Veinte mujeres detenidas, dos desaparecidas y dos hospitalizadas fue el saldo del domingo 14 de octubre en La Habana.
Como todos los domingos, las Damas de Blanco —mujeres que marchan para exigir la liberación de los presos políticos— fueron a misa a rezar antes de manifestar.
Todavía no se sabe el paradero de María Cristina Labrada ni de Micaela Roll. A través de la página oficial de las Damas de Blanco en Twitter se anunció su desaparición.
Asimismo, la organización notificó que dos damas fueron internadas en un hospital psiquiátrico. Se trata de Caridad Burunate y Tania Echeverría.
#Cuba momento en que fue arrestada ayer domingo la @DamasdBlanco Tania Echevarría al salir d su casa a la Iglesia d #Colón para orar por la libertad de los presos políticos🇨🇺 fue internada n el hospital Psiquiátrico @idolidiadarias @diariodecuba pic.twitter.com/lL6LbRcG0m
— Iván Hdez Carrillo🇨🇺 (@ivanlibre) October 15, 2018
Ambas mujeres salían de la vivienda de Burunate. Es decir, ni siquiera llegaron a la iglesia. Las fuerzas de seguridad las estaban esperando afuera de la vivienda, donde fueron interceptadas.
Cabe resaltar que el fenómeno que reprime a estas mujeres es duplicado. Por un lado, se limita su libertad de expresión por cuestionar un régimen que no permite disenso. Por otro, según postulados de Carlos Marx, el socialismo plantea que “la religión es el opio de los pueblos” y por tanto el materialismo debe primar por encima el espíritu, de modo que la religión se persigue en cuanto sirve de distracción para la revolución.
@DamasdBlanco @bertasolerf ,M.Roll y Ma Cristina.Labrada continuan detenida por D.S.E en #Cuba. se ignora su paradero, domingo tras domingo las detienen y el lunes las liberan . Actúan con absoluta impunidad @DiazCanelB pic.twitter.com/gj1eLBDilQ
— Damas de Blanco PREMIO ANDREI SAJAROV 2005 (@DamasdBlanco) October 15, 2018
En los tiempos del Che Guevara, por ejemplo, existían en Cuba las UMAP (Unidades Militares de Ayuda a la Producción) donde se enviaba a los hombres que no se consideraban aptos para la revolución armada.
Para sorpresa de muchos, ahí se internaba tanto a religiosos como a homosexuales. Es decir, cuando el socialismo avanza, quien tenga un amor —sea hacia alguien de su mismo sexo o por medio de una conexión con lo divino—que trascienda la revolución es enemigo de la misma. Pues el amor se considera “un fetiche burgués”.
Asimismo, se consideraba una debilidad amar y eso reducía las capacidades para la guerra. En el caso de los religiosos esto se potenciaba, pues no reconocían un gobierno terrenal, sino uno celestial y esto les volvía inútiles al momento de recibir las órdenes de un comandante que les podría exigir atentar contra uno de los mandamientos, como el caso de “no matarás”.
Y así, todo aquel que no pensaba como exigía el régimen empezó a caer en los campos de concentración.
Uno de ellos fue el cantante Pablo Milanés que logró escaparse y terminó primero preso y luego en un campo de trabajo forzado con condiciones aun más crueles.
Plantea que “fue condenar a miles de muchachos jóvenes a campos de concentración simplemente porque pensaban libremente, ni siquiera porque pensaban lo contrario, sino porque eran librepensadores y tenían opiniones”.
O sea, cualquier conducta que no encuadre dentro de lo requerido por la revolución, sea la fe, la sexualidad o las ideas, podía y puede privar a un cubano de su libertad.
Hoy, medio siglo después de la revolución, el ejercicio de la fe todavía se persigue en Cuba, con la misma fuerza que el cuestionamiento político.
Las Damas de Blanco son el testimonio vivo de aquello.
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