Mauricio Macri es hábil. Aunque se le achacó que no tenía cintura política como para ocupar el Poder Ejecutivo de la República Argentina, los hechos mostraron todo lo contrario. Incluso, en más de una oportunidad, ha hecho caer a los experimentados peronistas en sus trampas a la hora de marcar la agenda política.
Cuando compitió con Daniel Scioli en 2015 por la presidencia, ambos candidatos se manifestaron “a favor de la vida” y “en contra del aborto”. Los dos desilusionaron a los votantes “pro vida” de ambos lados. Uno, de su solitaria banca en diputados votando a favor (luego de un escándalo mediático donde se supo que quiso hacer abortar a su exnovia). El otro, desde la Presidencia de la Nación, en su actitud de incentivar la aprobación de un proyecto, del que personalmente dice estar en contra. Pero esto tiene su lógica: los argentinos, en medio de una crisis económica, devaluaciones constantes e inflación persistente, nos distraemos de lo lindo. Andamos como perros girando que buscan desesperadamente morder su propia cola o gatos que quieren atrapar la luz roja de un puntero láser reflejado en la pared.
Puede que algunos no lo perciban, claro. Pero los que somos conscientes del pan y circo, hacemos la fila con la entrada en la mano, comiendo con gusto la baguette que nos dio el oficialismo. Y pasa en ambos lados. Con los que respiramos aliviados luego del resultado de ayer, porque consideramos que el aborto es injustificable, o con los más politizados del sector verde, que a pesar del rechazo mayoritario hacia presidente argentino, saben que el fanatismo con el que vivieron los últimos meses fue una contribución a la gran cortina de humo.
Pero ante la persistencia de la difícil situación económica, Macri y su asesor estrella, el ecuatoriano Jaime Durán Barba, decidieron seguir entreteniéndonos con el asunto. No pasó ni medio día luego del rechazo en el senado al polémico proyecto que el presidente argentino insistió con el tema:
“Queremos que esas chicas tengan la posibilidad de elegir y de que no sea su vía de desarrollo tener un chico cuando no están en condiciones”, dijo Macri esta mañana, al asegurar que el debate continuará con la reforma del Código Penal.
Aunque el presidente sigue manifestando estar personalmente en contra, insiste que no llegó al gobierno para imponer su forma de pensar.
De esta manera, no pasó ni un día y el debate volvió a comenzar. Si bien se espera una propuesta menos extrema al proyecto que fracasó anoche, el aborto y su penalidad continuarán en la agenda y en la discusión de todos los argentinos. Mientras tanto, Macri gana tiempo. Cada día que pasa con la economía lejos de la discusión pública, el presidente está más cerca de la reelección. El escándalo de los cuadernos y el colapso kirchnerista ante la corrupción evidente de las gestiones de Néstor y Cristina hacen el resto.