
Cristina Kirchner supo tener a su disposición todo el multimedio estatal argentino, no solo para enaltecer su imagen, sino también para insultar, amenazar y descalificar a la oposición. Tuvo sus cadenas oficiales y el manejo un gran número de medios privados, los que manejaba a su antojo por medio de la publicidad oficial financiada por los impuestos de los contribuyentes argentinos. Tuvo todo eso y mucho más para decir lo que quiso durante ocho años, pero ahora utiliza videos caseros y las redes sociales, como cualquier hijo de vecino.
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De la misma manera que en noviembre de 2015, cuando decidió hacer un reality show con el momento en el que debió presentarse para registrar sus huellas digitales, la expresidente realizó un video donde documenta un nuevo trámite judicial y repite que es una perseguida política.
“Hola, ¿cómo estás, buen día?” Comienza la filmación de una Cristina que busca mostrarse tranquila a pesar de las diversas causas que podrían llevarla a prisión como el dólar futuro, Hotesur, Los Sauces o la ruta del dinero K. Esto sin contar la posible reapertura de la denuncia del fiscal Nisman, que la señala como cómplice de encubrimiento del atentado a la AMIA.
“Vos te preguntarás para qué te hizo viajar a Buenos Aires más de 2500 kilómetros para hacer el trámite si a cinco cuadras de tu casa hay una oficina que toma las huellas dactilares y te da un certificado…eso te lo explico después, cuando vuelva de la oficina porque Bonadío hizo todo eso”, recita Cristina mirando a la cámara como si fuera la conductora de un programa de televisión del mundo del espectáculo.
A lo largo de los ocho minutos y medio Cristina se abocó a reivindicar su gobierno, que hizo “oficinas luminosas” como ésta donde se presento y cuestionó al juez Bonadío al que acuso de buscar una foto política de su entrada a Tribunales. El cortometraje finaliza con el argumento de que el actual gobierno “conculca derechos, rebaja los sueldos y mete presos ilegales como el caso de Milagro Sala”.
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Sus explicaciones sobre las causas que la tienen procesada y embargada no fueron parte de esta nueva entrega. Solo se repitió el discurso de victimización y persecución política.
“Hay objetivos de prescripción y de tapar lo que está pasando. Si no sacan a mis hijos y a mí en las tapas de Clarín tienen que sacar la desocupación, la falta de trabajo y las oficinas que cierran”, manifestó.