En los últimos días los atentados realizados por el Estado Islámico en diferentes países de Europa han suscitado un debate acerca de qué se debe hacer al respecto. Algunos afirman que la solución pasa por mayores controles en las fronteras o incluso prohibir la entrada de personas de alguna nacionalidad o religión específica, que pueda ser considerada peligrosa.
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Para otros, el tema de prohibir la entrada a musulmanes, por ejemplo, solo por su filiación religiosa, no solo es inmoral sino que no tiene utilidad en lo práctico. Los terroristas no se acogen a la ley y buscarán la forma de realizar atentados aún cuando los gobiernos de los países les prohiban la entrada a personas con su nacionalidad. Por lo que este tipo de medidas termina afectando, sobre todo, a quienes no tienen ninguna intención de causar daño.
Sin embargo el tema de política migratoria no se limita solo al asunto del terrorismo, quienes se oponen a la libre entrada de personas a sus países pueden argüir, por ejemplo, que no quieren que inmigrantes se beneficien del gran Estado de bienestar que ellos costean, o que simplemente una u otra cultura amenaza sus valores. Son muchas las razones por las que algunas personas pueden querer restringir la entrada de inmigrantes y el debate se centra en cómo tomar decisiones al respecto.
En un sentido general los liberales abogamos por la libre circulación de personas, sin embargo, para muchos el problema debe verse con lupa y termina remitiéndonos a derechos de propiedad. En nuestro podcast de hoy, con Pablo Gianella, polítologo y miembro del Instituto Juan de Mariana, retomamos la pregunta que se haría Rothbard al respecto: ¿Necesariamente los libertarios deben defender las fronteras abiertas?