
El régimen de Daniel Ortega ha lanzado un operativo cuyo objetivo es despejar las vías vehiculares que han sido bloqueadas por civiles opositores a lo largo del país; sin embargo, la denominada “operación limpieza” parece más bien una cacería de manifestantes.
El nuevo plan del Gobierno, ejecutado por “fuerzas combinadas” integradas por policías, antimotines, paramilitares y trabajadores del Estado, ha desatado escenarios violentos en los que no solo se han limitado a remover las barricadas (como asegura el gobierno), sino que también se han allanado casas, se han detenido, torturado jóvenes y asesinado manifestantes.
Hoy #15DeJulio en los pueblos blancos al lado este de #Monimbó la población los filma para denunciarlos. Paramilitares orteguistas en su llamada “operación limpieza”. Siguen ensañándose en #Masaya #SOSMasaya #SOSNICACARAGUA #Nicaragua pic.twitter.com/O8S6qjYyUV
— Cristian Crespo F. (@cristiancrespoj) July 15, 2018
Tan solo el pasado domingo 15 de julio, el accionar del gobierno cobró la vida de al menos diez personas durante enfrentamientos en Masaya, Niquinohomo, Diriá y Diriomo, y generó la detención de unas 15 personas, según informó la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (Anpdh).
Luego de “neutralizar” a los manifestantes de las barricadas, “las fuerzas combinadas” realizaron un plan de “cacería” casa por casa en busca de opositores, denunció a EFE el secretario ejecutivo de la de la asociación de drechos humanos, Álvaro Leiva.
Habitantes de Granada, donde también llegaron las fuerzas de choque del régimen, denunciaron que civiles encapuchados entraron a las casas amenazando con armas de fuego, rompiendo puertas y empujando a las personas para sacar a los jóvenes.
Asimismo, los pobladores aseguraron que los manifestantes fueron golpeados y torturados antes de ser trasladados.
Cabe señalar que de acuerdo al Centro Nicaragüense de Derechos Humanos, la denominada “operación limpieza” dejó unas 38 víctimas fatales durante el pasado fin de semana, lo que implica un importante aumento del saldo mortal que ya se ubicó por encima de los 350 fallecidos desde el pasado 18 de abril, fecha en que inició la ola de protestas antigubernamentales.
Nuevo ataque a obispo
El pasado domingo, el obispo nicaragüense Abelardo Mata, uno de los mediadores y testigos por parte de la Conferencia Episcopal en el diálogo nacional entre el Gobierno y la opositora Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, fue interceptado y atacado por paramilitares cuando se disponía a llegar a la ciudad de Masaya.
A través de su cuenta en Twitter, el obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez denunció el ataque de civiles encapuchados contra Mata: “dispararon contra su vehículo, le quebraron los vidrios y quisieron quemarlo” .
LO ÚLTIMO. Civiles armados atacan vehículo en que se movilizaba el obispo Abelardo Mata de Estelí. El hecho ha ocurrido en Nindirí#SOSNicaragua
? Cortesía pic.twitter.com/3BT8vfCEWe— Eliud Garmendia (@eliudgf) July 15, 2018
Según Báez, el obispo se encuentra bien, pero no es la primera vez que se ataca a los religiosos que solo han tratado de encontrar una solución pacífica al conflicto.
“De mal en peor”
Muchos países ya han condenado la violencia ejercida por Ortega y sus fuerzas de choque, pero tras las últimas jornadas de represión, el ministro español de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, dijo que la situación que atraviesa Nicaragua “realmente va de mal en peor”.
El ministro español de Asuntos Exteriores, @JosepBorrellF, aseguró este lunes que en Nicaragua "la situación va de mal en peor", tras la violencia y víctimas mortales de las últimas jornadas en el país centroamericano. #16Jul #TVVNoticias #TVVenezuela pic.twitter.com/69gkTHhL0w
— TVV Noticias (@TVVnoticias) July 16, 2018
En un intento por buscar soluciones a la crisis, Borrell aseguró que hablará con el embajador de Nicaragua. Pero hasta ahora el Gobierno del país centroamericano no ha hecho más que negar la desmedida represión que ha ejercido e incluso ha tratado de culpar a los manifestantes de la violencia, por lo que probablemente se necesite ejercer mayor presión si se espera conseguir un cambio del régimen autoritario.