Llegando hacia el final del mandato de Mauricio Macri y Cambiemos, la propuesta de cambio parece incompleta. Si bien la necesidad de abandonar el rumbo que proponía el kirchnerismo era una obligación, los logros del actual Gobierno dejan mucho que desear.
Argentina continúa con un modelo proteccionista, de altos impuestos, déficit fiscal y no se ha cuestionado, ni desde lo retórico o moral, al estatismo imperante y agobiante. Sin embargo, haciendo un repaso por todo lo que ha dejado estos tres años de gestión, surge una diferencia importante en comparación con lo que se vivió en la década pasada: el tratamiento hacia los oficiales de policía que tienen que enfrentarse a los delincuentes en cumplimiento de la ley.
La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, es la cara del cambio de actitud del Estado argentino (al menos del Poder Ejecutivo) hacía los oficiales que lidian con situaciones complicadas luego de abatir a delincuentes en enfrentamientos armados. En la jornada de ayer, la funcionaria recibió y felicitó al gendarme Arsenio Narvay y a la efectivo policial Carla Céspedes.
El hombre de gendarmería estuvo detenido un año y tres meses en una cárcel de La Plata y la oficial de la policía acaba de ser absuelta tras pasar una semana presa. Ambos tuvieron dificultades con la justicia por abatir a delincuentes que se daban a la fuga tras desobedecer la voz de alto.
El caso de Naravay fue en agosto de 2017. Dos ladrones lo quisieron asaltar con armas blancas. El gendarme se resistió y hubo un forcejeo. Incluso sufrió un corte en una pierna producto del ataque de los delincuentes. Cuando pudo desenfundar disparó, hiriendo a un delincuente y ultimando al otro, de 18 años. Según Bullrich, el gendarme actuó de acuerdo al protocolo y no debe ser castigado.
Céspedes le disparó a un delincuente que portaba un arma de fuego luego de asaltar un supermercado en el barrio de Villa Crespo, Ciudad de Buenos Aires. Para la ministra de Seguridad, la oficial de policía también actuó en el cumplimiento del deber.
El caso que marcó el antes y después fue el del policía Luis Chocobar. El oficial abatió a un delincuente que apuñaló en reiteradas ocasiones a un turista norteamericano en el barrio de La Boca para quitarle su cámara de fotos. Rápidamente Bullrich y Macri respaldaron al oficial, en un hecho que marcaba un cambio de época en Argentina.
En declaraciones recientes, Bullrich manifestó que en Argentina cambió la doctrina y que se comenzó a cuidar a la víctima en lugar del victimario, por lo que hay que defender a los oficiales que se encuentran en estas situaciones de enfrentamientos.
Tanto el gendarme como la oficial han sido reinstalados en sus cargos, sin penas ni castigos. Incluso se habla de un posible reconocimiento para ellos en el futuro.