Por Mario Felipe Daza
Un gran regocijo tuvimos los jóvenes colombianos hace días, cuando leímos/escuchamos la noticia de que la libreta militar se había eliminado para efectos laborales; es decir, ya no se necesitaría portar, ni exigir, este documento para poder trabajar en alguna entidad estatal o privada. Recordemos que esta tarjeta ha sido una gran traba (Ley 48 de 1993) para millones de adolescentes que requieren de un empleo formal para poder sobresalir en sus quehaceres diarios.
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Poco a poco se han venido disminuyendo los impedimentos propios de la situación militar; sucedió en el área de la educación, por ejemplo, ya no se necesita de esta libreta para poder graduarse (Ley 1.738 de 2014); como también a manera de los derechos individuales, cuando a través de la Sentencia hito de la Corte Constitucional C-728 de 2009 se reconoció que en Colombia se podría objetar por conciencia la prestación de este servicio; de la misma forma sucedió con la prohibición de las “capturas ilegales” que hacía el Ejército en las calles de los municipios, distritos… conocido popularmente como: “batidas”, en la Sentencia T- 455 de 2014.
Sería excelente para todos los remisos, no remisos, reservistas, sancionados o no y población en general que el cuento del servicio militar obligatorio (SMO) se vaya encaminando hacia su eliminación, y no se torne como una libertad a medias; porque bien, Colombia es uno de los pocos países en Sudamérica que aún cuenta con este régimen medieval y conservador.
La cuestión no deja de cambiar cuando nos crean falsas expectativas sobre el tema, y esto no es nuevo, el Gobierno lo ha realizado varias veces, bien como sucedió cuando presuntamente “prohibió el porte de armas en el país”, lo que no fue cierto, lo que hizo fue cobrar nuevamente el porte/tenencia para los que ya tenían el permiso y crear un trámite burocrático en las brigadas para poder volver a solicitarla; esto no es todo, un hecho reciente lo fue también con el supuesto concurso que realizó para elegir la terna que integraría la fórmula para la escogencia del Fiscal General de la Nación por parte de la Corte Suprema de Justicia (cooptación restringida), siendo que en última quedaron los mismos que el Gobierno quería que quedaran.
Pero para mayor de los males y para júbilo del Gobierno también ha pasado con la tal “definición de la situación militar”, ya que no es tan cierto que la libreta haya sido eliminada para efectos laborales; parece ser una utopía en esta tierra de cantores y compositores. El engaño al que hemos caído una vez más ha ahuyentado y alejado los sueños de muchos jóvenes que requieren de un empleo (más de 500 mil adolescentes); según lo que indica el Proyecto de Ley 135 de 2015 que aún no ha sido sancionado por la Presidencia.
Lo que hizo Santos con este proyecto mentiroso fue crear una nueva causal de despido sin indemnización para los jóvenes que inician su empleo sin una libreta militar
Con todo esto quiero decir ampliamente que es una farsa total la tal “eliminación de la libreta militar”, esta es otra de las maniobras manipuladoras y mendaces de Juan Manuel Santos para “aumentar” su popularidad, que la tiene hoy en día peor que Maduro. Lo que hizo con este proyecto mentiroso fue crear una nueva causal de despido (y lo peor, sin indemnización) para los jóvenes que inician su empleo sin una libreta militar; al estar obligados a pagar el documento en 18 cuotas, ya que al no hacerlo serán “echados” de sus trabajos, lo que hace casi obligatorio el pago de la cuota de compensación militar.
Ya lo decía Murray Rothbard en 1973 en su texto, Por un nueva libertad: El manifiesto libertario, que el servicio militar obligatorio y todo lo que concierne a este es esclavitud, una servidumbre involuntaria… “si hay algo a lo cual un libertario debe oponerse completa y firmemente, es a la servidumbre involuntaria –el trabajo forzado–, un acto que niega el derecho más elemental de propiedad, el derecho sobre uno mismo. La ‘libertad’ y la ‘esclavitud’ siempre han sido reconocidas como polos opuestos. El libertario, por lo tanto, está absolutamente en contra de la esclavitud”. De la misma manera lo expresa Ryan McMaken: “la definición del servicio militar es un impuesto draconiano”; es un impuesto de casi el 100% de la producción de la mente y el cuerpo propio.
Es un craso error creer que la “definición de la situación militar” equivale a defensa militar. El tema del servicio es independiente a tal defensa a la “patria” que tanto los uribistas alegan. Por lo general los conservadores intentan mezclar las dos cosas como si fuese uno solo y no lo es, ya que un ejército voluntario, profesionalizado, puede ser capaz de realizar la labor de la defensa de un país, sin necesidad de la coacción que ha solicitado el Estado, tal como lo demostró Jeffrey Hummel en un estudio llamado: The American Militia and the Origin of Conscription: A Reassessment, ya que han elegido el oficio de “servir” como trabajo propio y no como trabajo forzado, dando paso a lo que Adam Smith llamó en su texto, Investigación sobre la naturaleza y causas de las riquezas de las Naciones: “división voluntaria del trabajo”.
De esta manera buscando la eliminación absoluta de la imposición de servir, tal como lo expresó el escritor francés Paul Ambroise Valéry, se evita: “una masacre entre gente que no se conoce, para provecho de gente que si se conoce pero que no se masacra”.
Mario Daza es abogado, especialista en Derecho Sancionador, escritor y bloguero. Síguelo en @mariodaza.