A pocos meses obtener la mayoría legislativa capaz de convocar una Constituyente, la oposición socialista venezolana agrupada en la Mesa de la Unidad Democrática MUD está arrinconada por un Tribunal Supremo –nombrado cuando la saliente Asamblea Nacional no sesionaba– que permitió un presidente autoautorizándose a decretar y extender estados de excepción, negados por el Legislativo, que se concede a sí mismo, de legislar a autorizar el presupuesto. La Sala Constitucional del máximo tribunal sentenció la inexistencia práctica del poder legislativo.
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En Venezuela gobierna un socialismo con objetivos totalitarios así que era de esperar. Los ingenuos pensaron que socialistas en el poder y socialistas opositores negociarían la alternancia en los límites del consenso socialdemócrata sesgado a la izquierda, dándose mutuas garantías. El socialismo opositor busca eso, el que gobierna no. Los revolucionarios no retroceden sin verse obligados. Pero los líderes de la oposición socialista venezolana se niegan a aceptar que lo que enfrentan es un proyecto totalitario que empleó la democracia para llegar el poder sin renunciar al objetivo revolucionario.
Desde el más alto nivel quienes gobiernan afirman que no realizarían elecciones por la crisis económica. No quieren elecciones si no puedan ganarlas. Siempre buscaron la dictadura “del proletariado”, es decir del partido, con los medios de producción –los de subsistencia– bajo control directo del Estado totalitario. Que la mayoría legislativa opositora acatase la decisión del tribunal constitucional impidiendo la incorporación de algunos diputados electos fue un suicidio político del poder legislativo.
Pero creían que el chavismo negociaría garantías para entregar el gobierno paso a paso, de las elecciones regionales a la presidencial, y que los Magistrados se cuidarían por interés propio, más de uno de me lo dijo personalmente, otros lo declararon en medios. No podían estar más equivocados.
El problema de Venezuela es que tras poco más de década y media de revolución socialista está hundiéndose en la miseria, destruida material y moralmente. Donde el Ejecutivo anule al Legislativo con un poder judicial politizado y se auto-autorice a legislar en su lugar, la oposición denunciaría una dictadura, pero no en Venezuela. El Chavismo recurre a la mística revolucionaria desde que perdió el apoyo mayoritario. De hecho, nunca superó el 40 % del total de lectores, pero es una mayoría abrumadora si el contrario no se le acerca y el remanente se abstiene.
Hasta hace poco así fue, ahora es al revés y se resisten a elecciones de cualquier tipo, pero si se vieran obligados a realizarlas perdiéndolas ya han demostrado que anularan la autoridad electa, de un alcalde al poder legislativo nacional. Cuando a un líder de la MUD, Julio Borges, le preguntó un periodista que harían cuando el gobierno actuara contra la entonces recién electa Asamblea Nacional de mayoría opositora igual que contra otras autoridades electas que no controlaba, respondió que eso no podía ocurrir. Ocurrió, como ocurrió que Borges fue golpeado brutalmente por colectivos oficialistas ante la sede del Poder electoral.
El socialismo en el poder en Venezuela llegó al gobierno mediante elecciones, pero no está dispuesto a perderlo así, porque su objetivo siempre fue el totalitarismo revolucionario. ¿Qué hace el socialismo opositor para forzarlo a someterse a elecciones, perderlas y entregar el poder?
Eduardo Castillo, Director de Marketing Político de Strategos Consultin Firm, afirma desde Madrid que lo único que mantiene a la MUD es que hay una doble presión por su mantenimiento: electoralmente cualquier opción para una tercera vía que se aparte de la MUD carece de oportunidad y hay un chantaje a quienes amenazan con irse de señalarlos como supuestos cómplices del chavismo. María Corina Machado, por ejemplo, ha sido relativamente más consecuente en sus críticas a las fallas de la propia oposición y al socialismo en el poder, pero dirige el único partido no-socialista en la alianza, y no es de los más numerosos, así que está impedida de hacer algo más que criticar.
El chavismo, agrega Castillo, cuenta con todo el poder del Estado, y lo que eso significa con su ideología, la MUD confió en que arrasar en la Asamblea les iba a permitir ejercer una presión por negociar una salida no traumática, pero el chavismo se mueve en el todo o nada y no solo por motivos ideológicos sino por la presunta vinculación de algunas figuras con el crimen señalada amenazadoramente desde Washington.
El consultor geoestratégico, Pedro Elías Hernández, afirma que la posibilidad de completar el totalitarismo, aunque sea una aspiración de quienes gobiernan, sería prácticamente un imposible, a menos que la torpeza de la MUD lo permitiera.
Admitamos infiltración, dobles agentes, y corruptelas, pero los errores estratégicos de la oposición no los explica eso, ni considerarles agentes del gobierno, porque no comparten el poder, y pudieran alcanzarlo forzando al gobierno a realizar y perder elecciones regionales y nacionales en el termino fijado por la Constitución, no intentando un referéndum que el gobierno puede retrasar hasta quitarle toda efectividad política.
En la oposición hay prisioneros políticos y está bajo una represión que no es novedad, la novedad es que hay una mayoría abrumadora que rechaza al gobierno y votará en su contra cada vez que pueda, únicamente se necesitaría efectividad política opositora ante un gobierno tan debilitado, pero hasta ahora la MUD carece de esa efectividad, concluye Hernández.
Me temo que tiene razón, la debilidad política del socialismo que gobierna Venezuela le orillaría a las arriesgadas opciones de retroceder hacia la entrega del gobierno, aunque no del poder, a una oposición mayoritaria, pero tutelada políticamente por factores de poder que seguiría controlando –de las armas al máximo tribunal– o mantener gobierno y poder por la fuerza. En su laberinto, el gobierno venezolano parece tener la oposición que necesita para prevalecer y no permitirá otra, así que la oposición que lo derrote tendrá que surgir e imponerse dentro de la que ya existe, esa que contra la recomendación de Sun Tzu, no conoce a su enemigo.