Cuando el ala “gradualista” ganó la pulseada dentro de la mesa chica de Cambiemos, el proyecto se planteó como un programa de ocho años. Los más optimistas se animaban a hablar incluso de “al menos” ocho años. Por aquellos días, a principios de 2016, la imagen de Mauricio Macri era sólida y solamente el kirchnerismo planteaba una oposición radical ante un nuevo y bien visto ciclo político.
Pero la complicada herencia kirchnerista, subestimada por un gobierno que sobreestimó también sus capacidades y virtudes, se llevó por delante los humildes logros del macrismo en sus dos primeros años. Desde 2018 Argentina volvió a caer en crisis y recesión, y los índices de pobreza e inflación pusieron en jaque el segundo término que hasta hace poco se daba por garantizado. Sin “plan b” sobre la mesa, el oficialismo aspira la mera supervivencia y al control del dólar, para evitar una nueva corrida que evapore las posibilidades que le queda.
Los números que recibe el gobierno muestran lo complicado de la situación y varios funcionarios de alto rango ya se presentan con nuevas estrategias buscando revertir la situación. En la jornada de hoy, Patricia Bullrich y Marcos Peña dejaron en claro que el oficialismo no puede seguir subestimando la situación y el descontento.
¿Indirecta o extorsión?
La ministra de Seguridad es una de las funcionarias de mejor imagen dentro de Cambiemos. Su perfil proactivo y sus declaraciones crudas generan, logicamente, buena recepción en un sector del electorado. En el medio de un oficialismo lavado, políticamente correcto y desabrido, Bullrich logra transmitir algo más que sus colegas ministros. Incluso su nombre sonó como para acompañar a Macri en la fórmula, pero el radicalismo reclama ese lugar para su partido.
En un encuentro esta tarde en el Rotary, la encargada de la cartera de Seguridad blanqueó que Macri podría perder y se animó a advertir las consecuencias de una posible caída de Cambiemos:
“Estamos a mitad del río”, señaló la funcionaria. “Si ustedes no nos acompañan, la Argentina vuelve a tener 70% de inflación”, señaló.
Para la ministra, el gobierno cometió “muchos errores no forzados, como cualquier buen deportista”. Reconoció también que “cada vez hay más pobres y menos clase media” y reconoció que Cambiemos no puede aplicar el plan económico que desea, porque “se choca con intereses mafiosos todos los días”.
Peña, en el Congreso, para las cámaras de televisión
El Jefe de Gabinete de Macri se presentó nuevamente en Diputados y aprovechó unos gritos de la bancada kirchnerista para insistir con la única estrategia que le queda a Cambiemos: la polarización con el espacio de Cristina Fernández.
“Yo creo que no nos vamos a ir en diciembre, los argentinos no quieren volver atrás, quieren seguir con el cambio”, dijo eufórico Peña, en medio de su discusión con los legisladores kirchneristas. Cuando la diputada Gabriela Cerruti le manifestó su indignación por la situación económica, el funcionario del oficialismo la increpó y le dijo que no le creía. “¿De qué indignación hablan? Los únicos cínicos son ustedes, porque ustedes dijeron que había menos pobres que Alemania. Ustedes fomentaron el clientelismo”, señaló exaltado.
“Nosotros o el desastre”: pero… ¿Qué ofrece Cambiemos?
La confianza en la reelección ha dado lugar al nerviosismo y a la estrategia agresiva. En Argentina, desde hace unos años, este estilo ha sido bautizado como la “campaña del miedo”. Exactamente lo mismo que hizo el kirchnerismo cuando amenazaba con el colapso total si ganaba Macri en 2015. El oficialismo pide un voto de confianza, pero a la vez pide un cheque en blanco. Desde el macrismo ya admitieron que la situación es igual a la del punto de partida, que cometieron varios errores y reconocen que pueden perder las elecciones. Ante esta circunstancia piden que la sociedad los acompañe, para poder “cruzar el río”. Pero aunque asumieron desaciertos, nadie ha dicho cuál es el programa superador. Por lo tanto, nadie sabe si lo tienen. Mario Vargas Llosa incomodó a su amigo Mauricio Macri con una pregunta complicada recientemente: “¿Piensa hacer lo mismo si gana las elecciones? ¿Va a cambiar algo?”. El presidente argentino, nervioso, dio una respuesta que dejó mucho que desear: dijo que piensan hacer “lo mismo”, pero “más rápido”.
La situación no es simple para el votante argentino este año. Mientras que la oposición propone más demagogia, populismo e irresponsabilidad, el oficialismo pide renovar un voto de confianza, sin decir una palabra de lo que piensan hacer si lo consiguen.