Tras la liberación de su madre, se anunció la muerte del nicaragüense más joven abatido en la ola de represión de Daniel Ortega y los paramilitares sandinistas.
Murió a patadas. La plataforma de noticias Associated Press se comunicó con un grupo de jóvenes liberados de prisión, en vista que no había pruebas incriminatorias en su contra. Entre ellos estaba una pareja de jóvenes esperando un hijo al que los paramilitares mataron antes de nacer.
A lo largo de cinco días permanecieron detenidos. Durante el interrogatorio, a la joven madre le aplastaron los dedos, le golpearon las costillas, una policía le arrancó una uña del pie y cuando anunció que estaba embarazada, los golpes se enfocaron en la zona abdominal. “Cuando estaba en el suelo, me patearon”, declaró.
More than 2,000 people have been arrested in Nicaragua in nearly four months of unrest and official crackdown. https://t.co/4LXdBWQyrU pic.twitter.com/mBrrz0vuTj
— The Associated Press (@AP) August 10, 2018
Aunque fueron detenidos por la policía, la joven explica que los paramilitares participaron tanto de los interrogatorios como de las torturas.
La joven embarazada fue aislada de los demás. “Uno de los paramilitares me golpeó en el estómago”, explicó. Al exclamar que estaba embarazada, el paramilitar le respondió: “ahora te lo vamos a sacar’ y por último ‘tú te lo vas a comer vivo’”.
Tuvo una pérdida de sangre y aún así los golpes en la zona abdominal no terminaron.
Al quinto día de cautiverio, sin pruebas ni declaraciones en su contra, la joven estudiante de economía agrícola, su novio y amigos, fueron liberados.
De inmediato fueron al hospital y el diagnóstico fue claro, perdió a su hijo.
Según las cifras oficiales del gobierno, son 197 las muertes reconocidas por la ola de represión en pie desde abril.
No obstante, la Asociación Nicaragüense de Derechos Humanos (ANPDH) calcula 450 víctimas fatales y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que opera bajo la OEA, contabilizó 317.
Dado que Nicaragua es firmante del Pacto de San José y por tanto reconoce el derecho a la vida desde la concepción, correspondería sumar uno más a cada una de esas cifras.
Aunque conservaron sus vidas, los jóvenes padres perdieron a un hijo y fueron víctimas de tortura. El progenitor acusa haber sido quemado con un cigarrillo en los testículos.
La pareja pretendían escapar del país, pero fueron rodeados por un policía en moto y posteriormente por cinco patrulleros.
Al momento de ser embestidos, fueron requisados y la única prueba incriminatoria fue una bandera de Nicaragua en una de sus mochilas.
Para los policías, era indicio suficiente para ser identificados como manifestantes y por tanto enemigos. Pues, de acuerdo a las cifras del gobierno, 22 policías han resultados muertos por los choques con los manifestantes en las calles de Nicaragua.
“Estos son los terroristas que mataron a nuestro compañero”, exclamaron los uniformados al rodear a la pareja y sus amigos.
Junto a ellos fue detenida otra joven de 23 años que denuncia haber sido golpeada con la culata de un fusil. Otro estudiante detenido con ellos, de 20 años, declaró ser golpeado tanto en el estómago como en los testículos. Las señales visibles que tiene por el momento son las quemaduras sobre un tatuaje y la perforación en la ceja arrancada por la fuerza.
El conjunto de jóvenes fue amenazado con ser violado, tanto hombres como mujeres.
Fueron ordenados a mantener silencio, por ello aún no se atreven a decir sus nombres. Por el momento, solo se sabe que la joven madre tiene 21 años y era estudiante de economía agrícola.
A través de la muerte de su hijo demostró que en la Nicaragua de Ortega y los sandinistas el derecho a la vida no se respeta ni en la calle ni en el vientre.