
En Nicaragua cada vez queda más claro que el régimen de Daniel Ortega está dispuesto a todo con tal de permanecer en el poder. Se contabilizan más de 110 personas fallecidas no solo a manos de policías, sino de francotiradores y bandas “al servicio” del Gobierno.
La sociedad civil y los periodistas han comenzado a llamarlos “escuadrones de la muerte”: son grupos parapoliciales que se movilizan en motos y autos sin patentes, sembrando terror en las calles al torturar, secuestar y asesinar manifestantes.
El Gobierno trata de negar la existencia y el manejo de estos escuadrones, pero cada día hay más evidencias de la existencia de bandas disfrazadas de civiles -que parecen contar con la protección del Gobierno- que acuden a las marchas antigubernamentales amenazando a la población que solo pide democracia.
Armas de alto calibre
Desde el principio, las denuncias de los manifestantes concordaban en que los llamados “escuadrones de la muerte” se manejan con armas a las que no tiene acceso la población y las heridas de las víctimas evidencian que esto es cierto.
De acuerdo al diario Univisión, un médico -que prefirió permanecer en condición de anonimato por temor a represalias- comentó que los pacientes que llegaron a su cuidado tenían heridas causadas por proyectoles de alto calibre.
“No están usando armas de nueve milímetros, son fusiles de guerra”, comentó.
En las jornadas de protestas ya se ha visto que los paramilitares que circulan encapuchados portan armas de guerra como la AR-15, morteros, entre otros.
Portan vehículos de la Alcaldía de Managua (ALMA)
Una investigación periodística del diario Confidencial y del Noticiero Seir en Punto de Radio Corporación, reveló que uno de los integrantes de la banda criminal se movilizaba en una camioneta propiedad de la Alcaldía de Managua (ALMA).
Aunque la mayoría de los transportes que utilizan no están identificados, los periodistas pudieron constatar que la camioneta Nissan Frontier 4×2 plateada y doble cabina en la que se movilizaba el paramilitar, tenía placa M 175-870, registrada en la Dirección Nacional de Tránsito de la Policía Nacional a nombre de la alcaldía. Ya varios manifestantes han denunciado que los vehículos utilizados por estas bandas estan adscritos a instituciones estatales.
Posiciones privilegiadas
Así como los exámenes a los pacientes revelan el tipo de armas de fuego con las que fueron atacados, también pueden demostrar los ángulos desde dónde se les ha disparado y diversos doctores coinciden en que han sido disparados desde “posiciones privilegiadas”.
Amnistía Internacional, e inclusive, el informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ya han denunciado la presencia de francotidarores con experiencia en armas.
Disparos letales
“La mayoría de las muertes son fruto de tiros certeros a la cabeza, la yugular o el pecho, disparos que van directamente a matar, ejecutados por gente profesional. No son balas perdidas, son balas directas”, explicó la periodista nicaragüense, Ileana Lacayo. “Y es que los propios médicos y las organizaciones de derechos humanos han corroborado que las heridas de los manifestantes son causadas con un solo propósito, matar”.
Estas tomografías son de una víctima que falleció a las 3 de la madrugada en El Bautista. ¿Quién puede disparar con tanta precisión a la cabeza? ¿Vándalos con hechizas? Muy improbable. Quienes abren fuego tienen experiencias. Y la Fiscalía no creo que las delimite #SOSNicaragua pic.twitter.com/8MCsBlra9P
— Wilfredo Miranda (@PiruloAr) May 31, 2018
“Se mueven con total impunidad”
El disidente sandinista Enrique Sáenz aseguró que la sospecha de que estas bandas criminales esten integradas por miembros de fuerzas policiales resulta más que evidente por la “clara protección policial” con la que cuentan.
“Se mueven libremente con total impunidad”, aseguró.
De acuerdo a una fuente del diario Confidencial, vinculada a la Policia Nacional, los grupos paramilitares están conformados por trabajadores de la Alcaldía de Managua, asi como expolicías, excombatientes históricos y pandilleros.
“La misión es crear un ambiente de terror. Si tienen un objetivo, entonces lo secuestran y los trasladan a El Chipote para sacar información”, dijo.
A pesar de lo cruel que pueda resultar el hecho de que sea el mismo Gobierno el que controle a estas bandas criminales para tratar de frenar las protestas que exigen su salida, el plan de utilizar funcionarios disfrazados de civiles para aterrorizar a la población ya ha sido utilizada por otros gobiernos.
El régimen de Nicaragua hoy más que nunca parece repetir a cabalidad las políticas y los métodos represivos del dictador venezolano, Nicolás Maduro.
Hace un año, cuando Venezuela atravesaba una ola de protestas masiva, tal y como ocurre ahora en Nigaragua, también se denunciaba un “escuadrón de la muerte” que mataba, robaba y detenía arbitrariamente a sus ciudadanos que solo pretendían liberar a su país.
La historia se repite en otro territorio, pero con la presión correcta, los resultados podrían ser distintos para NIcaragua.