
La jornada de ayer se vio revolucionada cuando Sergio, hermano de Santiago Maldonado, reconoció a las seis de la tarde que el cuerpo hallado se trataba de su hermano. Más allá de que era prácticamente un hecho, la familia decidió postergar el anuncio hasta el momento en que se iba a comenzar con la autopsia en Buenos Aires.
A pesar de que trascendió que los primeros resultados forenses iban a estar recién para la próxima semana, los tiempos políticos apremian y en la mañana del sábado, a 24 horas del inicio de los comicios, el Gobierno de Mauricio Macri tuvo sus titulares soñados: Maldonado se ahogó y su cuerpo no presentaba lesiones de armas de fuego, balas de goma, piedrazos, cuchilladas… nada.
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La autopsia duró más de 12 horas y participó el Cuerpo Médico Forense de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, especialistas del Equipo Argentino de Antropología Forense, peritos de la Prefectura Naval Argentina y de las querellas de la causa.
El estudio reveló, además, que el cuerpo estuvo al menos 60 días en el agua, lo que contradijo las declaraciones de la abogada de la familia Maldonado, quien sugirió, al momento del hallazgo, que el cuerpo pudo haber sido “plantado”.
Sergio Maldonado mantiene un fuerte enfrentamiento con el Gobierno nacional y responsabilizó siempre a la Gendarmería por la desaparición de su hermano. La familia fue la que solicitó remover al primer juez de la causa, Guido Otranto, por haber sugerido que el desaparecido seguramente se habia ahogado, como finalmente se comprobó.
La politización del caso por parte de la izquierda y el kirchnerismo, que acusaron al Gobierno Macri de encubrir a la Gendarmería, supuestamente responsable, de una desaparición forzada con un posible homicidio, terminó de la mejor forma para el oficialismo: una autopsia, avalada por todas las partes, que descartó de plano la teoría que se buscó instalar: que había regresado el Terrorismo de Estado de la última dictadura militar.
En plena veda electoral y antes de que los argentinos voten, Macri tuvo su cierre de campaña soñado. No porque él haya buscado la politización del tema, sino porque a los que sí lo hicieron, les terminó saliendo “el tiro por la culata”.