Este jueves la CGT (Confederación General del Trabajo) realizará un paro nacional en protesta contra el presidente argentino Mauricio Macri. En esta oportunidad diferentes circunstancias pueden hacer que esta medida de fuerza presente sus particularidades en relación a las clásicas movilizaciones que la central gremial suele hacerle, sobre todo, a los gobiernos no peronistas.
Una de las escenas repetidas de los paros de la CGT es el corte de todos los accesos (mediante la violencia) a la Ciudad de Buenos Aires. Estos “piquetes” tienen la finalidad de que las personas que llegan de trabajar desde la provincia encuentren imposibilitado el tránsito y decidan quedarse en sus casas. De esta manera los paros terminan teniendo un mayor nivel de acatamiento, pero no por la voluntad de los trabajadores, sino por la imposibilidad de movimiento y por el temor de alguna situación violenta.
En relación al paro de mañana, 6 de abril, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, advirtió que se utilizarán las fuerzas federales para evitar los cortes en los accesos. La funcionaria también manifestó que la central gremial ha tenido siempre una actitud poco solidaria con los gobiernos que no son de su signo político y que los jefes sindicales no defienden los intereses de los trabajadores. “No queremos que los empresarios le digan a sus empleados que se queden en sus casas. Queremos asegurar que el que quiera ir a trabajar pueda hacerlo”, destacó.
Otra novedad que brindará la jornada será la respuesta de los sectores ciudadanos que defienden la gestión de Cambiemos ante los ataques del peronismo. Luego de una exitosa marcha autoconvocada “en defensa de la democracia”, donde se escucharon cánticos como “no vuelven más” (en relación al kirchnerismo) se lanzó la campaña “Yo no paro”, donde trabajadores que cuentan con autos propios ponen a disposición sus vehículos para trasladar a vecinos y compañeros a sus lugares de trabajo.