La candidata a presidente de Brasil, Marina Silva, presentó el viernes a la tarde en San Pablo su programa de gobierno que incluye, entre otros puntos, una reducción gradual de cierto subsidios estatales a la actividad económica, reglas de negocios claras, un banco central autónomo, un Mercosur más flexible y la unión civil entre personas del mismo sexo.
Desde hace dos semanas, la carrera presidencial de Brasil tiene una nueva favorita: Marina Silva. Según la última encuesta de Datafolha del viernes, Silva y Dilma Rousseff —actual presidente— empatarían en la primera vuelta pero Silva vencería en el ballotage.
Silva, profesora de historia, ambientalista y exafiliada al Partido Comunista Revolucionario de Brasil, fue designada como candidata presidencial por el Partido Socialista Brasilero (PSB) luego de que el candidato Eduardo Campos falleciera en un accidente aéreo el pasado 13 de agosto.
El partido de Silva forma parte de la Coalición “Unidos por Brasil”, una red que conforman —además del PSB— el Partido Popular Socialista (PPS), el Partido Patria Libre (PPL), la Red de Sustentabilidad, el Partido Republicano Progresista (PRP) y el Partido Humanista de Solidaridad (PHS).
Dentro del capítulo “Economía para el desarrollo sustentable” del programa, la ambientalista explicó que “debemos avanzar gradualmente hacia un sistema en el que el crédito público para las empresas sea complementario, y no inhibidor del sistema de crédito privado”.
Según explica el documento de 242 páginas, “Los subsidios a los créditos agrícolas y a programas de vivienda pública deben continuar, pero con una mayor participación de los bancos privados, evitando la asignación ineficiente de los subsidios. La transición debe ser gradual, a fin de no ocasionar la reducción en la inversión”.
Dilma Rousseff, actual mandataria, respondió a estas propuestas duramente en un acto realizado el sábado con alcaldes de su Partido de los Trabajadores (PT), alegando que era “gravísimo“. Según Rousseff, esas subvenciones favorecen la construcción de viviendas sociales y obras de infraestructura, y sin ellas estos programas se acabarían.
“Son propuestas aventureras, oscurantistas y atrasadas, que son parte de una oferta que parece avanzada, pero es profundamente demagógica y que, sobre todo, no se sabe a qué intereses sirve”, expresó Rousseff.
La socialista que busca abrir la economía de Brasil
Otros de los puntos de su programa de gobierno es la flexibilización de las normas del Mercosur, la alianza comercial subregional que incluye a Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay, y recientemente a Venezuela.
Silva expresó que una de sus metas es que se puedan realizar acuerdos comerciales bilaterales con países fuera de este bloque.
“Tenemos el principio de la integración pero esto no nos impide que podamos encontrar medios para celebrar acuerdos bilaterales”, indicó la candidata.
Además, se mostró abierta a tener un vinculo positivo con Estados Unidos: “Hay que relanzar el dinamismo en el comercio con Estados Unidos y la Unión Europea, y fundar nuevos estándares comerciales con Chile”.
En el documento se describe esta necesidad: “Como la principal economía del bloque, es necesario que Brasil tome la iniciativa de proponer los cambios necesarios en la dirección de Mercosur para que se convierta en un factor de desarrollo y en un actor dinámico del comercio internacional”.
La candidata opositora, que fue también ministra de Medio Ambiente durante la presidencia de Luiz Inácio “Lula” Da Silva, manifestó su deseo de acercarse a la Alianza del Pacífico, red comercial conformada principalmente por México, Chile, Colombia y Perú.
“La integración de América del Sur: abrir las puertas del Pacífico. Promover el enfoque ambiental y cultural. Las empresas brasileñas han la construcción de infraestructura regional. Asegurar la estabilidad de las normas y el respeto a los contratos”, dice el programa.
En cuanto al Banco Central, buscarán establecer un marco autónomo de este organismo con el objetivo de controlar la inflación, un problema que afecta a la economía brasileña en el último año.
¿Unión civil o matrimonio homosexual?
En el primer borrador publicado por la coalición de Silva se señalaba la intención de apoyar los proyectos de ley y de enmienda constitucional en el Congreso para permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo.
Sin embargo, el sábado el equipo de la candidata publicó en sus diferentes canales una “nota aclaratoria” sobre el capítulo que trata acerca de los derechos de la comunidad LGBT. El actual programa de gobierno de la candidata solo expresa un compromiso de defender “los derechos de una unión civil estable entre personas del mismo sexo” sin mencionar la palabra matrimonio.
El cambio se produjo luego de que el viernes pasado un influyente pastor evangélico diera a Silva un ultimátum para que cambie su apoyo al matrimonio homosexual. A la del pastor se sumaron varias críticas desde el cada vez más consolidado sector político de las iglesias evangélicas.
Silva, quien personalmente se opone al matrimonio homosexual, manifestó no obstante al marcha atrás: “Nuestro compromiso es con el Estado laico, con el respeto de las libertades individuales y religiosas. El Estado laico está para defender los intereses de todos”.
Silva, todavía una incógnita
Merval Pereira, analista político de O Globo, uno de los medios más influyentes de este país, expresó su preocupación sobre la llamada “nueva política” que propone Silva.
“Por ser una incógnita, sería prudente que no se le dé un cheque en blanco”, aseguró el analista. Asimismo, adivirtió que la ambientalista “llega al liderazgo de la disputa presidencial sin una estructura partidaria sólida ni apoyos institucionales de peso”.
Sobre la creciente popularidad de la candidata opositora y el futuro del PT, el secretario nacional de Relaciones Institucionales de esta fuerza política afirmó: “El PT está vivo, en la calle, movilizado y en apoyo a su presidenta y candidata”.
Por su parte, el candidato socialdemócrata Aécio Neves viene tercero en cuanto a intenciones de voto, con un 15%.