
Hace dos semanas una periodista, que prefirió el anonimato, informó que después de esperar meses por la cita para solicitar una visa de turista en la embajada de Estados Unidos en Caracas, solo se la otorgaron por un año, cuando anteriormente se la habían dado por 10 años. Lo mismo ocurrió con un alto ejecutivo de una empresa venezolana, con quien ella trabaja. Así que el problema de recortar la duración de la visa no tiene nada que ver con la estabilidad de un empleo en el país o el nivel de ingresos.
Además, la misma periodista presenció ese día cómo en la sede de la embajada estadounidense en Caracas al menos la mitad de los citados le era negado el documento para poder viajar a ese país.
La reducción de la vigencia de la visa implica que si se quiere volver a viajar a EE. UU. al año siguiente, la persona deberá desembolsar nuevamente USD $160, que es lo que cuesta la aplicación para una visa estadounidense. Tampoco el pago de esta tarifa garantiza que la visa no sea negada o revocada. Para un venezolano que gana en promedio USD $7 mensuales se trata de un gasto importante.
Según estadísticas del Departamento de Estado, el número de visas de no inmigrante para venezolanos cayó de 239.772 en 2015 a 47.942 en 2017. La razón de esto podría estar en que, entre mayo de 2016 y enero de 2018, la embajada de EE. UU. en Caracas no dio citas porque, según argumentaron en aquel momento, contaban con poco personal. Sin embargo, en marzo del año pasado se emitieron 4.327 visas, mientras que el mismo mes, pero de este año, la cifra solo alcanzó 1.045.
Aunque no se ha producido un anuncio oficial por parte de autoridades estadounidenses sobre nuevas restricciones en el otorgamiento de visas a ciudadanos venezolanos, estas se producen en medio de un endurecimiento de las sanciones de Washington contra el régimen venezolano.
Esta semana, tras las fraudulentas elecciones del 20 de mayo, el presidente Donald Trump, anunció una nueva medida ejecutiva que limita ampliamente que Venezuela pueda vender deuda y activos públicos en territorio estadounidense.
Organizaciones venezolanas y abogados migratorios basados en Miami han declarado que el número de venezolanos a los que se les ha revocado la visa el pasado mes en la embajada de EE. UU. en Caracas se ha incrementado notablemente.
Destacan que, en muchas instancias, venezolanos con visas vigentes que intentaban obtener nuevas visas para sus familiares, cuando esta les era negada, las visas del resto de la familia eran revocadas.
José Colina, presidente de Perseguidos Políticos en el Exilio (Veppex), basada en Miami, declaró a NBC News que había escuchado que cerca de 40 casos como estos habían ocurrido desde enero de este año. “Esto está causando alarma entre los venezolanos, porque sus visas están vigentes”, dijo. “Solo estaban aplicando para las de sus familiares”.
“No había visto esta cantidad de visas canceladas sin razón aparente, para los venezolanos u otras nacionalidades”, dijo Nada Sater, abogada de inmigración radicada en Miami.
Agilizan peticiones de asilo desde enero
Estas restricciones de otorgamiento de visa a venezolanos llaman la atención, ya que a principios de este año el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos (USCIS) informó que “a partir del 29 de enero de 2018, la División de Asilo dará prioridad a las solicitudes de asilo afirmativo presentadas más recientemente cuando vaya a programar entrevistas de asilo”.
Esta medida podría favorecer a los ciudadanos de la nación suramericana que huyen de la crisis política y económica del régimen de Nicolás Maduro.
En los últimos dos años el número de venezolanos que han solicitado asilo en EE. UU. se incrementado exponencialmente. Según el USCIS, durante 2017 estas solicitudes alcanzaron 27.629, la mayor cifra de cualquier otro país. Este numero alcanzaba solo 5.505 para 2015.
Una razón de la restricción de visas es que muchos de los venezolanos que viajan a EE. UU. como turistas terminan aplicando para solicitar asilo en ese país.
Sater destacó que posiblemente la restricción de visas se deba a que el Gobierno norteamericano quiere detener el flujo de venezolanos que entra al país.
Lo más probable es que Sater tenga razón. La relaciones entre Washington y Caracas han empeorado en los últimos dias. Esta semana, Nicolás Maduro, reelegido en unos comicios considerados ilegítimos por el Gobierno de EE. UU., explusó de Venezuela al encargado de negocios de ese país, Todd Robinson, así como al jefe de la Sección Política de la embajada norteamericana, Bryan Naranjo. Trump, en reciprocidad, expulsó a dos diplomáticos venezolanos.