Guillermo Moreno fue probablemente uno de los hombres que mejor representó al kirchnerismo. Se desempeñó en la Secretaría de Comercio y fue el responsable de la manipulación de los índices de inflación que reflejaba el INDEC (Instituto Nacional de Estadisticas y Censos). Peronista fanático e incondicional de Cristina Fernández, terminó el ciclo kirchnerista como Agregado Económico en la Embajada Argentina de Italia y ahora competirá por una banca como diputado nacional por la Ciudad de Buenos Aires.
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Polémico, como siempre, Moreno salió a respaldar a Jorge Castillo, dueño del predio informal más grande de Argentina, que cayó detenido luego de un enfrentamiento a los tiros con la policía. A la hora de defender al millonario dueño de “La Salada”, el exsecretatrio de Comercio de Cristina Kirchner esbozó una argumentación particular con una referencia bibliográfica que podía haberse esperado exclusivamente de un intelectual liberal:
“Hay algo que es muy interesante que lo discutamos, el tema de la generación de empleo a partir de microempresas, o lo que técnicamente se llama el sector informal urbano. Esto lo venimos estudiando. En América Latina desde la década del 90 y antes también. El primer libro sobre el sector informal urbano es del año 86 y el segundo es del año 88. El sector informal urbano es una realidad en Hispanoamérica que sobre todo se desarrolla en las economías andinas. Hay un antiguo economista peruano, Hernando de Soto, que hace un famoso libro, que se llama El otro sendero”.
Para el exfuncionario kirchnerista el sector informal “complementa” al formal y lo ejemplificó con el trabajo de un vendedor ambulante en la provincia de Tucumán en un aniversario el Día de la Independencia:
“Un 9 de julio a las 10 de la mañana vas a Tucumán. Te pasan vendidendo…no papelitos o productos chinos…te pasan vendiendo turrones. En una mano llevan las cajitas. ¿Qué marca son?”, le pregunta al conductor del noticiero de América 24. “Son Arcor. Es decir que hay una plata que sale del negocio formal, pasa al informal y después vuelve al formal”, advierte el kirchnerista que pareciera defender los ciclos espontáneos del libre mercado como si fuera un economista austríaco en lugar de peronista.
Más allá de lo cómico del lapsus libertario de uno de los hombres más cercanos a Cristina Kirchner hay que dejar en claro dos aspectos fundamentales para entender la problemática del sector informal:
Por un lado, el planteamiento (en abstracto) de Moreno es correcto. Inclusive cabe destacar que el macrismo ha sido más perjudicial que el mismo kirchnerismo con muchos trabajadores informales a los que se les ha quitado cualquier posibilidad de subsistencia.
Pero lo cierto es que no es una buena idea mantener un esquema que genera informalidad, para luego hacer la vista gorda con el sector que opera “fuera de la ley”. Aunque esto sea menos malo que reprimirlo. Una política pública positiva sería reducir la burocracia, los impuestos y todas las arbitrariedades gubernamentales que alejan a los emprendedores más humildes del sector formal de la economía. Cuando cualquier persona pueda registrar fácilmente su emprendimiento formalmente, se incrementará la productividad del emprendedor y de la economía en general. Mantener todas las trabas y después hacer la “vista gorda” genera empresarios mafiosos vinculados a la política, como el amigo de Moreno, que hacen fortunas por ofrecer protección y un espacio para trabajar a miles de trabajadores que no encuentran posibilidad dentro del mercado “legal”.
Fuente: América 24.