
Tras 26 días de protestas consecutivas en Nicaragua y un saldo de al menos 53 fallecidos (según el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos), el Ejército decidió distanciarse de las represiones orquestadas por el presidente Daniel Ortega, emitiendo un comunicado asegurando que no se involucrará en actos de represión a civiles.
“Es lo mejor que pueden hacer, quedarse en sus cuarteles”, comentó al PanAm Post la presidenta del partido político nicaragüense de oposición Movimiento Renovador Sandinista (MRS), Suyén Barahona, resaltando que aunque en el pasado el Ejército “ha sido responsable de crímenes atroces”, en esta ocasión ha dado señales de que se está distanciando del Gobierno al no participar en la represión contra los manifestantes.
De acuerdo con el anuncio del coronel Manuel Guevara, portavoz militar, las Fuerzas Armadas están “haciendo un llamamiento para que se ponga fin a la violencia” y se lleve a cabo el diálogo nacional con la intermediación de la Iglesia católica para evitar “afectaciones irreversibles a nuestro pueblo, a nuestra economía, al desarrollo nacional y a nuestra seguridad”.
“Somos las mismas personas en uniforme, estamos trabajando para ellos y, por lo tanto (…), no vamos a reprimir“, aseguró Guevara.
El comunicado ha sido celebrado por la oposición y Barahona explica que este es precisamente el llamado que se ha venido haciendo, “que cese la violencia”.
Durante la entrevista, la presidenta del partido opositor indicó que hasta ahora el Ejército ha cumplido al mantenerse en “el lugar que les corresponde”, que es en “sus cuarteles” y no como ha ocurrido con la Policía y los paramilitares controlados por el régimen, pero destacó la importancia de que así permanezca.
“Es claro que las bases de Ortega se están desgranando rápidamente. Él ha perdido todo apoyo popular incluyendo de sus propias bases. Él está apelando a que combatientes vayan y se sumen a la masacre, pero la gente está harta de su dictadura”, dijo.
El fin del régimen de Ortega
Para Barahona, el fin de la “dictadura dinástica familiar” está por terminar. Según la opositora, ya hace muchos años se ha venido advirtiendo sobre la dictadura; sin embargo, la masacre que ha causado el Gobierno lo ha dejado en evidencia, lo que ha generado el repudio de toda la comunidad internacional y lo que va a permitir que se lleve a cabo una salida pacífica.
“El diálogo no es suficiente”, reconoció la presidenta del MRS, asegurando que aunque este sí se debe llevar a cabo, es necesario que se mantengan las movilizaciones y se produzca la presión internacional adecuada para conseguir que Ortega renuncie a su cargo y se efectúen los cambios institucionales necesarios en Nicaragua que garanticen elecciones libres y transparentes.
“Sabemos que Daniel ortega no tiene interés en dialogar y lo demostró estos últimos tres días cuando la respuesta ha sido un ataque brutal y sangriento a los pobladores (…), pero sabemos que junto a la movilización y la presión, él tiene que irse”, dijo.
Barahona afirmó que por ahora la oposición sigue apostando a las movilizaciones y que la intención es continuar hasta que Ortega decida dimitir de su cargo.
Otros opositores, como la excomandante guerrillera Dora María Téllez y el general en retiro Hugo Torres, coinciden en que el diálogo debe ser respaldado, pero solo como una mesa de negociación para alcanzar la salida inmediata del poder de Ortega y de su mujer, la vicepresidenta Rosario Murillo.
“Este no es un diálogo propiamente dicho, sino es una mesa en la cual se va a negociar los términos de la justicia y los términos de la salida”, afirmó Téllez.