
El domingo 24 de noviembre, Uruguay votó a su nuevo presidente. A pesar del resultado mayoritario a favor del candidato de centro-derecha, Luis Lacalle Pou, el Gobierno aliado al socialismo del siglo XXI no reconoció el triunfo y anunció que hasta el viernes 29 de noviembre no se sabrá quién ganó las elecciones. Mientras tanto, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, declaró este lunes que viajará a Uruguay una vez que se confirme el triunfo de Lacalle Pou.
“No está confirmada todavía (la victoria). Yo pienso que difícilmente se revierta. Si ya hubiera sido declarado, lo hubiera llamado, así como la confirmación de nuestra ida”, dijo Bolsonaro para el portal Estadao de Brasil.
Así como en las elecciones argentinas, Bolsonaro anunció «Argentina hizo mala elección, no felicitaré a Fernández», condicionó su viaje a Uruguay. Si gana Lacalle Pou, irá a la asunción, de lo contrario no.
Pues el rival de Lacalle Pou es nada menos que Daniel Martínez, quien fue presidente de Ancap, la empresa estatal hidrocarburífera, que llevó a la quiebra. No sin antes haber ido de gira por Uruguay junto a Hugo Chávez.
Martínez es integrante de la reestructuración del socialismo internacionalista con el Grupo de Puebla. El México de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) es el anfitrión, en vista que el Foro de Sao Paulo (Brasil) fue desplazado por Bolsonaro, quien emprendió una cruzada contra el socialismo regional.
Martínez forma parte del Frente Amplio
Además, Martínez forma parte del Frente Amplio, el partido de gobierno que ha dirigido a Uruguay los últimos 15 años como satélite del castrochavismo. Uno de los ejemplos más significativos de ello es el hecho que el hijo del presidente saliente, Tabaré Vásquez, está a cargo de la inteligencia informática del régimen de Nicolás Maduro.
Javier Vásquez, el segundo hijo del Presidente de Uruguay, ganó $62 millones de dólares por la informatización de la empresa estatal de comunicaciones CGV, sumado a USD $4,5 millones que ganó por licencias y capacitaciones al Ministerio de de Ciencia y Tecnología. Además, la empresa Montevideo COMM cerró un contrato para la administración de portales por USD $1.200.000; también Geocom cobró USD $2,8 millones por un sistema de gestión para alcaldías y Artech Consulting tiene en marcha dos contratos por USD $3,5 millones y 670 mil dólares.
«Yo no quiero una Venezuela ni una Cuba en Uruguay»
Si se confirma el triunfo de la centro-derecha uruguaya, esa alianza se termina. No solo por la presidencia de Lacalle Pou en sí, sino por el auge de la derecha a nivel parlamentario.
El rechazo a década y media de corrupción, empobrecimiento, excesiva burocracia y complicidad con la tiranía cubana y chavista, generó una reacción en las urnas uruguayas. Con apenas cinco meses de existencia, Cabildo Abierto, logró cerca de 11 % de los votos y representación parlamentaria.
Manini Ríos, líder de Cabildo Abierto, pasó de ser candidato presidencial a ocupar el cargo de senador junto a su esposa, la exparlamentaria departamental (bajo el partido de Lacalle Pou, el nacionalista), Irene Moreira, quien anunció en campaña: «Yo no quiero una Venezuela ni una Cuba en Uruguay».
Tanto Bolsonaro como Manini Ríos, fueron candidatos que surgieron en rechazo al avance de la izquierda. Al igual que Bolsonaro quien fue capitán del ejército, Manini Ríos fue general y jefe del Comando Conjunto del Ejército, quien declaró: «desde ya decimos que nosotros no estamos dispuestos a tolerar que se nos use como parte de un plan continental que viene por nuestras libertades».
También afirmó que los uruguayos no quieren que los sigan «usando como peones de ajedrez para ejecutar libretos confeccionados por los centros de poder».
Aparece el dictador venezolano diciendo muy suelto de cuerpo que se está cumpliendo a rajatabla lo dispuesto por el Foro de San Pablo. ¿Qué está planificando en Uruguay, qué debemos esperar?
De modo que en medio de las “brisas bolivarianas” que acechan la región, en Brasil y Uruguay las enfrentan y triunfan en las urnas.
Falta confirmar el resultado final para que Jair Bolsonaro viaje al Uruguay para afirmar esa nueva alianza contra el socialismo regional.