En Argentina existen dos grandes partidos políticos tradicionales, que si bien ya no son garantía de éxito electoral por sí mismos, sin duda ofrecen la seguridad de la presencia territorial en todo el país. Ellos son el Partido Justicialista (peronismo) y la Unión Cívica Radical (UCR).
Por el lado del justicialismo, desde el enfrentamiento de Carlos Menem con Eduardo Duhalde, por la reforma constitucional y la frustración del sueño presidencial del segundo, el partido se encuentra dividido. Se dice que, producto de esta pelea, en 1999 Menem ayudó en las sombras al radical Fernando de la Rúa a llegar a la presidencia (venciendo a Duhalde) y en 2003 el partido llegó fraccionado en tres espacios. Luego el kirchnerismo tuvo un espacio del peronismo y gobernó en alianza con otros sectores y ahora el partido busca deshacerse de la expresidente Cristina Fernández para buscar un futuro de éxito electoral.
En la historia reciente del radicalismo, el último gran conflicto fue la conformación de lo que Néstor Kirchner llamó la “transversalidad”. El proyecto fue la invitación a “institucionalizar” el país en la primera presidencia de Cristina, secundada por el radical Julio Cobos, que fue acompañado por un sector del partido centenario al frente kirchnerista. Las promesas no se cumplieron y Cobos enfrentó al gobierno de entonces con el famoso voto “no positivo” ante el intento de aumento de impuestos agropecuarios. La transversalidad voló por los aires, el kirchnerismo se apoyó en el espacio izquierdista más combativo y la Unión Cívica Radical volvió a ser un espacio opositor durante el último mandato kirchnerista (2011-2015).
A partir del momento en que Elisa Carrió decidió formar un frente con Mauricio Macri para vencer al kirchnerismo, la UCR entró en el debate de si debía o no ser de la partida. Con Cristina había quedado un sólo dirigente radical de importancia, Leopoldo Moreau, quien hoy se convirtió en el vocero del nuevo frente Unidad Ciudadana. La justificación de Moreau para compartir espacio con Kirchner es que el radicalismo no puede ser “de derecha”, más allá de lo que el partido oficialmente decida.
Luego de una famosa asamblea partidaria, en vísperas de las elecciones que llevaron a Macri a la presidencia, la Unión Cívica Radical decide a nivel nacional formar parte del espacio que terminó siendo “Cambiemos”. De esta manera, y aprovechando la fortaleza territorial a nivel nacional (algo que Macri no tiene), la UCR consiguió gobernaciones, intendencias y puestos en los cuerpos legislativos en todo el país con la nueva coalición oficialista.
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Más allá del ámbito nacional, la Unión Cívica Radical en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires decidió apoyar al exembajador en Washington Martín Lousteau, quien renunció a su puesto luego de un año para competir electoralmente. Su intención era conseguir una primaria dentro de Cambiemos, pero según los dirigentes macristas Lousteau tiene una agenda propia y no es un aliado confiable. De esta manera Cambiemos no existe en la ciudad (porque no hay alianza formal con el radicalismo) y la lista que llevó a Carrió, que superó el 50 % y venció a Lousteau, se llamó “Vamos Juntos”.
Esta semana la jueza María Servini de Cubría suspendió el comicio interno del radicalismo porteño, agendado para el 19 de noviembre, luego de hacer lugar a los dirigentes partidarios que forman parte del grupo aliado a Macri y a los radicales de las provincias. Según el diputado electo, y veterano dirigente radical, Facundo Suárez Lastra, la Unión Cívica Radical impidió que los autodenominados “Radicales en Cambiemos” puedan participar de las elecciones internas. Esto sucedió porque los dirigentes de la ciudad, no alineados con el macrismo y socios del diputado electo Martín Lousteau, quitaron del padrón partidario a los afiliados macristas que fueron candidatos en las primarias por listas “no habilitadas por la UCR”.
“La medida cautelar que aquí se otorga tiene por naturaleza u objeto la clara premisa de impedir un cambio en la situación de hecho o de derecho respecto de los actores mientras dure el proceso y con miras a la eventual sentencia a dictarse. En virtud de ello, es que juzgo razonable hacer lugar a la misma”, manifestó la jueza.
Si bien no es claro como terminará esta historia, lo cierto es que los dos partidos tradicionales argentinos se encuentran divididos entre macristas y no macristas, y kirchneristas y no kirchneristas. De esta manera es claro que los protagonistas de hoy en día no son el radicalismo y el peronismo, sino las figuras de Mauricio Macri y Cristina Kirchner.
Fuente: Infobae