Después de 12 años del control absoluto del Estado y de sus medios de comunicación públicos, así como de los fondos para comprar a los privados, el kirchnerismo tuvo serias dificultades para continuar su militancia y comunicación lejos del poder. Entre las estrategias que se adoptaron tras la llegada al poder de Mauricio Macri, y con la sorpresiva gobernación de María Eugenia Vidal en Buenos Aires, los seguidores y dirigentes políticos cercanos a Cristina Fernández lanzaron una estrategia low cost: la “micromilitancia”.
Esta adaptación del manual de comunicación de bajo presupuesto, hasta fue impresa en un instructivo que los fanáticos kirchneristas imprimieron y difundieron entre sus afines. Entre las estrategias de la “micromilitancia” se destaca el “trabajo de hormiga” callejero para desgastar al Gobierno actual. Para realizar esta labor es necesaria una persona extrovertida dispuesta a llamar la atención para criticar al macrismo donde se presente la oportunidad. En la fila para pagar alguna tarifa, si se escuchó alguna queja de alguien, en el supermercado ante cualquier comentario por los precios y la inflación, o ante la presencia de un funcionario, al que se le realiza un supuesto “escrache” espontáneo de ciudadanos indignados. Preferentemente, el episodio debe ser grabado para luego compartirse en las redes sociales.
Exiliados mentirosos
El jefe de Gabinete de Macri, Marcos Peña, sufrió durante la jornada de ayer en Nueva York uno de estos reclamos ciudadanos, que de espontáneo no tuvo nada, pero que de mentiroso tuvo bastante.
A la salida de un establecimiento, una mujer increpó a Peña, al que le obsequió una banana por considerarlo “el gorila del año”. Cabe destacar que la analogía con el animal es un recurso usual del peronismo de izquierda en Argentina para calificar a toda manifestación política que no le guste.
“Gracias por vetar la ley anti-ajuste, premio al gorila del año”, le increpó la mujer argentina, ante la mirada incómoda de Peña, que buscaba no perder la sonrisa. “Gobierno off shore..ustedes están haciendo morir de hambre a nuestros hermanos”, dijo otro hombre al funcionario macrista.
“Fascista”, “macartista”, “libertad a los presos políticos“, le dijo la mujer, que finalmente solo obtuvo una respuesta del funcionario: “Disfruten de Nueva York”.
“No podemos parar porque nuestras familias se están cagando de hambre”, le increpó el argentino indignado al embajador que salió a calmar los ánimos. Pero todo quedó en evidencia ante una pregunta del dipolmático:
Ante la consulta sobre si vivían en Estados Unidos, los indignados respondieron que sí, ya que por culpa de las políticas de Macri sus familias sufren de “hambre”. Sin embargo, apenas unos segundos después, con los ánimos más calmos, el funcionario le consultó si hacía mucho tiempo que se radicaron en los Estados Unidos. La verdad de una pronta respuesta traicionó al militante indignado que dijo, “hace muchos años”. Sin embargo, el Gobierno al que acusan de todos los males, asumió hace tan solo hace dos.
Fotos con Cristina y Hebe de Bonafini
Horas después de que el video del escrache se viralizara, los medios de comunicación confirmaron que la ciudadana indignada era una militante kirchnerista. Flavia Damico, pertenece a una agrupación K denominada “Unidad Ciudadana provincia 25”, que reúne a los seguidores de la expresidente que se encuentran en el exterior. En sus redes sociales, Damico publicó varias fotos con referentes como Cristina Fernández o la titular de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini.