En 1921 el economista Ludwig von Mises presentó un extenso tratado sobre el socialismo en que por primera vez desarrolló íntegramente su teoría de la inviabilidad económica del sistema socialista. Es importante entender lo que explicó Mises sobre el socialismo.
Resumiendo demasiado podríamos decir que Mises estableció que en ausencia de un sistema de precios libres, es decir, de precios formados en el mercado, la información que transmiten esos precios y que permite tomar decisiones económicas racionales acerca de la asignación de los recursos desaparecería.
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Careciendo de tal información acerca del valor económico de los recursos, una autoridad central que intentase planificar en un sistema socialista no dispondría de criterios racionales para decidir qué fines priorizar y qué medios emplear. Simplemente no sabría qué es económico y qué no. Tal es en un muy estrecho resumen el argumento de Mises acerca de la imposibilidad del socialismo, examinándolo paso a paso, veremos que su teoría de la imposibilidad del socialismo tiene tres puntos:
1- La planificación económica racional indispensable para el funcionamiento de una sociedad compleja es imposible sin la información que permita valorar los medios aplicables a infinidad de fines subjetivamente preferidos por infinidad de individuos diferentes.
2- Tal información está contenida en los precios monetarios de mercado, que no pueden existir en ausencia de propiedad privada y libertad de mercado, con lo que el sistema socialista al eliminar las instituciones indispensables para generar la información que permite la planificación económica racional la hace imposible y es con ello inviable como sistema económico de una sociedad compleja.
3- No hay forma alguna de generar información equivalente para solucionar la planificación económica socialista porque el propio sistema socialista elimina los mecanismos por medio de los cuales aquella pudiera crearse.
La información contenida en los precios no está dada, si por dada entendemos que podemos hacer abstracción del mecanismo por medio del cual efectivamente se genera y distribuye esa información, el sistema de precios. Mises entiende precios como relaciones históricas de intercambio que agregan y concentran información dispersa e intransmisible en sí misma, permitiendo a quienes la desconocen tenerla efectivamente por dada en los propios precios. Y se suele afirmar que el economista socialista Oscar Lange refutó la teoría de la inviabilidad del socialismo de Mises. Es falso.
Lange se limitó a afirmar que por precio se puede entender la relación en que se nos ofrecen las alternativas, relaciones que conocería la autoridad de planificación en ausencia de propiedad privada. Es cierto, las conocería, pero no podría decidir racionalmente cuál sería la más económica, si tuviera que elegir entre trasladarse de una ciudad a otra en helicóptero o automóvil. Simplemente no tendría forma de saber que en la aeronave sería más costoso, pues únicamente conocería las ventajas y desventajas técnicas de las alternativas.
Precio es lo que emerge de relación histórica de intercambio indirecto entre bienes, la que requiere el dinero de por medio como el bien por el que se cambian todos los demás y por consecuencia en el que se expresan y comparan los precios de los diferentes bienes entre sí, y de los mismos bienes en el tiempo, y eso requiere de propiedad privad y dinero.
¿Cuál es la diferencia entre esto y el llamado precio como “la relación en que se nos ofrecen las alternativas”? Pues que la relación en que se nos ofrecen las alternativas podríamos entenderla simplemente como una serie de posibilidades tecnológicas, como las formas en que se puede transformar un producto en otro.
¿Por qué razón se habría de usar una forma y no otra? Y más importante, ¿por qué razón se habría de transformar un específico producto en otro particular? Es a lo que nos responden los precios monetarios, porque transmiten la información histórica de las preferencias de los individuos –agregada y sintetizada– y la transforman en información que afecta las nuevas escalas de preferencia de los individuos.
Esencialmente es eso lo que nos estaba diciendo Mises y lo que pretenden ignorar los socialistas. Que no puede existir un sistema de precios sin propiedad privada de los medios de producción, y en general sin propiedad privada, y que no puede existir planificación económica racional sin un sistema de precios.
Quienes afirmaron que le habían refutado no se limitaron a considerar la información dada en lo tecnológico, como si las posibilidades técnicas contuvieran en sí mismas los valores económicos que no contienen. También asumieron que las preferencias de los individuos estaban a disposición del organismo de planificación en ausencia de precio y mercado, con lo que es obvio que no sólo no le refutaron, sino que ni siquiera llegaron a comprender realmente su argumento.
Mises y Lange argumentaban como economistas teóricos sobre un socialismo funcionando de manera aislada. En la práctica, el socialismo se impuso partiendo de los precios pre-existentes a su implantación, que en la medida que estuvieran menos distorsionados mejor corresponderían a las preferencias de los individuos.
El problema es que desde su implementación ya no se formaron precios nuevos que reflejasen otra cosa que la arbitraria voluntad de los planificadores. Las preferencias de los individuos cambian mucho y muy rápidamente, los incentivos para ser productivo desaparecieron, y el socialismo se hizo incapaz no sólo en satisfacer las preferencias de las personas, sino de dotarlas de aquello que el planificador les ordenaba preferir.
El socialismo real colapsó, en la URSS como se predecía aplicando la teoría de Mises, pero no funcionó con el modelo que proponía Lange, de haberlo intentado el colapso hubiera llegado antes. Para precios se limitó al voluntarismo de Lenin, quien cuando otro bolchevique le preguntó ¿de dónde sacarían los precios para el plan cuando tomaran el poder?, respondió: nada más simple camarada, del catálogo de Sears. Y del capitalismo extranjero los copiaron –sin reflejar los fines de su población y la escasez relativa de sus medios– los soviéticos hasta el colapso final.