Con un enfático “¡Sí!”, el día de ayer, en medio de una entrevista en vivo para CNN, la senadora demócrata Elizabeth Warren dijo que las elecciones presidenciales primarias -donde el partido determina quién será su candidato para la presidencia- estaban arregladas para que gane Hillary Clinton y pierda su rival Bernie Sanders.
El periodista le dijo que la ex presidenta del Comité Nacional Demócrata Donna Brazile dio su opinión sobre el proceso de nominación presidencial al celebrar un acuerdo para controlar las operaciones cotidianas en el DNC” que “entró en vigor en agosto de 2015”, meses antes de que Clinton ganara la nominación.
Warren respondió que es un “problema real”; “Pero lo que tenemos que hacer como demócratas ahora es que este partido sea responsable”.
Tapper, el periodista de CNN, luego preguntó: “¿Estás de acuerdo con la idea de que estaba amañado?”
Warren respondió con un enfático: “¡Sí!”.
Las declaraciones de la senadora demócrata para el estado de Massachusetts tienen trascendencia no solo por su rol actual, sino por sus aspiraciones futuras. Ya es considerada públicamente como posible contendiente presidencial en 2020 y más allá.
Esta mañana el presidente Trump denunció lo sucedido. Utilizó el apodo “Pocahontas”, a modo de burla, ya que la senadora Warren alegó ser de ascendencia indígena para acceder a la Universidad de Harvard por medio de los programas de cuotas asignadas a minorías (en este caso étnicas); conocido como acción afirmativa.
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Pocahontas just stated that the Democrats, lead by the legendary Crooked Hillary Clinton, rigged the Primaries! Lets go FBI & Justice Dept.
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) November 3, 2017
Tweet del presidente Trump: “¡Pocahontas acaba de decir que los demócratas, liderados por la corrupta legendaria Hillary Clinton, amañaron las elecciones primarias! Vamos FBI y departamento de justicia.”
El 7 de noviembre está previsto la publicación del libro de la ex presidente interina titulado: La historia interna de los robos y despliegues que colocaron a Donald Trump en la Casa Blanca. Ahí detalla varias irregularidades dentro del partido que provocaron no solo la pérdida del partido demócrata en las elecciones presidenciales, sino cómo dentro del partido estaba todo acomodado para que Hillary Clinton triunfe sobre Bernie Sanders.
Por ejemplo, indica que el director financiero de la campaña presidencial de Hillary Clinton, Gary Gensler, le dijo que:
“Obama dejó al partido USD$ 24 millones en deudas, USD$ 15 millones en deudas bancarias y más de USD$ 8 millones debidos a proveedores después de la campaña de 2012, y lo había estado pagando muy lentamente. La campaña de Obama no estaba programada para financiarse hasta 2016. Hillary for America (la campaña) y Hillary Victory Fund (su fondo conjunto de recaudación con el DNC) se hicieron cargo del 80% de la deuda restante en 2016, alrededor de USD$ 10 millones, y había puesto al partido en una asignación”.
Asimismo, Gary dijo que el DNC necesitaba un préstamo de USD$ 2 millones y que la campaña había coordinado el pago.
A lo cual Brazile respondió: “¡No! ¡Eso no puede ser cierto! “; “El partido no puede sacar un préstamo sin el acuerdo unánime de todos los oficiales”.
Cuestionó cómo hicieron eso sin que lo supiera ella. Él respondió que no sabía cómo Debbie se relacionaba con los oficiales. Se refería a Debbie Wasserman Schultz , la ahora ex presidenta del DNC. Brazile menciona que así manejaba las cosas Debbie, no consultaba con el resto del equipo.
Gary describió al partido como completamente bajo el control de la campaña de Hillary, que era una sospecha y constante queja de los simpatizantes de Bernie Sanders.
Así que Brazile llamó a Sanders personalmente y se comprometió a averiguar la veracidad de estas afirmaciones. De esa manera constató que el DNC pendía de un hilo y fue la campaña de Hillary quien le dio dinero necesario para abastecerse mes a mes y así cubrir sus gastos básicos.
Entonces le preguntó a Gary: ¿Me estás diciendo que Hillary ha estado controlando desde antes de obtener la nominación?
Él respondió: “Ese fue el trato que Robby acordó con Debbie”. Se refería al director de campaña Robby Mook. “Fue para mantener el DNC. Le enviamos al partido casi USD$ 20 millones desde septiembre hasta la convención, y más para prepararnos para la elección”.
Gary dijo que el gasto era de USD$ 3,5 millones a USD$ 4 millones al mes.
Hace cinco años Brazile fue presidente interina. En aquel entonces, los gastos mensuales eran la mitad. Sostiene que el presidente del partido usualmente reduce el personal entre las campañas electorales presidenciales, pero Debbie decidió no hacerlo. Al contrario, metió muchos consultores en la nómina del DNC, y los consultores de Obama también estaban siendo financiados por el DNC.