Cuba se abstuvo de participar en una votación en las Naciones Unidas (ONU) que busca emitir una resolución para condenar la pena de muerte basada en la orientación sexual o la identidad de género de un individuo.
La iniciativa que condena “la imposición de la pena de muerte como una sanción por formas específicas de conducta, como la apostasía, la blasfemia, el adulterio y las relaciones consensuales del mismo sexo” obtuvo 27 votos a favor, 13 en contra y siete abstenciones.
A pesar de la importancia de una iniciativa que recoge “la grave preocupación de que la aplicación de la pena de muerte por adulterio sea desproporcionada impuesta a las mujeres” y que señala que “las personas pobres y económicamente vulnerables y los extranjeros son desproporcionadamente sujetos a la pena de muerte”, Cuba se abstuvo en las votaciones como una aparente muestra de desinterés.
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La resolución impulsada por Bélgica, Benín, Costa Rica, Francia, México, Moldavia, Mongolia y Suiza no obtuvo la votación de Kenia, Nigeria, Túnez, Indonesia, Filipinas, Corea del Sur, ni de Cuba, lo que situó a la isla como el único de los representantes latinoamericanos que se abstuvo.
Sin embargo, esta no es la primera vez que el Gobierno de la isla caribeña demuestra que su prioridad no es la defensa de los derechos de la comunidad LGBTI (personas lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersex). En el año 2016 incluso se ausentó en unas votaciónes, también de derechos humanos de la comunidad LGBTI.
“Cuba se abstuvo porque está claro que en esos temas no quiere liderar nada”, opinó el periodista oficialista Francisco Rodríguez Cruz, “Paquito el de Cuba”.
Por su parte, y como era de esperarse, la hija del presidente de Cuba, Raúl Castro, y directora del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), justificó la posición del Gobierno, afirmando que “las leyes no logran modificar los prejuicios ni las conciencias”.
Sin embargo, la poca voluntad política para reconocer los derechos de las personas LGBTI cada vez se hace más evidente por parte del régimen cubano. “Los derechos de todas las personas, independientemente de sus orientaciones, son iguales”, manifestó al respecto Roberto Caldas, presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Por su parte, Nelson Rodríguez Chartrand, libertario cubano y abogado impedido de ejercer su profesión por su calidad de disidente, explicó en declaraciones para el PanAm Post, que al régimen cubano “poco le importan los derechos de los gobernados” y que la “ejecución de sus ciudadano” es algo a lo que “no renunciarán jamás los Castro”.
Para Rodríguez, a pesar de que “el papel de cualquier régimen medianamente respetuoso de los derechos humanos es abolir la pena de muerte absolutamente sin ninguna distinción, el régimen cubano jamás aboliría esta pena, pues ante el menor vestigio utilizan pena de muerte para apaciguar cualquier sublevación”. También agregó:
“El régimen cubano se caracteriza por un desprecio absoluto a su pueblo. Poco les importan los derechos de los gobernados. Criticar la ejecución de ciudadanos por vivir su sexualidad en otros regímenes sería una hipocresía, pues la pena de muerte es algo a que no renunciarán jamas los Castro, pues para excluir a los homosexuales de ella tendrían que abolirla para toda la población y esa es su última arma, estocada para los que se rebelan contra el régimen”.
Asimismo, se le preguntó a Rodríguez si considera como parte de una política cubana el no respetar los derechos de las minorías, a lo cuál resaltó que “los dictadores cubanos solo respetan sus propios derechos, su derecho a explotar hasta la saciedad al pueblo y encadenar su voluntad”. “El régimen no respeta a la minoría más pequeña que es el individuo, por ende, no respeta a ninguna minoría aunque se manifieste en forma de colectivo”, señaló.
“Para que haya justicia, los derechos deben ser individuales y no basados en el sexo, preferencia, identificación sexual o lo que fuere. Así no hay distinciones. Y lo que hay en Cuba es castas, los que gobiernan y los gobernados”.
Asimismo, Rodríguez recordó que “en otros tiempos, cuando aún vivía el Che, tanto las prostitutas como los homosexuales estaban en campos reformatorios para reajustar su conducta, también algunos religiosos, pues así como quienes vivían su sexualidad en libertad quienes no ponían al régimen sino a su Dios primero eran y son perseguidos”.
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Sin embargo, Rodríguez señaló que en la actualidad la situación de los grupos LGBTI en Cuba es otra: “Ahora que la revolución terminó y lo que hay es involución, no existen dichos campos ni los fusilamientos de antes, por el contrario, incluso hay desfiles de homosexuales. De hecho, se pueden manifestar con mayor libertad que las organizaciones opositoras al régimen. Eso sí, como ciudadanos cubanos comunes sus derechos básicos son limitados como los de cualquier otro que padece bajo este régimen de servidumbre y miseria”.
A juicio de Rodríguez, en Cuba “el mayor riesgo de un homosexual es ser opositor al régimen”.
Fuentes: Cubanet, Diario de Cuba, TVN, Inter Press Service.