Chile lleva cerca de dos meses de protestas, al menos 23 muertos y más de 4,5 millones de dólares en pérdidas por los destrozos, además de los más de 150 000 desempleados por la destrucción de sus puestos de trabajo. “Nuestra izquierda local no tiene esa capacidad”, dijo René Barba, concejal de la municipalidad de Lo Barnechea, de la capital chilena, durante su paso por Miami, EE. UU., donde busca respaldo frente al avance del proyecto socialista en la región.
Para Barba, la “violencia” en Chile “solo nos lleva a pensar que aquí está la mano del castrochavismo”, “es probable que esté buscando la prosperidad”, pues los regímenes de los Castro y Nicolás Maduro —aseveró— “necesita(n) recursos y nuestro país tenía un desarrollo que ahora no vemos”. Es decir, “quieren ordeñar la vaca”.
Ya a mediados de noviembre 50 extranjeros fueron deportados, 30 de ellos cubanos, 9 venezolanos y al menos un boliviano, “por protagonizar saqueos (…) por estar involucrados en desórdenes, atentar contra la autoridad y levantar barricadas”, dijo el Gobierno de la localidad de O’Higgins en un comunicado.
El mismo representante especial de Estados Unidos para la crisis en Venezuela, Elliott Abrams, indicó que “comienzan a abundar las pruebas de que hay un esfuerzo por parte de los regímenes en Cuba y Venezuela para exacerbar los problemas que está padeciendo Sudamérica”.
OEA acusó a Cuba y a Venezuela de desestabilizar la región
“Lo que está pasando en Perú, Chile, Ecuador, Argentina, Honduras es apenas la brisita, y viene un huracán bolivariano. Nosotros no estamos aislados en el mundo, por el contrario, Venezuela cada día está mas consolidada», dijo Diosdado Cabello, el número dos del régimen de Maduro, al cierre de una marcha realizada por seguidores del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
Frente a las declaraciones de Cabello, la secretaría general de la Organización de Estados Americanos emitió un comunicado donde afirma que “Las brisas bolivarianas no son bienvenidas en este hemisferio”: “Las actuales corrientes de desestabilización de los sistemas políticos del continente tienen su origen en la estrategia de las dictaduras bolivariana y cubana, que buscan nuevamente reposicionarse, no a través de un proceso de reinstitucionalización y redemocratización, sino a través de su vieja metodología de exportar polarización y malas prácticas, pero esencialmente financiar, apoyar y promover conflicto político y social”.
A través del algoritmo patentado por Google, PageRank, es posible rastrear no solo el origen de las publicaciones a favor de las manifestaciones, sino también su cantidad y frecuencia. ConnetaLabs analizó 4 807 736 tuits publicados entre el 20 de octubre y el 5 de noviembre, y a 638 893 usuarios que se destacaron por consignas como #ChileDesperto, #ChileSeCanso, #LaMarchaMasGrandeDeChile. Entre las 2 000 cuentas que más influencia ejercen se destacan las provinientes de Venezuela, comenzando por la cuenta de Maduro, referentes de su régimen, cuentas de medios financiados por el Estado, como Telesur y el medio oficialista ruso RT, cuyo referente local es Erika Ortega Sanoja.
Por ejemplo, en la foto de portada de su cuenta de Twitter, Sanoja aparece sonriendo junto al tirano Hugo Chávez y Diosdado Cabello, entre otros referentes del socialismo del siglo XXI.
Otro de los personajes con una fuerte influencia es Pablo Sepúlveda Allende, nieto de Salvador Allende —quien instauró el socialismo en Chile a principios de la década de los 70—, que forma parte del ministerio de la Cultura en Venezuela y es coordinador de la Red de Intelectuales, Artistas y Movimientos Sociales en Defensa de la Humanidad.
El socialismo no produce, redistribuye
Ya que el socialismo no produce sino que redistribuye recursos, requiere un anfitrión en donde parasitar. Por décadas Cuba se alimentó de la Unión Soviética. Tras su caída, el Foro de Sao Paulo se gestó para la reorganización regional. Venezuela cumplió un rol clave para ese fin a través de los recursos del petróleo. Cuando dichos bienes se volvieron escasos, dado el fracaso del sistema socialista, el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social de Brasil (BNDES), bajo el mando de Lula da Silva, financió la infraestructura cubana (también el Gobierno socialista de España).
Ahora, con Jair Bolsonaro en el poder, Brasil dejó de ser el banco de Cuba y Venezuela. También perdieron los ingresos de los médicos, a quien Bolsonaro no permitió residir en su país bajo condiciones esclavas. Solo en el 2016, los médicos cubanos que trabajan en el extranjero produjeron cinco veces más que la industria del turismo. Los médicos generaron USD 11 543 millones de dólares anuales, mientras que el turismo 2 800 millones.
Frente a esto, Cuba ha decidido apuntar hacia el país más próspero de la región para tener un nuevo anfitrión que le permita parasitar: Chile.