
Esta semana fue noticia que un ejemplar de el clásico de Karl Marx “El Capital” fue vendido en 40.000 dólares. Este precio extravagante para una de las biblias comunistas ya tiene sus antecedentes: recientemente una rara edición de tres tomos fue subastada por casi 52.000 dólares.
Lo paradójico es que el fenómeno detrás de estos acontecimientos refuta incuestionablemente las piedras angulares del pensamiento marxista. PanAm Post conversó con el economista argentino Iván Carrino al respecto:
Detrás de estos precios extravagantes por un libro de texto hay ciertas leyes económicas que tienen que ver con las valoraciones subjetivas de los individuos y con los recursos escasos. Pareciera que lo que genera el libro de Marx refuta lo que dice adentro, ¿no?
Efectivamente, que un libro cueste 40.000 dólares es una refutación práctica de la teoría del valor-trabajo de Marx. El economista alemán planteaba que los valores de cambio (los precios), estaban determinados por la cantidad de trabajo incorporado en ellos. Y entonces aquí tenemos un libro que seguramente incluyó la misma cantidad de trabajo que otros ejemplares similares de la época y que, sin embargo, se vende a precios que, en la época, no podría haber gastado ni el más rico de los reyes. ¿De qué depende el precio entonces? Claramente hay que buscar otra explicación, y las valoraciones y la escasez son lo que explican este fenómeno.
Para Carrino, la falla de las ideas de Marx es previa a las prácticas políticas: “Los resultados prácticos son catastróficos porque la teoría tiene pies de barro”.
Federico Fernández, titular de la Fundación Bases, opinó para este medio sobre la vigencia del marxismo como idea posible luego de todos los fracasos prácticos:
-¿Cómo explicas la vigencia de una teoría errónea que se refuta hasta con un fenómeno alrededor de su propio libro?
Creo que esto se explica porque el marxismo se ha convertido en una commodity capitalista. Esto se ve no sólo en las pequeñas fortunas por las que se paga una primera edición de El Capital, sino con el fenómeno detrás de las remeras del Che Guevara, estampadas en millones alrededor del mundo. Esto nos genera cierto placer por la ironía que representa la contradicción del socialismo, pero por otro lado es un llamado de atención porque es evidente que no hay una comprensión de lo que significan estas ideas. Creo que lo preocupante al respecto es que hoy, en Estados Unidos, estamos viendo varios políticos que ya no son marginales dispuestos a llevar a cabo una agenda socialista.