Al momento de la retirada kirchnerista, Mauricio Macri llegó al Gobierno de la mano de una coalición con Elisa “Lilita” Carrió y el centenario partido Unión Cívica Radical (UCR). La alianza era fuerte. Por un lado estaba el actual presidente como el entonces opositor más firme, la dirigente que si bien no contaba con un gran caudal de votos propios potenciaba enormemente a Macri y un partido tradicional que ofrecía el armado territorial como para imponerse en una elección nacional.
Cambiemos doblegó al kirchnerismo y el no peronismo tenía una nueva oportunidad de empezar y terminar un mandato constitucional, cosa que no pasa desde 1928 en Argentina.
Las vueltas de la política hicieron que Macri se asome al final de su mandato con algunas sorpresas: no solo cumpliría la totalidad de su Gobierno, sino que puede alcanzar la reelección. La “gobernabilidad” en el Congreso se la dio un sector del peronismo. El kirchnerismo, de ser la fuerza política hegemónica, se convirtió en una fuerza minoritaria, a la que Macri necesita con vida enormemente para dividir a la oposición. Y su propia alianza electoral es la causa de mayor preocupación con vistas al segundo mandato.
Carrió habla y Macri está más atento que cuando lo hace Cristina
Lilita más allá de los defectos que tenga pudo cumplir con una promesa de campaña a su propio espacio, que fue fundamental a la hora de convertir a Mauricio Macri en presidente de Argentina: ella dijo que iba a apoyar, pero también criticar, auditar y corregir. Estas palabras que suelen ser usadas a la hora de un armado electoral entre exadversarios, Carrió pudo hacerlas realidad. Pero esto, que conformó a su electorado, supo convertirse en una preocupación para Macri. La misma aliada que defiende su gestión denunció a su supuesto operador en la justicia (Daniel Angelici, presidente de Boca Juniors) y manifestó en varias oportunidades que el ministro de Energía, Juan José Aranguren, debía renunciar por el modo que llevó a cabo la política de reducción de subsidios del kirchnerismo, trabajando exclusivamente en el aumento de tarifas.
En un hecho inusual para con el Gobierno, Carrió presentó un Proyecto de Resolución, que seguramente contará con la inédita alianza de la oposición, para que el jefe de Gabinete, Marcos Peña, tenga que dar explicaciones sobre las tarifas energéticas:
“El proyecto pretende saber si existe un manual de normas y procedimientos, si los entes reguladores controlan, y de qué forma, que las empresas apliquen el cuadro tarifario en forma debida”.
El texto también solicita que “las autoridades de las empresas de energía eléctrica y gas natural, como así también las de las cooperativas eléctricas de las provincias, se presenten ante la Comisión de Defensa del Consumidor, del Usuario y de la Competencia de la Cámara de Diputados, para brindar explicaciones sobre el tema”.
En la UCR quieren más
Uno de los debates más frecuentes con respecto al radicalismo es si la alianza que ganó en 2015 es un Gobierno de coalición o una coalición electoral parlamentaria. Lo cierto es que desde el centenario partido perciben que no tienen demasiado espacio en las decisiones del Ejecutivo, por lo que piden pista para las elecciones del año próximo, donde además de bancas en el parlamento y ejecutivos provinciales y municipales, el radicalismo tiene las intenciones de ponerle a Macri el candidato a vicepresidente.
El peronismo sigue naufragando a la deriva
Por el lado de la oposición, pareciera que Macri tiene menos amenazas en comparación con los desafíos de su propio espacio. Todavía sigue sin resolverse la interna con el kirchnerismo y el Partido Justicialista fue intervenido, según los allegados a la expresidente, de forma conveniente al Gobierno de Cambiemos.
Cuando ya va siendo momento que el peronismo saque a la cancha a su candidato para vencer a Macri, lo cierto es que no solo no existe esa figura, sino que están tan preocupados en los conflictos internos entre kirchneristas y no kirchneristas, que 2019 pareciera ser el año en que no solo un no peronista terminó su mandato, sino que fue reelecto. Claro que para eso Macri tiene que tener éxito en el desafío más complejo que tiene: su frente interno.