Haití no logra recuperarse de uno de los peores desastres naturales de la historia. A siete años del sismo, al menos 50.000 personas aún permanecen en campamentos en los 31 campamentos instalados tras el desastre.
Si bien el número de personas que habitan en las comunidades improvisadas se ha reducido en un 96 % de la tragedia, aún hay miles de personas que viven en situaciones precarias tras el terremoto ocurrido en enero de 2010.
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Las autoridades calculan que en julio de 2010 había 1,5 millones de personas instaladas en más de 1.500 campamentos, y la reducción de las cifras ha disminuido debido a que muchas de las personas fueron desalojadas por los dueños de propiedades privadas y otros lograron reconstruir sus viviendas tras juntar suficiente dinero, o por los subsidios de arrendamiento por parte del gobierno y organizaciones humanitarias que les ayudaron a recuperarse.
Sin embargo, las consecuencias del sismo continúan y según indicó Fabien Sambussy, jefe de operaciones de la Organización Internacional para la Migración (IOM), a la organización en Haití que está reubicando a personas desplazadas de tres campamentos en Puerto Príncipe, solo le quedan UDS$ 7 millones.
El supervisor de campañas de Amnistía Internacional en el Caribe, Robin Guittard, también ha mencionado que si bien las rentas subsidiadas ha sido un enfoque a corto plazo por vaciar los campamentos, no se han ofrecido políticas de viviendas más estables.
“Entre los niveles de fondos destinados a Haití tras el terremoto de 2010 y la realidad de la vivienda de hoy en día, claramente se trata de una historia de fracaso tanto para las autoridades haitianas como para la comunidad internacional”, opinó.
El diario El Nuevo Herald, expone que: “las autoridades haitianas e internacionales habían esperado utilizar la devastación en Puerto Príncipe para mejorar la capital y descentralizar al país. La idea era utilizar el terremoto como una oportunidad para solucionar algunos de los problemas más añejos de Haití, con el de la vivienda hasta arriba de la lista de prioridades”.
Pero nunca se realizaron ninguno de los proyectos y otros problemas han ido empeorando; muchos haitianos se han visto en la necesidad de mudarse en viviendas atestadas de familiares, o han tenido que construir chozas inestables para poder tener un lugar donde vivir.
“Ha sido difícil, pero hemos hecho nuestro mejor esfuerzo por adaptarnos a la vida aquí” declaró una mujer haitiana madre de tres hijos, que pensaba que su choza de madera con techo de plástico sería algo temporal.
Fuente: El Nuevo Herald.