Cuando el 20 de marzo de 1854 se funda el Partido Republicano, aquel cuyo nombre proviene del republicanismo de Thomas Jefferson, nunca se pensó que un hombre como Donald Trump lograría consolidarse como candidato presidencial. El “Gran Partido de América” no es hoy lo que alguna vez fue.
Solo seis años después de su formación, el pequeño partido que crecía de las ruinas del Partido Whig que habían fundado Henry Clay y John Q. Adam lograba sentar a alguien en la presidencia de Estados Unidos: Abraham Lincoln.
La historia fue justa con el decimosexto presidente de Estados Unidos. A Lincoln se le atribuye la abolición de la esclavitud y la unión de Estados Unidos. Supo liderar al país durante la Guerra Civil (1861-1865). Lincoln, en su presidencia, dejó el nombre del Partido Republicano en alto dentro de la política de su país.
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Desde 1869 hasta 1980 con la llegada de Ronald Reagan, Estados Unidos disfrutó de varios períodos en los que el Grand Old Party (GOP) lograba expandir la economía del país. En 1980, luego de varios años de cierta inestabilidad, Reagan logró impulsar la economía de un país estancado, consolidando una “Revolución Conservadora”.
No obstante, la etapa de Reagan sería más tarde demolida durante la administración de George W. Bush. Las victorias electorales de Barack Obama en un país conservador como Estados Unidos fueron dos golpes letales para el Partido Republicano.
El ascenso de la condena
Llegamos a la situación actual: mucho más turbia que durante todo el siglo pasado. Donald Trump, un multimillonario de Nueva York, se acaba de consolidar, tras derrotar a Ted Cruz y John Kasich, como el candidato republicano para las elecciones de Estados Unidos el próximo noviembre.
Hace casi un año, cuando el magnate anunció su candidatura por un partido al cual no había pertenecido, parecía un chiste. Gran parte de los estadounidenses creía que no existía posibilidad de que el polémico empresario obtuviera la nominación.
De inmediato, el neoyorquino se convirtió en un showman. Los sondeos empezaron a reflejar su creciente popularidad. En una encuesta de diciembre de 2015 y enero de 2016, Reuters y NBC, respectivamente, ya daban una gran ventaja a Trump, con un apoyo del 40% de los votantes. Cruz, su rival más cercano, estaba casi 20 puntos atrás.
Poco a poco, los contrincantes republicanos de Trump se fueron retirando frente a la amenaza del recién llegado. Primero fue Mike Huckabee. Le siguieron Rand Paul, Rick Santorum, Carly Fiorina y Chris Christie.
Cada vez era más evidente que Trump se convertía en una amenaza real para la política estadounidense, pero especialmente para el Partido Republicano. Según los intelectuales del partido, los valores de Trump, un inescrupuloso empresario multimillonario con hermosas esposas y un programa reality de televisión, son del todo opuestos a los del pensamiento del partido de Lincoln.
Al lanzar su campaña, Trump dio un discurso en contra de los inmigrantes ilegales sumamente polémico en el cual tildó de violadores y criminales a los mexicanos.
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Los escándalos que giran en torno a Trump parecen ser innumerables. En el desenvolvimiento dentro del terreno de lo políticamente incorrecto, Trump está liderando una de las campañas más polémicas y sucias de la historia de Estados Unidos. Hace varios meses retuiteó una frase de Il Duce, Benito Mussolini; durante un debate lanzó comentarios misóginos en contra de la presentadora de Fox News, Megyn Kelly; además, Trump es acusado de incitar a la violencia en sus mítines en múltiples ocasiones.
Un fenómeno difícil de explicar
Ninguno de los escándalos por las declaraciones de Trump lo ha afectado realmente en los sondeos o en las elecciones primarias. El periodista británico Freddy Gray escribe en The Spectator que Trump “saca a relucir el lado más oscuro de los ciudadanos americanos y un “poco de cosas inmorales”.
La campaña de Trump, agrega Gray, trae consigo la decadencia de la política norteamericana. Su apoyo “es anárquico”. Llegó para destruir el orden político y para dejar en crisis el sistema democrático. Y es precisamente esto lo que quieren sus seguidores.
El máximo representante del partido de Lincoln y la lucha interna
Ante la delicada situación en la que se encuentra la estabilidad política de Estados Unidos, cabe preguntarse: ¿Cómo una persona como Donald Trump se logra consolidar hoy como el máximo representante del histórico Partido Republicano?
Daniel Sandia, un joven estadounidense, dice que Trump logra surgir porque la mayoría de los ciudadanos de Estados Unidos están molestos con la política tradicional. “Muchos de mi entorno no son republicanos pero no quieren votar por un socialista como Sanders ni por una hipócrita como Clinton”, afirma.
Ciertamente, el crecimiento de Trump transciende los límites del Partido Republicano. De hecho, muchos de sus votantes son miembros del Partido Demócrata que están inconformes con sus propios candidatos.
No obstante, la crisis política es más visible en el GOP: varios líderes conservadores se han opuesto organizadamente a la candidatura de Trump. Dos importantes republicanos, el senador Ben Sasse de Nebraska y el gobernador de Massachusetts, Charlie Baker, dijeron hace dos semanas que no votarán por Trump de ser este el candidato a las presidenciales.
Así como Sasse y Baker, Max Boot, un asesor de Marco Rubio, dijo recientemente al New York Times que será la primera vez en su vida que vote en contra de un Republicano en las elecciones presidenciales. “Preferiría votar por Josef Stalin que por Donald Trump”, admitió Boot, para luego decir que apoyaría a Clinton.
Otras alternativas
El Partido Republicano está en crisis. Desde que Cruz cerró su campaña y Trump es el candidato oficial a la presidencia, muchos votantes están buscando opciones no tradicionales. Alexander Burns, corresponsal político del New York Times, escribe: “parece no haber alternativa a Trump, pero los republicanos creen que un pequeño partido, como el Libertario o el de la Constitución, puede servir como una opción viable”.
Gary Johnson, antiguo gobernador de Nuevo México y candidato presidencial en 2012 por el Partido Libertario, está buscando nuevamente la nominación de su partido. Según una encuesta de Monmouth University, Johnson se está favoreciendo del descontento hacia los candidatos republicanos.
De esta manera, Johnson, quien obtuvo más de un millón de votos hace cuatro años, convirtiéndose en el candidato Libertario más votado, podría romper con el tradicional bipartidismo que durante décadas ha marcado la política estadounidense.
Según Fergus Hodgson, consultor político del Future of Freedom Foundation, el Partido Republicano está padeciendo actualmente una crisis de identidad. “El partido está dividido entre los moderados y los miembros del Tea Party,” explica. “Es decir, entre los que creen que debe existir un gobierno grande y los que creen que se debe limitar”.
Hodgson cree que la división dentro de los republicanos ha existido desde hace mucho, pero que se acentuó con la gestión de George W. Bush. “Dado que Bush era un neoconservador y no redujo el gobierno, muchas personas se sintieron desilusionadas con él. McCain y Romney eran iguales”.
Acota Hodgson: “Donald Trump no encaja en ninguno de estos conceptos. Él crea una división aún mayor dentro del GOP. Sin embargo, él atrae a las masas y entretiene”.
En una entrevista con el New York Times, Tom Davis, antiguo congresista de Virginia, dijo que muchos republicanos se desmarcarán de Trump. “Es muy temprano para ver un éxodo masivo, pero esto depende de Trump, y en estos momentos no se está poniendo en una muy buena posición”, dijo Davis.
Es posible, de hecho, que de aquí a noviembre surjan muchos más republicanos rechazando y repudiando la idea de Trump en el Salón Oval. Sin embargo, como hasta ahora han demostrado las encuestas, puede que este rechazo por parte del establecimiento político no le afecte en lo más mínimo.
La responsabilidad de Obama
Karina Gómez, una venezolana que dirige una escuela en Nueva Jersey, explicó que, aunque pertenece al Partido Demócrata, no se siente identificad ni por Clinton ni por Sanders.
Asegura que “el problema en la política estadounidense es la falta de credibilidad de los políticos. Los demócratas bajo Obama, por ejemplo, han prometido muchas cosas que no cumplieron”. Esto explicaría la atracción de outsiders como Trump o Sanders.
El escenario para la ruina ya estaba planteado
Por otra parte, Daniel Raisbeck, editor jefe del PanAm Post y ex candidato a la Alcaldía de Bogotá, comentó que la crisis del Partido Republicano surge porque muchos votantes “perciben que los representantes del partido no han hecho lo que prometieron durante sus campañas (…) existe una gran decepción con los políticos y eso lo ha explotado Trump”.
Por otro lado, la táctica de Trump de acudir a lo políticamente incorrecto le garantiza el apoyo de la gran parte de la población que está cansada de escuchar mentiras porque los políticos tradicionales evitan ofender a cualquier persona.
“Trump no es un verdadero republicano porque no representa los valores de los conservadores”, afirma Raisbeck. “Sin embargo, él vio que el Partido, por las condiciones en las que estaba, era un mecanismo para entrar en la política estadounidense y ser protagonista”.
Agrega que “todo lo que ha dicho Trump, por bien o por mal, va a estar asociado al Partido de acá en adelante (…) La pregunta es: ¿qué tanto daño le ha hecho para el futuro a la marca republicana?”, cuestiona.
Hablar con Raisbeck no genera mucho optimismo sobre la situación de la política actual en Estados Unidos. Da a entender que, de alguna manera, cierta situación de inestabilidad se volverá la norma.
Una crisis irrecuperable
El crecimiento de otros partidos en las encuestas, como el Partido Libertario, evidencian que muchos estadounidenses están comenzando a buscar opciones por fuera del bipartidismo tradicional de la política estadounidense. Otros, sin embargo, mantienen otro punto de vista.
Una fuente que prefirió mantenerse anónima cuenta al PanAm Post que apoyará a Trump en estas elecciones porque está cansada de la política reciente del país. “Obama incumplió sus promesas; Bush fue un desastre. Trump es lo que realmente necesita este país. Alguien que pueda decir las cosas que necesitamos”.
Millones de estadounidenses, muchos de ellos latinos, piensan igual que ella. De hecho, una gran cantidad de hispanos apoyará al magnate porque se siente amenazada por los otros hispanos que están llegando al país. Según una encuesta de CBS, el 45% de los latinos votaron por el Trump en las elecciones primarias de Nevada en febrero de este año
El apoyo de Trump parece tener explicaciones, pero no es completamente justificable. Los candidatos extremistas como Trump o Sanders surgen solo en tiempos de crisis.
En un artículo en The Atlantic, David Frum, quien escribió discursos para el expresidente George W. Bush, señala que el GOP planeó una restauración dinástica este 2016; en cambio, desencadenó una lucha interna, “¿Podrá el partido reconciliarse y sobrevivir a este año?”, se cuestiona.
La respuesta de Frum es que puede que sí, pero que le costará mucho volver a ser el Grand Old Party que alguna vez Abraham Lincoln dirigió.