La tiranía social-comunista del chavismo en Venezuela tiene más de 20 años destruyendo al país y a sus ciudadanos. En la actualidad, esa devastación ha ido amplificándose hasta sumergirse en los países vecinos que no saben cómo lidiar con una migración descontrolada de personas necesitadas y hambrientas.
Estas dos décadas sumidos en el castrismo no han sido tiempos de paz. Los venezolanos han luchado en todos los frentes contra la dictadura, se han enfrentado con escudos de cartón a las armas de fuego de la tiranía, han expuesto sus cuerpos desnudos a gigantes tanquetas dispuestas a atropellarlos. Decir, a estas alturas, que los venezolanos no han luchado, que no se han enfrentado a los tiranos, o pretender exigir que “deben seguir” en las calles, a pesar del hambre, de las torturas y la represión, es una muestra de desconexión absoluta con la realidad.
Durante años, me dediqué a retratar a los venezolanos que lucharon por derrocar ese sistema opresor que los esclaviza. Esos ciudadanos que esperaban una respuesta igual de contundente por parte sus líderes políticos, que nunca llegó. Tal como sucedió en el 2013 después de la elección fraudulenta en la que Nicolás Maduro “venció” a Henrique Capriles, y luego el segundo pidió a los manifestantes volver a casa. O en el 2016, cuando marcharon venezolanos de todas partes del país, incluso indígenas desde el Amazonas, para ir a Miraflores a reclamar la salida del tirano y la “oposición” pidió frenar la marcha para “dialogar” bajo el concilio del papa Francisco; o en el 2017, cuando tras unos 150 asesinatos en protestas, los “líderes de oposición”, en “defensa”, a la instauración de la Asamblea Constituyente, y los más de 30 asesinatos que ocurrieron solo aquel día, les pidieron a los venezolanos “trancar Caracas con carros por dos horas”, en respuesta a la masacre del día anterior.
Hoy, 20 años después, ha quedado demostrado que una marcha, que diez, cien o mil piedras, no serán suficientes para desmontar un Estado criminal, que hace falta una estrategia militar que permita combatir a los asesinos con la misma fuerza con la que estos han combatido a los ciudadanos.
Cuando cualquier político pretenda exigirles a los venezolanos más sacrificios, los invito a ver estas fotografías, estas imágenes, y aprovecho para preguntarle: ¿no se han sacrificado ya suficiente los venezolanos?, ¿no ha llegado la hora de que sean ustedes los que cumplan con su parte en esta tragedia?
Los venezolanos han cumplido, han puesto presión, han puesto el pellejo. Muchos, incluso, dieron sus propias vidas, y sus sacrificios fueron después quemados en la hoguera bajo mesas de “diálogos” que oxigenaron a un sistema criminal. Los venezolanos lo dieron todo, ya es hora de que ustedes, los que tienen el poder real de promover un cambio mediante la coordinación estratégica de ayuda internacional, asistan a los venezolanos que han sido humillados durante 20 años, que cumplan con la designación que les fue dada: utilizar las armas de representación popular para encausar una estrategia efectiva que libere a todos del régimen; para así recuperar el país de todos, para así recuperar a Venezuela.
La tiranía social-comunista del chavismo en Venezuela tiene más de 20 años destruyendo al país y a sus ciudadanos. En la actualidad, esa devastación ha ido amplificándose hasta sumergirse en los países vecinos que no saben cómo lidiar con una migración descontrolada de personas necesitadas y hambrientas.
Estas dos décadas sumidos en el castrismo no han sido tiempos de paz. Los venezolanos han luchado en todos los frentes contra la dictadura, se han enfrentado con escudos de cartón a las armas de fuego de la tiranía, han expuesto sus cuerpos desnudos a gigantes tanquetas dispuestas a atropellarlos. Decir, a estas alturas, que los venezolanos no han luchado, que no se han enfrentado a los tiranos, o pretender exigir que “deben seguir” en las calles, a pesar del hambre, de las torturas y la represión, es una muestra de desconexión absoluta con la realidad.
Durante años, me dediqué a retratar a los venezolanos que lucharon por derrocar ese sistema opresor que los esclaviza. Esos ciudadanos que esperaban una respuesta igual de contundente por parte sus líderes políticos, que nunca llegó. Tal como sucedió en el 2013 después de la elección fraudulenta en la que Nicolás Maduro “venció” a Henrique Capriles, y luego el segundo pidió a los manifestantes volver a casa. O en el 2016, cuando marcharon venezolanos de todas partes del país, incluso indígenas desde el Amazonas, para ir a Miraflores a reclamar la salida del tirano y la “oposición” pidió frenar la marcha para “dialogar” bajo el concilio del papa Francisco; o en el 2017, cuando tras unos 150 asesinatos en protestas, los “líderes de oposición”, en “defensa”, a la instauración de la Asamblea Constituyente, y los más de 30 asesinatos que ocurrieron solo aquel día, les pidieron a los venezolanos “trancar Caracas con carros por dos horas”, en respuesta a la masacre del día anterior.
Hoy, 20 años después, ha quedado demostrado que una marcha, que diez, cien o mil piedras, no serán suficientes para desmontar un Estado criminal, que hace falta una estrategia militar que permita combatir a los asesinos con la misma fuerza con la que estos han combatido a los ciudadanos.
Cuando cualquier político pretenda exigirles a los venezolanos más sacrificios, los invito a ver estas fotografías, estas imágenes, y aprovecho para preguntarle: ¿no se han sacrificado ya suficiente los venezolanos?, ¿no ha llegado la hora de que sean ustedes los que cumplan con su parte en esta tragedia?
Los venezolanos han cumplido, han puesto presión, han puesto el pellejo. Muchos, incluso, dieron sus propias vidas, y sus sacrificios fueron después quemados en la hoguera bajo mesas de “diálogos” que oxigenaron a un sistema criminal. Los venezolanos lo dieron todo, ya es hora de que ustedes, los que tienen el poder real de promover un cambio mediante la coordinación estratégica de ayuda internacional, asistan a los venezolanos que han sido humillados durante 20 años, que cumplan con la designación que les fue dada: utilizar las armas de representación popular para encausar una estrategia efectiva que libere a todos del régimen; para así recuperar el país de todos, para así recuperar a Venezuela.