su arma de reglamento. La víctima fue el supervisor agregado Álvaro Blanco Escobar, de 49 años.
Sus más de 20 años de carrera policial no le sirvieron para evitar convertirse en otro caído por la delincuencia. Su atacante vio en el descuido del uniformado, una oportunidad para conseguir un arma de fuego. Sin pudor alguno le dio un tiro en la cabeza y cuando el policía cayó al piso, le quitó el arma que llevaba en la cintura.
Cifras en aumento
La matanza de policías en Caracas se ha ido incrementando de manera proporcional al incremento de los índices delictivos. Para 2010 el número de uniformados que asesinaron se ubicaba en 59; en 2011 la cifra se ubicó en 84 funcionarios policiales; en 2012 mataron a 106 miembros de distintos cuerpos de seguridad; en 2013 la cifra se ubicó en 100 policías y en 2014 fueron 132. Esto significa un incremento de 124% durante el último lustro.
“El policía es un miembro más de la sociedad (…) pero se hace más llamativo para el criminal porque tiene un arma de fuego”
“En Venezuela la muerte de un policía se convirtió en una cifra más. Cuando algo similar ocurre en otros países, las autoridades se pronuncian, hacen justicia, hay sanciones para los delincuentes y se da un mensaje claro a la sociedad sobre lo importante de hacer valer y respetar la autoridad”, expresó Javier Gorriño, abogado y ex jefe de la antigua Policía Técnica Judicial venezolana (PTJ).
El experto advirtió que la poca efectividad en los procesos de investigación criminal, que se traduce en altísimos niveles de impunidad en casos de delitos comunes, incide directamente en el incremento de los asesinatos de policías.
“El policía es un miembro más de la sociedad. Está tan expuesto como el resto de los venezolanos, pero se hace más llamativo para el criminal, porque además tiene un arma de fuego. El delincuente lo identifica y sin pensarlo mucho, lo mata, porque sabe que si el policía lo identifica primero, está en capacidad de accionar su arma”, explicó Gorriño.
La ONG venezolana Fundación Para el Debido Proceso, en su más reciente informe, publicó que en Venezuela, el año pasado, asesinaron a 388 funcionarios de distintos cuerpos de seguridad del Estado, mientras que en 2013 el número de víctimas fue de 295 uniformados, lo que representa un incremento de 31% en apenas un par de años.
El país donde un arma vale una vida
En Venezuela existen restricciones para la comercialización de armas desde junio de 2010, y desde entonces han sido anunciadas varias regulaciones relacionadas con la emisión de los portes de arma que otorga el Gobierno a civiles, la tenencia, marcaje de municiones y otras disposiciones que no han logrado disminuir la incidencia de las muertes producidas con armas de fuego y que han vuelto más atractivo para el delincuente hacerse de una pistola a través del asesinato de funcionarios policiales.
La impunidad en el país hace cada vez más fácil atentar contra la vida de los agentes policiales, señalan expertos
De acuerdo con los expertos, el valor de un arma de fuego automática, como las asignadas a los uniformados, en el mercado ilegal venezolano, es de entre Bs. 60.000 y 80.000 (aproximadamente US$400 al cambio libre); en resumen, lo que vale la vida de un policía armado para un delincuente.
“La carrera policial en Venezuela se ha desprestigiado por varios factores. En principio, tanto el criminal como la sociedad ven al policía como un delincuente más, pero con credencial; en segundo lugar, los bajos salarios que perciben los uniformados y las precarias condiciones socioeconómicas que poseen, los colocan en el mismo estrato social de quien comete los delitos, y para finalizar, la impunidad hace que delinquir en el país sea cada vez más fácil, porque no hay sanciones”, expresó el abogado criminalista Luis Izquiel.
El jurista señaló que desde las propias academias de policía se deben tomar medidas para minimizar los riesgos de los funcionarios, por lo que sugiere que se les debe prohibir patrullar solos, salir de los comandos uniformados cuando no estén trabajando, y portar sus armas de fuego cuando están fuera de las horas de servicio. Según Izquiel, con estas medidas, se reduciría significativamente las probabilidades de que un policía pueda ser sorprendido por delincuentes.