
Sin mantras de soluciones mágicas ni eslogan de propaganda motivacional, el presidente interino de Venezuela, Juan Guaidó, firmó el lunes con 37 partidos un nuevo pacto político. Además de ratificar el rechazo al fraude electoral del 6 de diciembre, el acuerdo contempla la convocatoria a una consulta popular que no parece ofrecer una solución concreta a la crisis que vive Venezuela. No obstante, sí podría darle oxígeno al desahuciado Gobierno interino.
Aunque se conocen pocos detalles sobre la nueva propuesta de consulta popular, los venezolanos aún tiene muy fresca en su memoria la participación en una iniciativa similar. Más de 7,6 millones de electores se expresaron en el plebiscito del 16 de julio de 2017.
El objetivo de la consulta realizada hace tres años era rechazar un proceso electoral fraudulento. En ese momento se trataba de la elección de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) chavista. Los puntos acordados en esa consulta quedaron en el olvido. Solo la fracción parlamentaria “16 de julio”, liderada por el partido de María Corina Machado, proclama su defensa.
Desmoronamiento y legitimidad con fecha de caducidad
Pese a la indiscutible ilegalidad de las elecciones convocadas por el régimen de Nicolás Maduro para el 6 de diciembre, el actual periodo de la Asamblea Nacional culmina el próximo 5 de enero. De igual manera, el cargo de presidente interno que ostenta Juan Guaidó perderá vigencia constitucional con la culminación de sus funciones como presidente del Parlamento. El anuncio de Estados Unidos de reconocerlo como presidente interino incluso después del 5 de enero de 2021 quedaría como un respaldo internacional simbólico.
Ante el adverso escenario jurídico que se avecina y el desmoronamiento que sufre el gobierno interino con la renuncia en fila de importantes funcionarios nombrados por Guaidó, la consulta popular parece plantearse como una tabla de salvación para revivir la administración interina, bañándola de legitimidad con la invocación del poder originario. En estas circunstancias resulta inevitable plantearse la pregunta: ¿el nuevo pacto de Guaidó es una solución para Venezuela o solo para el Gobierno interino?
La mayor deuda: el cese de la usurpación
El exalcalde metropolitano de Caracas, Antonio Ledezma, dijo a PanAm Post que cualquier solución real para resolver la crisis que atraviesa Venezuela pasa por lograr primero el cese de la usurpación. Sin embargo, lamentó que este punto no forme parte del nuevo acuerdo.
«Veo que en el documento dado a conocer dentro de este nuevo pacto unitario brilla por su ausencia esa línea del cese de la usurpación. Con relación a si cesa Maduro o cesa Guaidó, yo apuesto por que cese la tiranía. Creo que es un error y es un servicio a la tiranía caer en ese debate de estar pensando en lo que va a pasar el 5 de enero cuando lo que tenemos es que pensar en que sí es posible salir de esta narcotiranía en lo que resta del año».
Reacomodarse y perpetuarse
Con otra visión, el politólogo Alfredo Ortega considera que el tiempo de Juan Guaidó se agotó. Luego de un año y ocho meses en el cargo, sin lograr el único resultado esperado, buscar mecanismos para extender el lapso de vigencia del interinato lo califica en declaraciones a PanAm Post como un «engaño» a los venezolanos y al mundo.
«Esto nada tiene que ver con buscar una salida al secuestro que sufre el país. Esto es solamente la más reciente improvisación de un gobierno interino que solo busca reacomodarse para intentar perpetuarse como Maduro, fingiendo que son oposición».
Nueva consulta es innecesaria
Ledezma recuerda que el plebiscito de 2017 fue muy claro al plantear una serie de puntos que obtuvieron un respaldo abrumador pero no se han cumplido. «Más que hacer una nueva consulta lo que hay que hacer es honrar la voluntad del pueblo puesta de manifesto el 16 de julio de 2017».
Para Ortega se trata solo de un intento fallido de renovar una estrategia y un discurso vacío. «Es simplemente un descaro y una burla hablar de una nueva consulta. Si teniendo el apoyo interno e internacional que tuvo Guaidó hace ya 20 meses no pudo concretar lo único admisible: la liberación de Venezuela, no hay razón alguna para pensar que lo hará ahora que ya no tiene ni un tercio de ese apoyo popular que tuvo y que perdió la confianza de Donald Trump».
¿Volver a empezar?
Esta compleja situación plantea otra inevitable interrogante: ¿se requiere un nuevo liderazgo en la oposición? El exalcalde Ledezma pidió dar prioridad a la estrategia por encima de las individualidades. «Aquí no podemos caer en una competencia de liderazgos personales. Aquí lo que hay que hacer es consolidar una estrategia. Esa estrategia tiene nombre y apellido. Más allá de individualidades, esa estrategia es el cese de la usurpación».
La conclusión del politólogo Ortega sí apunta a la sustitución de Guaidó. Considera que contó con suficiente tiempo y no logró el objetivo. «Este nuevo llamado solo nos demuestra dos cosas: o Guaidó es cómplice del régimen o simplemente es incapaz y, desde luego, ninguna de las dos opciones nos sirve. Urge la aparición de un nuevo liderazgo que se alíe con el presidente Donald Trump, el único con la capacidad y disposición de verdaderamente poder ayudarnos».