En Colombia el costo de las campañas políticas es excesivo. Los políticos, a pesar de que tienen sueldos altos, invierten mucho más dinero del que ganan porque saben que lo recuperarán de alguna u otra manera. Es por eso que el Consejo Nacional Electoral (CNE) decidió fijar unos topes máximos que los candidatos no pueden sobrepasar en la contienda electoral.
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Para 2010, el Consejo Nacional Electoral, según la Misión de Observación Electoral de Colombia, fijó ese tope en 17 mil millones de pesos para la primera vuelta y en 8 mil 500 millones de pesos para la segunda vuelta, que a precio de dólar promedio de ese entonces (1.898,68 pesos por dólar) serían unos 8 millones 953 mil dólares aproximadamente.
La campaña de Juan Manuel Santos admitió haber recibido 400.000 dólares, que en ese entonces equivaldrían a 759.472.000 de pesos, lo que corresponde al 4,4 % del total que se puede utilizar en la primera vuelta. En caso que la donación haya sido en la segunda vuelta correspondería al 8,9 % de la financiación total permitida.
Lo anterior demuestra que sería difícil de creer que un candidato no tendría conocimiento de dónde proviene el 4,4 % o el 8,9 % del dinero que se le aportó a su campaña, hecho el que algunos presidentes, como Andrés Pastrana, han criticado que Santos haya usado el argumento de desconocer lo que sucedía para limpiar su nombre, ya que los porcentajes, a pesar de que no son altos, son considerables y las sumas también.
A este escándalo se le suma un tema más y es la carta que envió el expresidente de Interbolsa, quien se encuentra en prisión porque su compañía desfalcó a varias personas, en la que le manifiesta al fiscal general que la empresa que el manejaba habría entregado 1.500 millones de pesos (USD $790.000) a la campaña de Santos de una manera especificada por el gerente Roberto Prieto.
Fuente: MOE