En la historia del peronismo pos-Perón, el ciclo de los liderazgos efímeros coincidieron siempre es dos aspectos: la lealtad en el poder y el abandono cuando se deja la Casa de Gobierno.
Ocurrió con Carlos Menem, primer presidente justicialista, luego de la muerte del caudillo, y lo mismo pasó con Eduardo Duhalde, a solo dos años de entregarle la banda presidencial a su delfín, Néstor Kirchner.
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Para la elección legislativa de este año, en varias provincias Argentinas el peronismo parece comenzar a despegarse de la exmandataria Cristina Fernández, aunque todavía no hay un caudillo que aparezca para disputar las presidenciales de 2019.
En la provincia de San Luis los hermanos Rodríguez Saa, amos y señores de la provincia y del Partido Justicialista, relegaron a la kirchnerista Ivana Serrano al puesto suplente del Senado.
Las provincias de La Pampa y San Juan, a pesar de que sus gobernadores peronistas, en teoría, siguen alineados con la expresidente, no presentan candidatos kirchneristas en sus listas.
En el Norte argentino, más precisamente en el Chaco, el gobernador Domingo Peppo le frustró al exjefe de Gabinete de Cristina, Jorge Capitanich, la posibilidad de encabezar la nómina de legisladores nacionales. De esta manera el exfuncionario kirchnerista quedó relegado a la intendencia de la ciudad de Resistencia.
En la provincia de Tucumán el kirchnerismo duro deberá enfrentar al peronismo tradicional en las primarias de agosto, por lo que está obligado a tener un buen desempeño para aspirar a algún cargo en la lista definitiva de octubre.
Córdoba, Chubut y La Rioja también presentan panoramas adversos para los dirigentes de la expresidente, ya que, excluidos de las candidaturas oficiales del peronismo, deberán dar la batalla por afuera del partido en el marco de una oposición, de por sí ya muy dividida.
Fuente: Clarín.